De Hollywood al colegio, un nuevo ¡°yo tambi¨¦n¡±
En Argentina, el rechazo de la sociedad a las pr¨¢cticas machistas no es lo masivo que deber¨ªa ser
![Marcha en Buenos Aires, Argentina, a favor del aborto, el 9 de agosto.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RF3BSOU4LJTWG737GYFBAPCI2U.jpg?auth=67ac8362db4d892a43064c0c43afedb00c17ceadf98117e31a29f5613e60fb20&width=414)
Hace varios a?os atr¨¢s, en un canal de televisi¨®n para el que trabajaba como guionista, un compa?ero dijo al referirse a un conocido actor: ¡°Est¨¢ siempre tan caliente que hasta quiso manosear a Fulana en el camar¨ªn¡±. Aquel d¨ªa, en aquella reuni¨®n de equipo, casi todos rieron, c¨®mplices. Unas pocas callamos, apenas eso. Quiz¨¢s a ellos les caus¨® gracia -y algo de envidia- el apetito sexual del var¨®n en cuesti¨®n. M¨¢s a¨²n que persiguiera a ¡°Fulana¡±, una actriz mayor a la que seguramente consideraban la menos digna de ¡°manoseo¡± dentro del elenco. No mencionaron la falta de consentimiento de cualquiera de las fulanas acosadas. Todo mal.
Eran otros tiempos, hoy pocos se atrever¨ªan a hacer un comentario como ese, lo piensen o no. Y muchas no nos callar¨ªamos si lo hicieran. El clima de ¨¦poca ha cambiado. Sin embargo, el rechazo de la sociedad en su conjunto a estas pr¨¢cticas machistas no es en Argentina lo masivo que deber¨ªa ser. Las denuncias que se dieron dentro del mundo del espect¨¢culo no tuvieron la misma fuerza que en otros pa¨ªses.
Otros art¨ªculos de la autora
En los casos m¨¢s resonantes los hombres poderosos del Showbiz cerraron filas, protegieron a los denunciados, los mantuvieron en sus papeles de cari?osos padres de familia, pusieron en dudas las denuncias de la mujer acosada, minimizaron hasta donde pudieron. Pero por sobre todo, dejaron claro que las chicas ¡°problem¨¢ticas¡± no son bien vistas en la industria de la TV. Si bien se escucharon algunas voces que se pusieron del lado de las mujeres atacadas, ?por qu¨¦ no salimos todas y todos con contundencia a defenderlas? No lo s¨¦. Tal vez por otras urgencias: cuando hay problemas que ponen en juego la vida parecer¨ªa que los dem¨¢s reclamos tienen que ubicarse en la cola y esperar su turno. No resulta justo el ¡°date por contenta con que no te maten¡±. Es cierto que la vida de las mujeres en la Argentina de hoy est¨¢ en peligro, por la violencia machista pero tambi¨¦n porque seguimos siendo condenadas al aborto clandestino.
De ambas urgencias nos venimos ocupando con convicci¨®n, trabajo y pasi¨®n. Para cuando apareci¨® la consigna mundial #MeToo, ya ten¨ªamos en nuestro pa¨ªs un gran movimiento feminista que al grito de #NiUnaMenos hab¨ªa ganado las calles. Surgido como respuesta a la violencia machista y al femicidio ¨Ccon el detonante del caso de Chiara P¨¢ez, una joven de 14 a?os, embarazada, asesinada por su novio- , la primera marcha multitudinaria del #NiUnaMenos hab¨ªa sido m¨¢s de dos a?os antes, el 3 de junio de 2015. En poco tiempo el movimiento no solo se consolid¨®, sino que se extendi¨® a otros pa¨ªses de Latinoam¨¦rica. La misma fuerza tuvo la marea verde que sali¨® a la calle a reclamar aborto legal, seguro y gratuito. Dos millones de personas marcharon frente el Congreso en agosto de este a?o bajo la lluvia y ante un grupo de senadores que prefiri¨® dejar el aborto en la clandestinidad y a las mujeres libradas a su suerte.
