¡°Temo por la integridad de mis hijas¡±
La madre de las ni?as asesinadas por el padre en Castell¨®n pidi¨® protecci¨®n para ellas. Advirti¨® de que las ¡°amenazas¡± de su expareja siempre iban dirigidas a las menores
Pasaron demasiadas cosas aquel fin de semana de febrero. Itziar acudi¨® a la comisar¨ªa a la 1.43 madrugada del s¨¢bado 24 para denunciar por amenazas a su marido, quien pas¨® una noche en comisar¨ªa. La mujer tem¨ªa por ella y por sus hijas, como reflej¨® de forma insistente en el atestado y a la ma?ana siguiente en el Juzgado de Instrucci¨®n 4, que estaba de guardia. Ante el juez, la fiscal y su abogado reclam¨® protecci¨®n para sus hijas porque ¡°las amenazas¡±, dijo, ¡°siempre van dirigidas a ellas¡±. En el juzgado, como horas antes en la comisar¨ªa, asegur¨® que ¨¦l perd¨ªa con facilidad los nervios. ¡°Temo por la integridad de mis hijas¡±, dijo, seg¨²n recoge la declaraci¨®n.
Las ni?as, Martina y Nerea, de tres y seis a?os, son las v¨ªctimas mortales n¨²mero 26 y la 27 desde 2013, cuando se empezaron a contabilizar los menores muertos por violencia machista. El padre de las ni?as, Ricardo, las mat¨® el martes antes de arrojarse por la ventana de su casa, en un sexto piso en Castell¨®n. La alcaldesa, Ana Marcos, pidi¨® ¡°perd¨®n¡± a la madre en una carta: ¡°Estamos fallando¡±. El Defensor del Pueblo ha abierto una investigaci¨®n.
El episodio que empuj¨® a Itziar a acudir a la polic¨ªa ocurri¨® en una cafeter¨ªa de la calle R¨ªo Adra, a pocos metros de la casa donde vivieron juntos hasta su separaci¨®n en julio de 2017, cuando ¨¦l ya le advirti¨®: ¡°Me voy a cargar lo que m¨¢s quieres¡±. Hab¨ªan quedado porque ella deb¨ªa entregarle a las dos ni?as. Estaban a¨²n en tr¨¢mites de divorcio. Acababan de estrenar el convenio para la custodia de las menores. El cuidado reca¨ªa principalmente sobre ella. La conversaci¨®n se tens¨® al hablar de los horarios de visita. Ricardo, azulejero, cambiaba constantemente de turno. Seg¨²n la denuncia, ¨¦l comenz¨® a alterarse: ¡°Me est¨¢s arruinando. El convenio no se ajusta a la realidad, si es lo que quieres terminar¨¢s haci¨¦ndoles da?o a las ni?as por arruinar a su padre, que no tendr¨¦ para darles de comer si sigues as¨ª¡±. Y a?adi¨®: ¡°Ya te puedes ir despidiendo de las ni?as¡±. La mayor¨ªa de las amenazas, explicaba, se produc¨ªan delante de ellas.
¡°La levant¨® y la abofete¨®¡±
Por el tono de las advertencias, Itziar traslada que ¨¦l ¡°puede estar pensando en hacerles algo malo a sus hijas. Ya las ha puesto como escudo, dice, en m¨¢s ocasiones. ?Es agresivo con ellas? Suele tener ¡°autocontrol con ellas¡±, responde, seg¨²n consta en la denuncia a la que ha tenido acceso EL PA?S. Pero relata un episodio del 31 de octubre de 2017, tras una fiesta de Halloween. La hija mayor le dice que no quiere volver a casa con el padre, llora y cuenta a su madre que Ricardo la cogi¨® por la pechera del abrigo, la levant¨® en el aire, le peg¨® una bofetada. Nerea no sufri¨® lesiones ni precis¨® atenci¨®n sanitaria.
La mujer se muestra segura de que su expareja reaccionar¨¢ ¡°de manera violenta¡±, teme por las ni?as. Le preguntan si hay testigos de lo que ha contado. Dice que pueden llamar al personal de la cafeter¨ªa o a una vecina del bloque de su marido. Su abogado propuso como prueba de las amenazas las grabaciones de las conversaciones entre ambos que hizo ella. Ni la Fiscal¨ªa ni la juez pidieron testigos.
¡°Ni un puto duro¡±
Itziar es muy clara cuando, a punto de cerrar la denuncia, le preguntan si tiene algo que declarar. Le preocupa que Ricardo le dice habitualmente que ¡°se despida de las ni?as¡±. ¡°Te vas a quedar sola. Yo no te voy a dar ni un puto duro. De aqu¨ª yo voy a acabar en la c¨¢rcel y todos muertos¡±. Tras esta declaraci¨®n, la Polic¨ªa Nacional consider¨® que el riesgo de la mujer era ¡°bajo¡± en virtud del sistema estandarizado de valoraci¨®n de riesgo que usan los agentes. Solo en el 0,3% de las denuncias, la polic¨ªa establece que las mujeres sufren riesgo alto o extremo.
En los dos d¨ªas siguientes, el caso pas¨® primero por el Juzgado de Instrucci¨®n y luego por el Juzgado de Violencia contra la Mujer 1 de Castell¨®n. Ninguno le concedi¨® la protecci¨®n que estaba pidiendo, aunque su abogado reclam¨® que se suspendiera el r¨¦gimen de visitas acordado por la expareja y en vigor desde el 14 de febrero. Ese acuerdo establec¨ªa que las ni?as deb¨ªan pasar 12 de cada 15 d¨ªas con la madre y tres con el padre. ?l quer¨ªa pagar 100 euros de pensi¨®n mensual por cada ni?a. Ella reclamaba 200.
Ni el juez de guardia ni la magistrada del Juzgado de Violencia sobre la Mujer concedieron la protecci¨®n. La responsable del juzgado se?al¨® el 27 de febrero que las medidas eran ¡°desproporcionadas¡± porque ¨¦l carec¨ªa de antecedentes penales y la mujer no daba ¡ªescribi¨®¡ª ¡°una explicaci¨®n razonable al miedo que dice sentir¡±. Tampoco consider¨® que ese miedo fuera ¡°compatible con sus propios actos¡± tras haberse mudado a la misma calle. La juez se bas¨®, adem¨¢s, en la valoraci¨®n de riesgo ¡°bajo¡± que dictamin¨® la polic¨ªa despu¨¦s de que Itziar acudiera, por primera vez a pedir ayuda.
¡°Indicios de criminalidad endebles¡±
En un auto del 6 de abril, la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Castell¨®n se pronuncia de nuevo sobre la denuncia tras escuchar los audios grabados por Itziar. Los consider¨® ¡°indicios de criminalidad endebles¡±, en una decisi¨®n avalada por el fiscal, adelant¨® Efe. Fuentes judiciales explican que se valoraron en el contexto de una pareja en un proceso de separaci¨®n conflictiva, con tensiones por el pago de la pensi¨®n y el r¨¦gimen de visitas. Para la juez, ¡°m¨¢s all¨¢ de la ruptura familiar, se considera que las palabras vertidas por el investigado no revisten entidad penal¡±.
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