La libertad de no ser madre
Tras siglos de convenciones y prejuicios, muchas espa?olas obvian la presi¨®n social y las encuestas de natalidad y renuncian a tener hijos por decisi¨®n propia
Teresa Cebri¨¢n conoce a mucha gente en sus viajes como gestora cultural. Al entablar conversaci¨®n, casi lo primero que le preguntan es si tiene hijos. ¡°Respondes que no y te miran con pena, como pensando, pobrecita, no habr¨¢ podido¡±. Una asunci¨®n que nada tiene que ver con la realidad de una mujer de 56 a?os que se define como radicalmente independiente. ¡°Cuando aseguras que no has sido madre porque no has querido, reaccionan con sorpresa¡±.
Cebri¨¢n pertenece a ese n¨²mero creciente de mujeres que renuncia a la descendencia voluntariamente mientras la natalidad cae a plomo en Espa?a: en el primer semestre del a?o se ha registrado la cifra m¨¢s baja de nacimientos (casi 180.000) desde 1941, cuando el INE cre¨® el registro. ¡°En la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos y occidentales, el porcentaje de mujeres que no quieren ser madres ronda el 10% y Espa?a estar¨¢ a la par¡±, dice Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demogr¨¢ficos de la Universitat Aut¨®noma de Barcelona (UAB). ¡°Despu¨¦s, los niveles de infecundidad son m¨¢s altos pero no por motivos deseados sino por circunstancias de la vida¡±, ya sean por razones laborales o de conciliaci¨®n o de ¨ªndole f¨ªsica.
Adem¨¢s de aguantar miradas condescendientes cuando le presentan a alguien, Cebri¨¢n, coordinadora de la Asociaci¨®n de Guionistas de la Comunidad Valenciana, ha tenido que explicar a sus parejas su elecci¨®n de vida: ¡°Creo que ellos no se lo acababan de creer y aunque dicen aceptarlo, mi experiencia es que tarde o temprano los quieren¡±.
Se siente identificada con esas generaciones de mujeres ¡°que tenemos¡±, asegura, ¡°una vida laboral y profesional independiente, que hemos accedido a los anticonceptivos y a la informaci¨®n, y podemos decidir. Las nacidas a finales de los cincuenta o principios de los sesenta [del siglo pasado] hemos tomado las riendas de nuestra vida; y hablo de diferentes estratos sociales, no solo de la ¨¦lite. Algunas habr¨¢n decidido no ser madres porque existe un conflicto profesional, porque no se concilia u otro motivo; pero muchas simplemente es porque no queremos¡±, agrega.
¡°No tengo ni la paciencia, ni el tiempo ni las ganas para tener hijos¡±, afirma la fot¨®grafa Eva M¨¢?ez. A sus 48 a?os, vive sometida a los requerimientos de su c¨ªrculo para que sea madre, algo que no le pasaba en la veintena o la treintena. ¡°Ahora que ya soy m¨¢s mayor te insisten una y otra vez que est¨¢s a tiempo¡±.
Una presi¨®n social como la que experimentan Teresa y Eva es una constante en la vida de esa minor¨ªa de mujeres que han decidido no ser madres. Siguen oyendo los t¨®picos de ¡°se te va a pasar el arroz, te vas a arrepentir, congela los ¨®vulos o todav¨ªa eres joven¡¡±. ¡°Como si por serlo tuviera menos claro que no quiero tener hijos¡±, plantea Vanesa Machuca, empleada de una firma de recursos humanos en Ja¨¦n. Con 38 a?os, no se extra?a de las cifras tan bajas de natalidad en Espa?a. ¡°El salario es uno de los m¨¢s bajos de Europa¡±, dice, ¡°y no es mi caso pero tengo amigos que no tienen hijos porque no se lo pueden permitir¡±. Esta mujer, sin embargo, muy amante de los ni?os, no ve en su entorno que la conciliaci¨®n familiar vaya en paralelo al crecimiento profesional. ¡°O eres una m¨¢nager y cobras un salario alto que te permita atenderlos cuando no est¨¢s en casa, o, si eres de otro perfil, debes reducir la jornada o limitar tu carrera¡±.