Efectivamente, en la Argentina siguen matando mujeres y eso nos tiene demasiado ocupadas. Pero a pesar de que no salimos masivamente a defender a las pocas que denunciaron el abuso en el mundo del espect¨¢culo, el cambio empieza a llegar desde otros ambientes y de la mano de las mujeres m¨¢s j¨®venes, algunas incluso adolescentes. No tienen miedo, estar juntas les da el valor necesario para denunciar a quien sea, no importa el poder que ostente. Ellas son el alma y el motor de nuestras demandas. La semana pasada nos dieron otro gran ejemplo de su valent¨ªa. Fue en el acto de graduaci¨®n de las camadas 2016-2017 del Colegio Nacional de Buenos Aires, un colegio de elite, p¨²blico, tal vez el colegio secundario con m¨¢s prestigio de la Argentina. Aquel que retrat¨® Miguel Can¨¦ en Juvenilia, o Mart¨ªn Kohan en Ciencias Morales.
En sus discursos, las egresadas de cada turno no solo tuvieron palabras de cari?o por los a?os transcurridos en la instituci¨®n, sino que denunciaron una a una las violencias machistas que sufrieron de parte de directivos, profesores, preceptores y compa?eros. Dijeron por ejemplo: ¡°... nos hicieron creer que las calzas, los shorts, las musculosas distra¨ªan a los compa?eros, que una autoridad pod¨ªa humillarte por c¨®mo estabas vestida, que un escote pod¨ªa significar una mejor nota...¡±, ¡±nos ense?aron a poner un preservativo en diapositivas pero nunca qu¨¦ hacer si el var¨®n nos insist¨ªa para no usarlo, o peor, si nos insist¨ªa cuando ellos quer¨ªan tener relaciones y nosotras no¡±, ¡°es doloroso ver c¨®mo algunos compa?eros pasaron por alto nuestro consentimiento, es doloroso ver el silencio y la complicidad de quienes pudieron tener un papel fundamental para frenarlos¡±. Dieron nombres y apellidos, contaron del profesor que les ofrec¨ªa ¡°servicio de masaje¡± y evaluaba con los varones qui¨¦n de ellas ten¨ªa ¡°el mejor culo¡±. Hablaron con una voz colectiva: no es una, son todas. Juntas, desde la tarima, las tuvieron que escuchar profesores, padres, madres, compa?eros. Algunos se pararon y se fueron, otros las abrazaron.
Terminado el acto, el v¨ªdeo se viraliz¨® casi de inmediato. Fue de tel¨¦fono en tel¨¦fono. Durante el fin de semana lo vieron miles de personas. Hubo empat¨ªa con las maltratadas, indignaci¨®n ante los hechos, admiraci¨®n por la denuncia. En pocos d¨ªas lleg¨® a los principales medios. El Nacional Buenos Aires no es el ¨²nico colegio donde pasaron estas cosas y todos lo sabemos. A un a?o del #MeToo, el ¡°Yo tambi¨¦n¡± de estas alumnas nos result¨® m¨¢s cercano. Si ellas pudieron decirlo, podr¨¢n otras. No queremos que nos sigan matando pero tampoco queremos soportar abusos. Son nuestras hijas, ser¨¢n nuestras nietas, fuimos nosotras calladas y muertas de miedo hace tiempo atr¨¢s.
Estoy convencida de que este ¡°yo tambi¨¦n¡± estudiantil prender¨¢ por estas latitudes m¨¢s que aquel que lleg¨® desde Hollywood. Para que otra vez en la Argentina, ante otro tipo de crimen, digamos nunca m¨¢s.
Claudia Pi?eiro es escritora, dramaturga y guionista de televisi¨®n. Es autora, entre otras, de Las viudas de los jueves, que recibi¨® el Premio Clar¨ªn de Novela 2005
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