El cardenal Pell, miembro de la c¨²pula del Vaticano, condenado por pederastia

El cardenal George Pell, consejero directo del papa Francisco y prefecto de la Secretar¨ªa para la Econom¨ªa de la Santa Sede (un superministerio de finanzas), ha sido condenado por abusos sexuales a menores por un tribunal de Melbourne, seg¨²n informan los medios locales. Pell, de 77 a?os y considerado el n¨²mero tres del Vaticano, es el cl¨¦rigo de mayor rango jam¨¢s condenado por un delito de pederastia y el primero de la c¨²pula de la curia romana.

El tribunal que juzga a Pell ha emitido la sentencia, pero ha prohibido expresamente su difusi¨®n para no influir en el segundo proceso que afronta el cardenal a partir de marzo de 2019. Pese a ser tambi¨¦n por abusos cometidos en la misma ¨¦poca, las v¨ªctimas pidieron que se abordase de forma separada. Sin embargo, ha trascendido que Pell ha sido condenado por cinco cargos de grave conducta sexual inapropiada con dos ni?os que se remontan a los a?os noventa, uno de ellos con uso de violencia. No se conocen todav¨ªa m¨¢s detalles de la condena. Pell se declar¨® no culpable de los cargos presentados en su contra y sus argumentos no convencieron al jurado, que deliber¨® durante tres d¨ªas. Uno de los dos menores afectados ha fallecido y el otro testific¨® ante el tribunal mediante videoconferencia, sin que se haya dado el nombre de ninguno de ambos.

La sombra de la pederastia acompa?aba a Pell desde hac¨ªa a?os, incluso antes de ser nombrado por Francisco como la persona que deb¨ªa poner orden a las finanzas vaticanas. Tambi¨¦n como miembro del C9, el importante y selecto consejo de cardenales que lleva asesor¨¢ndole cinco a?os para una reforma de la administraci¨®n de la Santa Sede que no termina de llegar. Sin embargo, tanto el Papa como su c¨ªrculo cercano prefirieron seguir adelante con el nombramiento confiando en su inocencia. De hecho, Pell es todav¨ªa el responsable de las finanzas de la Santa Sede y no ha sido sustituido en un cargo de una relevancia extrema, pero que lleva un a?o y medio sin su titular. Y solo ayer fue relevado del consejo asesor. La Santa Sede, por boca de su portavoz, Greg Burke, no quiso comentar la sentencia alegando el secreto impuesto por el tribunal sobre el caso.

Pell se march¨® en junio de 2017 a Australia, amparado por una suerte de permiso que le dio el Papa sin llegar a destituirlo. El cardenal neg¨® los hechos ante la prensa. ¡°Estoy esperando que llegue mi d¨ªa en el tribunal para defenderme, soy inocente de estos cargos. Son falsos. La completa idea de abuso sexual es aberrante para m¨ª¡±. Y el Vaticano le dio su apoyo en un comunicado. ¡°Ha condenado durante d¨¦cadas abierta y repetidamente los abusos cometidos contra menores como actos inmorales e intolerables, ha cooperado en el pasado con las autoridades, ha apoyado la creaci¨®n de una Pontificia Comisi¨®n para la tutela de menores y la prestaci¨®n de ayuda a las v¨ªctimas de abusos¡±.

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La condena a Pell es un golpe directo a dos de las principales iniciativas del Papa: la reforma de las finanzas y la lucha contra la pederastia en el clero, en cuesti¨®n tras haber nombrado y mantenido en el cargo a una persona con su historial. El cardenal ejerci¨® como sacerdote en Ballarat, su localidad natal, entre 1979 y 1984. Un periodo en el que se produjeron decenas de casos de abusos a cargo de otro cura (Gerald Ridsale), que fue condenado a ocho a?os de prisi¨®n. Pell siempre neg¨® conocer aquello. Pero tambi¨¦n asegur¨® ignorar la mayor¨ªa de los 4.444 casos denunciados entre 1980 y 2015, muchos de los cuales se produjeron cuando fue arzobispo de Melbourne entre 1996 y 2001, y de Sidney hasta 2014. Sin embargo, como relata Emiliano Fittipaldi, periodista de L¡¯Espresso y autor del libro Lujuria, que trata este caso, en Australia se termin¨® pagando ocho millones de euros a v¨ªctimas a cambio de no volver a remover aquellos asuntos.

El cardenal siempre aleg¨® motivos de salud para no viajar a Australia y evitar as¨ª una detenci¨®n y tener que declarar. Pero en 2016 acept¨® renunciar a su inmunidad vaticana y ser interrogado a trav¨¦s de videoconferencia por los miembros de la comisi¨®n que investigaban los casos de abusos cometidos en los a?os ochenta. En aquella ocasi¨®n admiti¨® haber cometido "errores enormes" porque aquellos asuntos ¡ªlas acusaciones de pederastia a sacerdotes¡ª siempre le parecieron chismorreos.