Vanesa se?ala otra realidad, esas espa?olas que no han dado el paso de la maternidad por diferentes motivos. Seg¨²n Alicia Kaufmann, catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, se ha pasado del nido vac¨ªo [cuando los hijos abandonan la casa familiar] a la cuna vac¨ªa. ¡°Las mujeres tienen m¨¢s libertad para escoger. Una de las cuestiones que pesan a la hora de tomar la decisi¨®n de tener descendencia es el desarrollo de la carrera profesional, sobre todo, porque, salvo honrosas excepciones, las empresas castigan la maternidad. Tambi¨¦n est¨¢ la movilidad laboral y la falta de apoyo gubernamental. Durante el franquismo, Espa?a era uno de los pa¨ªses con mayor tasa de natalidad del mundo ¡ªla dictadura premiaba a las familias numerosas¡ª pero a partir de 1976 hay un desplome. ?Por qu¨¦? Se autoriza la venta de anticonceptivos y la mujer puede planificar su maternidad. Tambi¨¦n se incorporan de forma masiva al mercado laboral y se debilitan los factores religiosos¡±, responde la soci¨®loga.
En cualquier caso, quienes desean vivir de espaldas a la maternidad no se ven reflejadas en sus semejantes. ¡°En mi entorno, la mayor¨ªa de mujeres tienen hijos y las que no, es porque no pueden o no tienen pareja. No es que hayan decidido no tenerlos¡±, comenta Laura Mu?oz, que mira con distancia ese ¡°misticismo¡± que hay de la descendencia entre las mujeres que han experimentado la maternidad a una edad madura. Con 47 a?os y miles de horas de trabajo social en centros de menores, esta madrile?a se duele de la invisibilidad que rodea a las no madres. ¡°Lo tengo claro desde antes de los 30 pero la sociedad est¨¢ dise?ada para que todos estemos cortados por el mismo patr¨®n¡±, concluye con cierto hartazgo.
Otra explicaci¨®n plausible a la renuncia voluntaria a la maternidad es que a medida que las sociedades se desarrollan y cubren sus necesidades b¨¢sicas, ¡°desarrollamos deseos de encontrarnos mejor con nosotros mismos, reordenas tu lista de prioridades y valoras m¨¢s tu libertad. No necesitas tener hijos o emparejarte para realizarte como persona porque la sociedad te realiza de otra manera¡±, reflexiona el dem¨®grafo Esteve.
En el caso de Mar¨ªa Llopis, de 50 a?os, empleada de una empresa de alquiler de coches en Benissa (Alicante), ha sido la vida la que la ha llevado a no tener hijos. No le molesta que le digan que se le ha pasado el arroz. ¡°Disfruto de mi tiempo, tengo relaciones espor¨¢dicas, y mi opci¨®n es ni hijos ni pareja. Es lo que me ha deparado la vida y no me ha frustrado ni voy a arrepentirme¡±, asegura.
Andr¨¦s Moya, catedr¨¢tico de Gen¨¦tica en la Universidad de Valencia y doctor en Biolog¨ªa y Filosof¨ªa, asegura que el reloj biol¨®gico de la maternidad existe ¡°pero voluntariamente puede haber una decisi¨®n contra esa presi¨®n¡±. ¡°Otra cuesti¨®n¡±, continua, ¡°es la importancia social que puede tener el crecimiento poblacional en un pa¨ªs¡±. En ese sentido, Esteve reconoce que a pesar de las bajas tasas de natalidad en Espa?a y la falta de apoyos p¨²blicos ¡ªa diferencia de lo que sucede en los pa¨ªses del norte europeo¡ª, el ideal de formar una familia se mantiene muy constante en Europa y es la tendencia mayoritaria.
Algo a lo que, como otras, es ajena Ana Ambra, periodista de 43 a?os. No desea tener hijos. ¡°No quiero esa responsabilidad en mi vida. No la quiero. S¨¦ que socialmente queda muy ego¨ªsta y s¨¦ que estamos con problemas de natalidad, pero no¡±.
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