¡°Nos dec¨ªa que en Espa?a sobran m¨¦dicos y que en ?frica faltan muchos¡±
La familia de Manuel Garc¨ªa le recuerda en su pueblo natal
Cada d¨ªa, a primera hora de la ma?ana, Manuel Garc¨ªa Viejo se levantaba de la cama para arreglar el jard¨ªn de la casa de su hermano Antonio y de su cu?ada, donde dorm¨ªa cuando volv¨ªa a su pueblo natal, Folgoso de la Ribera (Le¨®n). Aprovechaba para recoger las hojas de los ¨¢rboles y cuidar el huerto, donde este domingo asoma alg¨²n tomate. Llevaba casi tres d¨¦cadas como misionero en ?frica: la mitad en Sierra Leona y la mitad en Ghana. Pero ¨²ltimamente reservaba cada a?o un mes para volver a Espa?a y visitar a su familia. Para este 2014 ya ten¨ªa tambi¨¦n billete. Su avi¨®n deb¨ªa aterrizar en Madrid el 7 de septiembre y al aeropuerto ir¨ªa a recogerlo su sobrina, como hac¨ªa siempre. Los planes se truncaron.
Las sospechas de que hab¨ªa contra¨ªdo el ¨¦bola le obligaron a retrasar el viaje. Le pusieron en cuarentena y la fecha prevista se pas¨®. Entonces, este s¨¢bado, se confirmaron los peores presagios. Este hermano de la Orden de San Juan de Dios, de 69 a?os y cirujano de profesi¨®n, ten¨ªa el virus. Y la noticia ha corrido hasta las calles de su infancia, hasta la iglesia de este peque?o pueblo berciano. All¨ª, sus paisanos le han recordado en la misa del domingo. ¡°Se desvive por ayudar a los dem¨¢s¡±, cuenta una vecina. ¡°Es un hombre sencillo¡±, lo describe el p¨¢rroco, que cuenta c¨®mo se sumaba a los oficios cada vez que regresaba a la localidad.
El menor de cinco hermanos ¡ªuno de ellos ya muri¨®¡ª, Manuel dej¨® Folgoso con 12 a?os para irse a ¡°estudiar con los frailes¡±. Curs¨® la carrera de Medicina en Salamanca y despu¨¦s ejerci¨® un tiempo en el hospital de Le¨®n. Hasta que se march¨® a ?frica. ¡°?l era feliz all¨ª. Aquello era lo suyo. No quer¨ªa volver, por m¨¢s que se lo ped¨ªamos¡±, cuenta su familia, que aguarda la llegada del avi¨®n medicalizado que repatriar¨¢ al misionero: ¡°Nos dec¨ªa que aqu¨ª sobraban m¨¦dicos y que all¨ª hac¨ªan falta muchos. Nos contaba c¨®mo los ni?os se le mor¨ªan de hambre¡±. Por eso, la maleta se la llevaba siempre llena de medicinas. Y la tra¨ªa repleta de figuras de madera que decoran las casas de sus allegados.
Y, de nuevo, volv¨ªa a marcharse con m¨¢s medicamentos. Porque nadie lograba convencerle para que se quedara en Espa?a, pese a que padec¨ªa malaria y tambi¨¦n del coraz¨®n ¡ªde hecho, ten¨ªa consulta en septiembre en Madrid¡ª. ¡°Y qu¨¦ hago yo aqu¨ª, nos dec¨ªa¡±, destaca la familia de este m¨¦dico que anda 10 kil¨®metros al d¨ªa cuando est¨¢ en Folgoso, llega de ?frica con un pantal¨®n de flores y unas chanclas desgastadas, y que siempre tiene la mente puesta en su ¡°verdadero¡± hogar: los ¨²ltimos 15 a?os, en Sierra Leona.
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