El oc¨¦ano se encuentra mejor de lo que los cient¨ªficos pensaban
El proyecto espa?ol Malaspina servir¨¢ como referencia para estudiar la evoluci¨®n del mar.
El ¨²ltimo pron¨®stico sobre el estado de salud de los mares del planeta es una buena noticia: "El oc¨¦ano global est¨¢ mejor de lo que se pensaba; la capacidad de degradaci¨®n de los contaminantes y pl¨¢sticos es mayor de lo que cre¨ªamos; las medusas no est¨¢n aumentando globalmente [como se tem¨ªa por el cambio clim¨¢tico]; la acidificaci¨®n del agua est¨¢ ocurriendo, pero es menos severa, en cuanto a sus efectos biol¨®gicos, de lo estimado, y las reservas de peces son entre 10 y 30 veces superiores a los c¨¢lculos previos, y no se pescan", resume Carlos Duarte. Este ocean¨®grafo es el impulsor y director del proyecto Malaspina, una gran iniciativa de la ciencia espa?ola que se materializ¨® en la circunnavegaci¨®n del planeta entre 2010 y 2011, recorriendo todos los oc¨¦anos excepto los polares y tomando muestras en ellos.
Unos 80 cient¨ªficos se re¨²nen esta semana en Barcelona para discutir y poner en com¨²n los resultados que ya van surgiendo de la expedici¨®n, aunque todav¨ªa no se ha concluido m¨¢s que aproximadamente el 10% de lo que se espera que sea la producci¨®n cient¨ªfica de Malaspina.
El diagn¨®stico positivo no quiere decir, ni mucho menos, que no haya problemas acuciantes, como la presencia de contaminantes en el oc¨¦ano. La expedici¨®n ha permitido determinar c¨®mo se distribuyen globalmente las dioxinas, compuestos generados en la combusti¨®n de residuos org¨¢nicos. "Las concentraciones son mayores cerca de los continentes que en las zonas centrales de los oc¨¦anos, lo que se explica por los procesos de degradaci¨®n durante el transporte, ya que se depositan directamente desde la atm¨®sfera", explica Jordi Dachs, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar. No hay ni una sola muestra de la expedici¨®n, y son cientos las tomadas en m¨¢s de 140 sondeos en los oc¨¦anos, que no tenga contaminantes, precisa Dash.
No hay isla de pl¨¢stico
"Esa famosa isla de pl¨¢sticos, supuestamente entre la costa estadounidense de Oreg¨®n y Hawai, no existe", se?ala rotundo Carlos Duarte. Es cierto que hay cinco zonas de grandes acumulaciones de residuos pl¨¢sticos en el oc¨¦ano abierto, que son zonas relativamente aisladas donde la circulaci¨®n oce¨¢nica introduce la contaminaci¨®n y no la saca, pero no es una isla, ni cinco, explica el ocean¨®grafo. "La concentraci¨®n de pl¨¢sticos all¨ª es de en torno a 200 gramos por kil¨®metro cuadrado; desde luego no es la isla que tanto se ha aireado", recalca Duarte.
La contaminaci¨®n por residuos pl¨¢sticos en los oc¨¦anos tiene escala planetaria, pero se produjo un fuerte incremento de estos materiales entre los a?os cincuenta y ochenta del siglo pasado y ahora no est¨¢ aumentando su masa en los oc¨¦anos aunque la producci¨®n sigue creciendo, han constatado los cient¨ªficos. "Tal vez los pl¨¢sticos sean degradados por microorganismos", sugiere Duarte. "O esos materiales se fragmenten hasta part¨ªculas tan peque?as que se escapan a nuestras redes de sondeo, o algunos animales los est¨¢n consumiendo... no lo sabemos", explica el ocean¨®grafo. Y a?ade: "Un 2% de los pl¨¢sticos que se producen en el mundo llegan a la costa, la mitad se hunde en el agua y la otra mitad entra en la circulaci¨®n oce¨¢nica, pero en realidad hemos encontrado solo el 1% de lo que deber¨ªa haber".
Una aportaci¨®n fundamental de la expedici¨®n Malaspina que se repite en todas las ¨¢reas de investigaci¨®n abordadas es la ampliaci¨®n de los muestreos a pr¨¢cticamente todo el planeta, mientras que, hasta ahora, hab¨ªa zonas estudiadas ¡ªsobre todo el Atl¨¢ntico¡ª, y otras pr¨¢cticamente desconocidas, se?alan los investigadores. As¨ª, la investigaci¨®n espa?ola se convierte en una especie de a?o base global sobre el que se podr¨¢n referenciar en el futuro m¨²ltiples investigaciones de la evoluci¨®n del estado de los mares.
