Pederastia patriarcal, patriarcado hom¨®fobo
El silencio episcopal ante las agresiones sexuales de sacerdotes durante 40 a?os contrasta con su locuacidad contra el colectivo LGTBI
A pesar de los numerosos casos de sacerdotes y religiosos pederastas que aparecen a diario en los medios de comunicaci¨®n y de las reiteradas denuncias de las v¨ªctimas por la inacci¨®n de los obispos espa?oles ante tama?o y extendido crimen, estos siguen minusvalorando la gravedad del problema. El ¨²ltimo en restarle importancia ha sido el nuevo obispo de ?vila, ex secretario general de la Conferencia Episcopal Espa?ola y miembro del Opus Dei, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Tamayo, con motivo del ocultamiento durante 63 a?os, por parte del Vaticano, de las agresiones sexuales de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
El silencio o la minusvaloraci¨®n episcopales ante las agresiones sexuales de sacerdotes contra ni?os, ni?as, adolescentes y j¨®venes indefensos durante 40 a?os contrasta con su locuacidad contra el colectivo LGTBI, la ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±, el aborto, el divorcio, las relaciones prematrimoniales, los m¨¦todos anticonceptivos, la p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s, el matrimonio de los sacerdotes, el sacerdocio de las mujeres, las parejas de hecho, la homosexualidad, el matrimonio igualitario, los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, la fecundaci¨®n in vitro, el acceso a la eucarist¨ªa de las personas divorciadas vueltas a casar, el acceso de personas homosexuales al sacerdocio, etc¨¦tera.
Estas declaraciones, que siguen produci¨¦ndose hoy, a veces con gran torpeza, refuerzan el patriarcado heteronormativo y la binariedad afectivo-sexual, fomentan la homofobia y dan p¨¢bulo a las organizaciones y partidos que defienden en sus programas propuestas sexistas, hom¨®fobas y contrarias a la igualdad y la justicia de g¨¦nero.
Esto contrasta con la insensibilidad de la jerarqu¨ªa cat¨®lica hacia la violencia de g¨¦nero y las agresiones contra personas LGTBI. Es ella misma quien las discrimina prohibiendo su participaci¨®n en ¨®rganos eclesiales representativos o en funciones de padrinazgo, por ejemplo, en bodas y bautizos. No es f¨¢cil, empero, leer declaraciones y documentos episcopales que condenen los feminicidios y los actos homof¨®bicos.
Se decreta la excomuni¨®n contra las mujeres que abortan y contra las mujeres ordenadas sacerdotes, pero no contra los sacerdotes y religiosos pederastas, quienes, tras las denuncias can¨®nicas e incluso la autoconfesi¨®n de culpabilidad, segu¨ªan participando en actividades religiosas y en contacto con menores. O eran cambiados de parroquia o enviados a ¡°misiones¡±, sin alertar a los obispos que los acog¨ªan de las agresiones sexuales. Y all¨ª volv¨ªan a delinquir impunemente ampar¨¢ndose en su condici¨®n de personas sagradas como representantes de Dios.
Al silencio y la inacci¨®n hay que sumar el desamparo de las v¨ªctimas y sus familias, cuyos testimonios eran con frecuencia deso¨ªdos o calificados de falsos. El panorama no puede ser m¨¢s desolador en el episcopado espa?ol. No me extra?a que cada vez sea mayor el n¨²mero de personas que abandonan la Iglesia cat¨®lica, bien apostatando, bien haciendo mutis por el foro.
Juan Jos¨¦ Tamayo es profesor em¨¦rito de la Universidad Carlos III de Madrid.
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