Buena leche
Sigan fi¨¢ndose de la mejor ciencia disponible. En cada momento.
Mucha gente se irrita cuando le cambian los preceptos nutricionales para vivir 100 a?os. Es l¨®gico, porque uno se pasa veinte a?os tragando aceite de coco o de ricino, d¨¢ndose esencias de cactus en las partes blandas o pasando m¨¢s hambre que el perro de Carpanta, y de repente llega un estudio y le revela que se ha pasado media vida haciendo el idiota. Pero as¨ª es como progresa el conocimiento. Cuando uno no tiene datos epidemiol¨®gicos ¨Cque correlacionan lo que hace la poblaci¨®n con su salud o la falta de ella¡ª tiene que fiarse de principios b¨¢sicos, que han sido deducidos de otros sistemas y se basan en una creencia muy generalizada entre los cient¨ªficos: que lo que ocurre en alguna parte, ocurrir¨¢ en todas.
Naturalmente, esto es solo el mejor enfoque disponible en ausencia de datos epidemiol¨®gicos o ensayos cl¨ªnicos. Cuando la epidemiolog¨ªa habla, los principios generales deben callar. Y esto es lo que vemos ahora con la leche entera. En ausencia de datos epidemiol¨®gicos, lo m¨¢s sensato era suponer que las grasas saturadas de la leche entera ser¨ªan un mal consejo para las personas con riesgo cardiovascular, o incluso para las que quisieran evitarlo. La leche entera tiene grasas saturadas, as¨ª que mejor desgrasarla, o no tomar leche en absoluto. Bien. Pero ahora han venido los datos de poblaci¨®n. Y contradicen de plano las comprensibles intuiciones del pasado.
Son grandes datos. M¨¢s de cien mil personas de 21 pa¨ªses, en un estudio epidemiol¨®gico que empez¨® en 2003 y ha registrado los h¨¢bitos alimentarios, la salud y, por supuesto la muerte de cada participante, con la habitual flema estad¨ªstica. El resultado es que la gente que toma l¨¢cteos tiene menor riesgo cardiaco, y eso despu¨¦s de descontar todos los dem¨¢s factores que pudieran intervenir, como por ejemplo que las mismas familias que toman l¨¢cteos hagan tambi¨¦n m¨¢s ejercicio, o tengan una protecci¨®n gen¨¦tica frente al infarto. Esto es as¨ª en cualquiera de los 21 pa¨ªses analizados y, verdaderamente, no tiene mucha pinta de ser un artefacto.
Ya nos ha pasado m¨¢s veces. El temido huevo, que priv¨® a los pacientes con el colesterol alto de uno de los mayores placeres que ofrece la vida en un mundo con gallinas, acab¨® revel¨¢ndose como un cordero con piel de lobo: nadie ha muerto por tomar un huevo al d¨ªa. Hace unos a?os pas¨® tambi¨¦n con el caf¨¦, que se hab¨ªa considerado un factor de riesgo y en realidad alargaba la vida de la gente. Sigan fi¨¢ndose de la mejor ciencia disponible. En cada momento.
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