Con un presupuesto total de seis millones de euros, m¨¢s el coste de los buques utilizados en la circunnavegaci¨®n ¡ªel Hesp¨¦rides y el Sarmiento de Gamboa¡ª ha sido "el mayor proyecto interdisciplinar que se ha hecho sobre cambio global", recalca el CSIC. Tom¨® el nombre de la expedici¨®n cient¨ªfica espa?ola que comand¨®, a finales del siglo XVIII, el marino Alejandro Malaspina.
Tambi¨¦n los sondeos de biomasa de peces realizados a profundidades de entre 400 y 700 metros han dado una sorpresa positiva a los cient¨ªficos. "Son peces de entre 5 y 20 cent¨ªmetros de longitud, como el pez linterna, el pez drag¨®n o el pez de luz, y son mucho m¨¢s abundantes en las cuencas centrales subtropicales de lo que se estimaba, entre 10 y 30 veces m¨¢s", explica Duarte, investigador del CSIC y prestigioso ocean¨®grafo internacional. "Se pensaba que las aguas, a esas latitudes son pr¨¢cticamente un desierto y no es as¨ª. Lo que pasa es que la vida se esconde en las profundidades de d¨ªa porque aproximadamente una tercera parte de esos peces ascienden de noche a alimentarse a la zona m¨¢s superficial del agua", a?ade.
Lo que Duarte ve con pesimismo es la perspectiva de la continuidad de la investigaci¨®n sobre tanta informaci¨®n obtenida. "?D¨®nde est¨¢n, d¨®nde van a estar, las manos y los cerebros para hacer ese trabajo cient¨ªfico? Muchos investigadores j¨®venes han tenido que dejar el pa¨ªs o est¨¢n en el paro. ?Y la siguiente generaci¨®n de cient¨ªficos espa?oles? Estoy muy desanimado", asevera. Un experimento que se mont¨® sobre la marcha fue medir la radiactividad en el Pac¨ªfico tras el accidente de la central japonesa de Fukushima, en marzo de 2011. Un par de meses despu¨¦s, el Hesp¨¦rides surc¨® el oc¨¦ano tomando datos y no registr¨® niveles de radiactividad por encima de lo normal.
M¨¢s de 4.000 muestras para la ciencia del futuro
Entre 4.000 y 5.000 muestras de la expedici¨®n Malaspina, duplicados del material con el que los cient¨ªficos est¨¢n trabajando est¨¢n guardadas para los investigadores del futuro. Son cinco tipos de colecciones almacenadas ya en cuatro sedes, a las que no se podr¨¢ acceder hasta 10 o 20 a?os (tienen diferentes fechas de embargo dependiendo del material).
La idea es conservar esos testigos del estado actual de los oc¨¦anos para que los cient¨ªficos de las pr¨®ximas generaciones tengan material de base con el que estudiar la evoluci¨®n de los procesos oce¨¢nicos o incluso para abordar con enfoques novedosos de investigaci¨®n las muestras de a?os antes. Las cuatro sedes son: la Universidad de C¨¢diz, el Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), en Barcelona; el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y el Instituto de Diagn¨®stico Ambiental y Estudios del Agua, tambi¨¦n del CSIC, donde se guardan las muestras de contaminantes.
En lo que s¨ª est¨¢n trabajando, aunque los especialistas saben que tienen labor para muchos a?os, es en la secuenciaci¨®n masiva de genes microbianos, con m¨¢s de 2.000 muestras extra¨ªdas en el Atl¨¢ntico, el ?ndico y el Pac¨ªfico. "Se trata de evaluar la abundancia y diversidad de microorganismos del oc¨¦ano profundo global [exceptuando los oc¨¦anos polares], hasta 4.000 metros de profundidad", explica el cient¨ªfico Josep Gasol, investigador del CSIC.
"Desde fuera todo el oc¨¦ano parece igual, pero no es as¨ª, las muestras son bastante distintas entre las diversas cuencas", a?ade. "El 50% de todas las especies que tomamos en los 240 litros de agua de cada muestreo, son especies nuevas", se?ala Duarte. Esta colecci¨®n de gen¨®mica microbiana marina, "la primera del mundo a escala global", se?ala el CSIC, "aportar¨¢ nuevas claves sobre un reservorio de biodiversidad a¨²n por explorar, ya que podr¨ªa suponer el hallazgo de decenas de millones de genes nuevos en los pr¨®ximos a?os". Y los genes nuevos pueden significar nuevas aplicaciones en m¨²ltiples campos.
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