¡°El informe de abusos en la Iglesia alemana es solo la punta del iceberg¡±
Matthias Katsch sufri¨® abusos en un colegio jesuita y cree que los casos en Alemania son m¨¢s de los que cifra un reciente informe
Matthias Katsch fue una de las primeras voces que se atrevi¨® a hablar de los abusos que sufri¨® en un colegio de jesuitas de Berl¨ªn. A ra¨ªz de esc¨¢ndalos como el suyo, en el colegio Canisius, destapado en 2010, la Conferencia Episcopal alemana decidi¨® poner en marcha una investigaci¨®n interna cuyas conclusiones se filtraron el mi¨¦rcoles a la prensa y que cifran en 3.677 los menores abusados documentados en los ¨²ltimos 70 a?os. Katsch cree que esa cifra se queda corta, para empezar, porque la Iglesia no ha abierto sus archivos a los investigadores y porque muchas pruebas se han destruido. Pero adem¨¢s, porque colegios como el suyo no han sido objeto de estudio. Pero este consultor de empresas de 55 a?os tambi¨¦n cree que asistimos a un momento clave, en el que la Iglesia tiene que reconocer que se enfrenta a un problema ¡°global¡± y ¡°sist¨¦mico¡± .
Katsch mont¨® hace ocho a?os junto con otros afectados una peque?a asociaci¨®n, la Eckiger Tisch, y tambi¨¦n forma parte del consejo de v¨ªctimas de abusos sexuales, que asesora al Gobierno alem¨¢n sobre estos asuntos.
Pregunta. ?Cree que el informe que ha encargado la Conferencia Episcopal supone un avance para encontrar justicia?
Respuesta. Conocemos solo parte del informe, algunas cifras de v¨ªctimas y perpetradores, pero est¨¢ claro que no permite tener una imagen completa. En el informe se incluyen por ejemplo las parroquias, pero faltan otras instituciones de las ¨®rdenes religiosas como los colegios o los seminarios. Casos como el m¨ªo por ejemplo no est¨¢n incluidos.
P. Abusaron de usted en un colegio de Berl¨ªn.
R. S¨ª, fue en 1977, cuando ten¨ªa 13 a?os, pero hasta hace ocho no empec¨¦ a hablar de ello. Fue cuando decid¨ª junto con otros dos compa?eros ir a ver al director del colegio y le dijimos que quer¨ªamos contactar con 600 compa?eros que calcul¨¢bamos que pod¨ªan haber sufrido abusos de tres jesuitas. El director pidi¨® perd¨®n y dos a?os m¨¢s tarde nos indemnizaron con 5.000 euros, lo que para nosotros es un chiste.
P. El suyo fue parte del famoso caso del colegio jesuita Canisius, en Berl¨ªn.
R. S¨ª, casi 100 alumnos llegaron a asegurar que tres curas hab¨ªan abusado de ellos. Un confesor, un profesor y un monitor de extraescolares. De m¨ª abusaron dos de ellos. Primero el confesor, que con el pretexto de explicarme temas de sexualidad, me preguntaba sobre mis sue?os, mi actividad autoer¨®tica y mis deseos. As¨ª me convenc¨ªa para que me desnudara y poderme tocar. Luego, te enviaba al otro abusador. A ese le gustaba el sadomasoquismo. Durante mucho tiempo me fue preparando para una coreograf¨ªa en la que tuve que arrodillarme en un banco y me pegaba con todo tipo de instrumentos, con un l¨¢tigo y con un limpia alfombras y luego me pon¨ªa crema por detr¨¢s para calmarme las heridas. As¨ª durante cuatro o cinco horas. Yo no entend¨ªa qu¨¦ estaba pasando.
P. ?Qu¨¦ ocurri¨® despu¨¦s con ellos?
R. Uno se fue a Chile. A otro lo cambiaron de di¨®cesis y luego lo prejubilaron.
P. ?Los volvi¨® a ver?
R. En enero fui a Chile y fui a ver d¨®nde viv¨ªa, pero no le quise ver. Estaba convencido de que hab¨ªa seguido abusando. Si lo haces durante 40 a?os y nadie te pone freno, ?c¨®mo vas a parar? As¨ª que establec¨ª contacto con varias v¨ªctimas en Chile. En todos los pa¨ªses siguen un patr¨®n similar. Cuando hablo con gente en Chile o en Polonia me cuentan lo mismo. Es evidente que este es un problema global. La iglesia cat¨®lica es una instituci¨®n global y por lo tanto la soluci¨®n debe ser global. Durante tres d¨¦cadas ha habido muchos casos aislados y se pensaba que eran problemas aislados, pero ahora est¨¢ claro que es un problema en todo el mundo.
P. El Papa ha convocado a los presidentes de las Conferencias Episcopales para abordar este tema en febrero.
R. S¨ª, es una oportunidad, pero la pod¨ªa aprovechar para convocar tambi¨¦n a un par de v¨ªctimas de cada pa¨ªs. Nosotros somos los que de verdad conocemos qu¨¦ estrategias utilizan y qu¨¦ necesitan las v¨ªctimas. Ahora sabemos que es una estructura de abusos y de encubrimiento sistem¨¢tico. La Iglesia ha de reconocer que tiene un problema sist¨¦mico y ah¨ª es cuando salen los grandes temas: el celibato, la falta de presencia de mujeres, el poder y su jerarqu¨ªa. No pueden decir que un caso no tiene que ver con los otros.
P. ?C¨®mo encaja el informe alem¨¢n en este puzle?
R. El informe alem¨¢n es incompleto, es probablemente la punta del iceberg. Puede ser que a partir de ahora los obispos nos escuchen. En 2010, cuando hablamos, se dieron cuenta de lo poderosos que son y de que sus contactos eran enormes.
P. El problema es que muchas de las pruebas se han destruido y los delitos han prescrito.
R. Hay que aprovechar este momento para intentar una manera de que se investigue de verdad, para que se abran los archivos de la Iglesia y haya un sistema de compensaciones de verdad. Puede que ahora haya un verdadero avance hacia una investigaci¨®n estatal.
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