La venganza de la naturaleza
La especie humana est¨¢ tan acostumbrada a domesticar el entorno que no se toma en serio las amenazas que ella misma provoca o facilita
Estamos tan acostumbrados a domesticar la naturaleza que le hemos perdido el miedo. Hoy caminamos mucho m¨¢s relajados al aire libre porque es altamente improbable que nos topemos con una hambrienta fiera en libertad. Un estudio reciente, publicado en la revista Science, analiza c¨®mo la expansi¨®n humana en el planeta se ha ido saldando con la paulatina desaparici¨®n de los grandes mam¨ªferos terrestres y concluye que en unas cuantas d¨¦cadas quiz¨¢ el m¨¢s grande termine siendo la vaca. Para nuestros nietos, que solo conocer¨¢n a las jirafas y rinocerontes por fotograf¨ªas, ya ser¨¢ demasiado tarde.
Para las v¨ªctimas de la inundaci¨®n de Sant Lloren? (Mallorca) del pasado 9 de octubre y en la que murieron 13 personas, tambi¨¦n es demasiado tarde. Muchas de las casas afectadas por el agua desbocada est¨¢n construidas en tramos fluviales. Toda la zona es una especie de olla a la que van a parar torrentes caudalosos cuando llueve. De hecho, como public¨® este peri¨®dico, las ramblas de Sant Lloren? estaban catalogadas de m¨¢ximo riesgo de inundaci¨®n y el torrente Ses Planes ha registrado ya seis inundaciones importantes desde 1850.
Pero los ingenieros canalizaron el agua y los vecinos incrementaron la construcci¨®n de viviendas cada vez m¨¢s cerca de las riveras. El desbordamiento fue mortal esta vez. Como lo ha sido en otras ocasiones en construcciones erigidas incluso en desembocaduras de r¨ªos secos que un d¨ªa vuelven a la vida. Algo similar ocurri¨® hace a?os en el c¨¢mping de Biescas (Huesca), instalado en un embudo natural y anegado por el agua una tarde de agosto. Resultado: 87 muertos. ¡°El problema es que se perdi¨® el miedo y se olvid¨® lo que dec¨ªan los mayores del lugar¡±, explic¨® el ge¨®logo Miquel Grimalt a El Mundo sobre la reciente tragedia balear.
La ONU ha publicado un nuevo y alarmante informe sobre el cambio clim¨¢tico. Es urgente acabar con los combustibles f¨®siles y, aunque se consiga, el calentamiento global ya ha llegado a un punto de no retorno. Pero la amenaza es a tan largo plazo para nuestras cortas miras que seguimos confiando en nuestro poder de especie superior y, por supuesto, ya hemos olvidado el informe ¡ªotro m¨¢s¡ª.
Esperamos que los veh¨ªculos el¨¦ctricos y eficientes nos resuelvan el problema y no concebimos cambiar nuestro c¨®modo sistema de vida para que las generaciones venideras no tengan que actuar a la desesperada; cuando ya sea tarde. As¨ª que, por ejemplo, todo proyecto de peatonalizaci¨®n ciudadana ¡ªuna de las medidas recomendadas por los expertos¡ª es sistem¨¢ticamente rechazado por un importante sector social.
Pero la naturaleza terminar¨¢ por vengarse y no porque sea vengativa, sino porque es inexorable.
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