Una vocaci¨®n africana
El sacerdote Miguel Pajares ingres¨® en una orden religiosa con apenas 12 a?os Volv¨ªa siempre a su pueblo natal, donde recaudaba fondos vendiendo artesan¨ªa de Liberia
Miguel Pajares pidi¨® el relevo dos semanas antes de morir. Escribi¨® a la sede central de la orden de San Juan de Dios, en Roma, diciendo que la salud no le permit¨ªa ya cubrir todas sus funciones como prior en Monrovia (Liberia). Quer¨ªa pasar a un segundo plano, que le sucediera un hombre m¨¢s joven. Aquel 28 de julio le pudo el peso de sus 75 a?os, pero lo peor estaba por llegar. Pajares cuid¨® en esos d¨ªas al director del hospital cat¨®lico de San Jos¨¦ de Monrovia, Patrick Nshamdze, que cay¨® enfermo de manera fulminante, aunque las primeras pruebas no detectaron el ¨¦bola. Luego todo pas¨® muy r¨¢pido. El contagio del religioso espa?ol, el de otros tres compa?eros, el anuncio de que ser¨ªa trasladado a Espa?a solo con una de las religiosas de la orden...
"No puedo irme sin las hermanas", le dijo a fray Pascual Ahodegnon, benin¨¦s y cuarto consejero general de la orden de San Juan de Dios. Le convencieron de que deb¨ªa volver en el avi¨®n militar medicalizado. "Fig¨²rese, despu¨¦s de todas las gestiones, pero se march¨® con todo el dolor de su coraz¨®n", recordaba este martes Ahodegnon al tel¨¦fono desde Roma, a¨²n consternado por el r¨¢pido avance de los acontecimientos. En ?frica, en Europa y, sobre todo, en su pueblito natal siguieron la evoluci¨®n de Pajares llenos de esperanza hasta el ¨²ltimo momento.
"Nos ha dejado rotos", comentaba a mediod¨ªa su hermano Emilio Pajares, con el que guardaba gran parecido, cerca de la plaza de Espa?a de La Iglesuela (Toledo). En el centro del pueblo, donde est¨¢ la casa de piedra de dos plantas que le vio nacer, las banderas ondeaban este martes a media asta. "Era un hombre bueno", repet¨ªan en el pueblo distintos vecinos. Por esas mismas calles corr¨ªa el ni?o Pajares, un zagal "muy majo y muy delgadito", como recordaba este martes un paisano de su edad y compa?ero de colegio. Con 12 a?os abandon¨® la localidad ubicada entre la Sierra de San Vicente y el Valle del Ti¨¦tar e ingres¨® en la Escolan¨ªa de San Rafael. Ah¨ª empez¨® una vocaci¨®n que le empuj¨® a estudiar tambi¨¦n enfermer¨ªa y que acab¨® llev¨¢ndole a ?frica y apart¨¢ndole de las calles de piedra de La Iglesuela y de su humilde familia, con cinco hijos varones. Pero volv¨ªa, volv¨ªa siempre.
Al menos una vez al a?o se le pod¨ªa ver vestido de paisano siguiendo los partidos del Real Madrid, del que era forofo, con una cerveza sin alcohol. En la habitaci¨®n donde dorm¨ªa cuelga a¨²n la bufanda blanca de su equipo y una fotograf¨ªa recuerda su encuentro con el papa Juan Pablo II. Pajares siempre llegaba al pueblo cargado de artesan¨ªa de Ghana, Sierra Leona o Liberia, los tres pa¨ªses donde pas¨® parte de sus 18 a?os como misionero en ?frica. Y los vend¨ªa en los mercadillos y en las fiestas locales de la Virgen de la Fuensanta para recaudar fondos. Visitaba la ermita y atend¨ªa a los enfermos, como en la misi¨®n.
"Ven¨ªa a ver a mis padres, que ya est¨¢n mayores y se tiraba horas hablando con ellos", recordaba este martes Domingo Gonz¨¢lez, otro vecino, en la plaza central de La Iglesuela. Tambi¨¦n daba misa "en las fiestas importantes", seg¨²n el alcalde del pueblo, V¨ªctor Elvira (PSOE), que fue su monaguillo.
Sent¨ªa que el mundo entero les hab¨ªa abandonado Ahodegnon, consejero de la orden religiosa de San Juan de Dios
En su ¨²ltima visita, en junio, estuvo descansando y tomando sus medicinas para el coraz¨®n. Otra de las veces que vino, para asistir al entierro de uno de sus hermanos, estaba siguiendo un tratamiento contra la malaria.
Quer¨ªa jubilarse en septiembre. Pero este martes se lo llev¨® por delante un virus sin cura: el ¨¦bola. "Siempre dio todo por los dem¨¢s", comentaba a las puertas de la casa familiar su hermano Emilio. El brote m¨¢s dram¨¢tico de esta enfermedad fue su gran preocupaci¨®n durante los ¨²ltimos meses de su vida. Ahodegnon, el consejero de San Juan de Dios, fue a visitarlo en marzo y coincidi¨® con ¨¦l en Ghana en mayo. "Nos mandaba cartas diarias detallando los problemas y el peso de la asistencia a los enfermos, sent¨ªa que el mundo entero les hab¨ªa abandonado", a?ade.
"Lo importante es que el mensaje de Miguel permanezca, que quede constancia de la misi¨®n que hac¨ªa", ha recalcado este martes su sobrino Javier. El misionero de La Iglesuela quer¨ªa morir en ?frica. "Su familia estaba ahora all¨ª", reflexionaba su hermano Gregorio. Y esperaba ser enterrado en el pante¨®n del hospital de San Rafael, en Madrid. Sus m¨¢s allegados le despedir¨¢n este mi¨¦rcoles en una ceremonia privada. M¨¢s adelante, quiz¨¢ cuando amaine el ¨¦bola, habr¨¢ otra misa para ¨¦l en Monrovia. Recordar¨¢n al hombre atento, el religioso vocacional que se volcaba en los enfermos y en sus familias. El primer europeo repatriado por ¨¦bola, que puso el foco de atenci¨®n sobre el mal olvidado que llevaba meses despleg¨¢ndose sin apenas testigos al otro lado del mar.
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