Lo que importa es el resultado
El objetivo de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en Catalu?a siempre ha sido que todos los alumnos dominen por igual las dos lenguas oficiales al acabar la escolarizaci¨®n. Algunos pueden pensar que en el ideario nacionalista estaba arrinconar el castellano, pero lo que persegu¨ªan los impulsores de la inmersi¨®n en los a?os ochenta era garantizar la supervivencia del catal¨¢n y aplicar el ideal progresista de la igualdad de oportunidades. Entend¨ªan que poder utilizar indistintamente ambas lenguas ser¨ªa una ventaja competitiva respecto de quien solo dominara una de ellas.
Si las dos lenguas que conviven en una comunidad tienen la misma fuerza entre los hablantes y la misma presencia p¨²blica, no es preciso intervenir porque el equilibrio est¨¢ ya socialmente garantizado. Pero cuando una de ellas es muy predominante y la otra se encuentra relegada, para alcanzar la igualdad hay que aplicar discriminaci¨®n positiva, exactamente igual que para combatir la desigualdad de g¨¦nero. Tras d¨¦cadas de persecuci¨®n durante el franquismo, el catal¨¢n lleg¨® a la democracia en situaci¨®n ag¨®nica. La ¨²nica forma de salvar la lengua era asegurar su presencia en la ense?anza, de ah¨ª que fuera declarada lengua vehicular.
El objetivo era lograr que todos los ni?os acabaran siendo biling¨¹es. La cuesti¨®n era c¨®mo lograrlo. Como bien sabemos respecto de otros ¨¢mbitos, para alcanzar la igualdad no se puede tratar igual a lo que es desigual. Lo que complicaba las cosas era que la presencia de ambas lenguas en el territorio era muy desigual. El asentamiento de la poblaci¨®n inmigrante en las periferias de las ciudades hab¨ªa producido una fuerte fragmentaci¨®n ling¨¹¨ªstica. Aunque parezca contraintuitivo, en comunidades de origen inmigrante con fuerte predominio social del castellano imponer el biling¨¹ismo estricto en el proceso de ense?anza no garantiza el biling¨¹ismo al final de la escolarizaci¨®n. Permite un conocimiento pasivo del catal¨¢n, pero no el dominio de la lengua. Lo que aseguraba el biling¨¹ismo final era la inmersi¨®n en catal¨¢n.
Parad¨®jicamente, lo que ha demostrado la bondad de la teor¨ªa de la inmersi¨®n como factor de equidad es lo ocurrido en algunas zonas con dominio social y ahora tambi¨¦n oficial del catal¨¢n. Que los alumnos alcanzan la competencia lectora o gramatical en castellano que se exige, pero no el dominio vivo de la lengua, algo muy importante en la sociedad del conocimiento. La inmersi¨®n ha garantizado, en general, un buen conocimiento del catal¨¢n en los barrios con mayor¨ªa de castellanohablantes, sin que eso haya ido en detrimento del castellano, que sigue siendo la lengua de elecci¨®n de muchos alumnos en el patio y en sus relaciones personales. La politizaci¨®n ha llevado a sentencias que establecen porcentajes r¨ªgidos durante la escolarizaci¨®n, pero lo que cuenta no es el proceso sino el resultado final. Ni el 25% ni el 50%. Depende. La peor f¨®rmula es la rigidez. Un buen modelo ling¨¹¨ªstico es aquel que, partiendo de la realidad concreta, se aplica de modo flexible para reforzar una u otra lengua, en funci¨®n del lugar y las necesidades.
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