Decenas de sanitarios abandonan el hospital del ¨¦bola en Sierra Leona
El Ej¨¦rcito se despliega para impedir que los enfermos huyan de los centros
Saliu Yallo gesticula, nervioso. Est¨¢ en la puerta del centro de tratamiento para enfermos de ¨¦bola situado en el interior del hospital de Kenema, en Sierra Leona. Su hija de 10 a?os, Fatumata Yara Yallo, est¨¢ dentro. "La traje ayer al hospital porque ten¨ªa v¨®mitos y dolor de cabeza. Me la quitaron de las manos y la metieron ah¨ª dentro. Ahora no me dejan verla. S¨®lo quiero saber c¨®mo est¨¢", dice cabizbajo. Este comerciante de Kenema lleva 24 horas de incertidumbre, pero si se confirma que su hija padece ¨¦bola su drama s¨®lo acabar¨¢ de empezar. La peque?a Fatumata es s¨®lo una de las m¨¢s de 50 personas que est¨¢n ingresadas aqu¨ª, 20 de ellas pacientes confirmados de ¨¦bola. Y el lugar es de todo menos seguro.
Un poco m¨¢s all¨¢, Mariama Kamara parece m¨¢s tranquila. O resignada. Hace tres d¨ªas vio entrar a su marido Tidjiane en el centro y desde entonces monta guardia en el portal de uno de los pabellones del hospital. Ya ha visto salir tres cad¨¢veres, el ¨²ltimo de ellos hace unos minutos envuelto en una bolsa impermeable. "Lo peor es no saber", dice. El trasiego de personas es enorme. La mayor¨ªa lleva botas de agua, pero otros no. El Gobierno ha desplegado al Ej¨¦rcito en las puertas de los hospitales para impedir que los pacientes huyan, seg¨²n inform¨® en un comunicado. Pero tambi¨¦n para proteger a los centros sanitarios del miedo, transformado en ira, de la poblaci¨®n. Equipos de M¨¦dicos sin Fronteras ya han sido atacados a pedradas en Guinea. No ser¨ªa la primera vez.
"Ahora mismo est¨¢s en una zona contaminada", advierte un t¨¦cnico
Sin problemas ni preguntas, traspaso la puerta del centro de aislamiento. Instantes despu¨¦s me cruzo con un t¨¦cnico sanitario que me advierte: "Ahora mismo est¨¢s en una zona contaminada, no se est¨¢n respetando las medidas de seguridad en el tr¨¢nsito entre las ¨¢reas de bajo riesgo y de alto riesgo". Se ven algunos m¨¦dicos y enfermeras, no demasiados. Y este es otro de los problemas de este centro, el m¨¢s grande que gestiona el Gobierno de Sierra Leona en este momento con la ayuda de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Desde que estall¨® la epidemia han muerto aqu¨ª 14 miembros del personal sanitario, entre ellos el conocido m¨¦dico Umar Khan, que se ha convertido en un h¨¦roe nacional. Muchos de sus compa?eros, decenas de ellos ya no quieren venir a trabajar.
"No nos sentimos en absoluto seguros", dice la enfermera Nancy Djoko. "Hemos visto morir a nuestros compa?eros, ?t¨² qu¨¦ pensar¨ªas?". Ante tanta muerte, el Gobierno decidi¨®, hace cinco d¨ªas, pedir ayuda a M¨¦dicos sin Fronteras, organizaci¨®n que tiene personal con amplia experiencia en epidemias de ¨¦bola y que gestionan centros en Guinea, Liberia y la propia Sierra Leona. Hilda de Klerk es una experta de la organizaci¨®n humanitaria que ahora trata de asesorar a las autoridades acerca de este hospital. "Hay grandes necesidades, sobre todo de recursos humanos. Ha muerto mucho personal y el resto tiene miedo. Y tienen razones para tenerlo, porque para trabajar con ¨¦bola debe haber personas con experiencia que puedan mantener un alto nivel de seguridad. Lo contrario es peligroso", explica.
Solo dos o tres enfermeras se ocupan de m¨¢s de 50 pacientes
Tambi¨¦n se encuentra en Kenema el epidemi¨®logo franc¨¦s Philipe Barboza, enviado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). ¡°Nos encontramos con una estructura no adaptada para la explosi¨®n de casos que hemos vivido en las ¨²ltimas dos semanas. Si a esto sumamos que el personal ha desaparecido casi por completo, es un c¨ªrculo vicioso. Las dos o tres enfermeras que trabajan por turno para m¨¢s de 50 pacientes hacen lo que pueden, pero est¨¢n agotadas¡±, dice. Se prev¨¦ que en los pr¨®ximos d¨ªas todo el centro de aislamiento se traslade a un pabell¨®n que se est¨¢ habilitando al efecto y que lleguen como refuerzo m¨¦dicos y enfermeras que est¨¢n recibiendo una formaci¨®n espec¨ªfica por parte de la OMS.
El hospital est¨¢ casi parado. Los enfermos de otras patolog¨ªas, incluso las parturientas, intentan evitar venir a unas instalaciones donde saben que, ah¨ª al lado, est¨¢n los pacientes de ¨¦bola. ¡°A¨²n estamos en la fase de p¨¢nico¡±, asegura Barboza. "El nivel de informaci¨®n que tiene la gente es muy bajo y hay una insuficiente movilizaci¨®n social. El miedo provoca que la gente no declare la enfermedad o que lo hagan cuando ya es tarde".
Al salir vuelvo a encontrarme con Saliu Yallo. A¨²n no tiene noticias de su hija. Paro a un motorista, que me mira de arriba abajo antes de dejarme subir. "?Eres m¨¦dico?", me pregunta. "No, periodista", le respondo. Me permite montar. "Tengo miedo, todos tenemos miedo, los que dicen que el ¨¦bola no existe son est¨²pidos, ?es que no sabe que todos esos m¨¦dicos han muerto?", asegura mientras sale disparado de la puerta del hospital.
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