Cruzada contra la prostituci¨®n en Tierra Santa
Multas a los clientes, programas de rehabilitaci¨®n para prostitutas, educaci¨®n social y polic¨ªa cibern¨¦tica como pilares de la nueva en Israel
Jessica inici¨® su jornada laboral una tarde de agosto, como cualquier otro d¨ªa. Despu¨¦s del cuarto cliente se encerr¨® en su cuarto. Cuando echaron la puerta abajo, descubrieron que se hab¨ªa ahorcado. Ten¨ªa 36 a?os, proced¨ªa de Europa del Este y llevaba tres lustros prostituy¨¦ndose. Seg¨²n sus compa?eras sufr¨ªa depresi¨®n y recurr¨ªa a las drogas para evadirse durante el trabajo. El due?o del local -un conocido burdel en la calle Hayarkon de Tel Aviv- reabri¨® el local un par de horas despu¨¦s, como si nada hubiese pasado. Era jueves y hab¨ªa negocio.
Sucedi¨® hace tres a?os y la muerte de esta mujer visibiliz¨® lo que hasta entonces muchos se negaban a ver. ¡°La prostituci¨®n no solo da?a el alma, tambi¨¦n mata¡±, asegura Nitzan Kahana, codirectora del Grupo de Trabajo sobre el Tr¨¢fico de Personas y Prostituci¨®n (TFHT), una organizaci¨®n contra la prostituci¨®n formada por 13 asociaciones que trabajan tambi¨¦n en la protecci¨®n de las mujeres y la erradicaci¨®n del tr¨¢fico de personas. ¡°Durante 13 a?os hemos trabajado para erradicarla, hemos constatado que la industria de la prostituci¨®n funciona como cualquier otra industria. Si los John -sobrenombre para los consumidores en la jerga del gremio- quer¨ªan comprar y los proxenetas vender, no hab¨ªa impedimento¡±, dice Kahana.
Finalmente, el pasado 31 de diciembre, el Parlamento aprob¨® por unanimidad la Ley de Prohibici¨®n de la Prostituci¨®n. Hasta ese d¨ªa, en Israel, obtener sexo a cambio de dinero era una pr¨¢ctica permitida, siempre y cuando fuese un acuerdo entre dos adultos. El proxenetismo y la publicidad de los servicios sexuales ya eran considerados delitos con anterioridad.
Seg¨²n los datos de la Encuesta Nacional del Ministerio de Asuntos Sociales sobre el fen¨®meno de la prostituci¨®n, unas 16.000 personas se prostituyen en Israel. 14.000 de ellas, israel¨ªes entre las que se encuentran 3.000 menores. La edad de inicio se sit¨²a en torno a los 13-14 a?os y la mayor¨ªa proceden de un ambiente familiar en el que han sufrido abusos, con lo que ven en la prostituci¨®n una forma de obtener beneficio de una situaci¨®n que ya padec¨ªan. Tres de cada cuatro aseguran que, si pudieran, cambiar¨ªan de vida.
A diferencia de otros pa¨ªses, en el Estado hebreo -que se ha convertido en el d¨¦cimo del mundo en dar ese paso- la prostituci¨®n apenas es visible fuera de la tur¨ªstica ciudad de Eilat, al sur de Tel Aviv, su distrito financiero o alrededor de los clubes de striptease -constantemente en el punto de mira de las autoridades-. ¡°Que no se vea, porque en Tierra Santa estas cosas no se deben ver, no significa que no exista¡±, asegura Flavia Sevald, directiva del Instituto de Justicia de Jerusal¨¦n, una ONG de juristas que promueve los derechos humanos y que trabaja estrechamente con las casas de acogida para v¨ªctimas de la prostituci¨®n y el tr¨¢fico de seres humanos..
Sevald critica que el problema es tan invisible que, en Jerusal¨¦n ni siquiera existe un centro de atenci¨®n para quienes ejercen en la ciudad. ¡°Con la nueva ley esto va a cambiar porque se ha provisto de fondos a un plan que ser¨¢ implementado por los ministerios de Asuntos Sociales, Salud, Educaci¨®n y Seguridad. No se crear¨¢n nuevas instituciones, se ampliar¨¢n las existentes para garantizar asistencia a estas personas a todos los niveles¡±, explica.
El Gobierno hebreo sigue la senda de los pa¨ªses n¨®rdicos -abierta por Suecia, en 1999- en los que para combatir la prostituci¨®n se apuesta por considerar v¨ªctimas a las personas que se prostituyen y por penalizar a los clientes. ¡°Creemos firmemente que si se reducen los John habr¨¢ menos mujeres dedicadas a la prostituci¨®n. Hac¨ªan falta programas de rehabilitaci¨®n para darles otra salida, pero tambi¨¦n un proceso educacional como sociedad¡±, explica orgullosa Kahana que, adem¨¢s, es abogada y particip¨® en la redacci¨®n del texto de la nueva legislaci¨®n.
A mediados del pr¨®ximo a?o, cuando entre en vigor, quienes sean pillados tratando de conseguir sexo a cambio de dinero ser¨¢n multados con 2.000 shekels (unos 500 euros). Una sanci¨®n que podr¨¢ ser reducida si se acepta entrar en un programa reeducativo para tomar conciencia del da?o que sufren quienes venden su cuerpo; que se duplicar¨¢ si son cazados por segunda vez y que puede alcanzar los 75.300 shekels (unos 19.000 euros)
El Gobierno ya ha aprobado el plan de rehabilitaci¨®n para quienes se prostituyeron, dotado con? unos 22 millones de euros, en tres a?os; el doble del presupuesto anual manejado hasta ahora. Y sus efectos, seg¨²n los expertos, ya se notan. ¡°Desde que comenz¨® la tramitaci¨®n parlamentaria, detectamos una disminuci¨®n de los consumidores y un aumento de m¨¢s de un 200% en el n¨²mero de mujeres interesadas en los nuevos canales de ayuda para salir de la prostituci¨®n¡±, dice Kahana.
La abogada -que adem¨¢s es nieta del rabino Kahana, uno de los padres sionistas firmantes de la Declaraci¨®n de Independencia de Israel en 1948- cuenta que lo m¨¢s dif¨ªcil fue lograr que la ¨¦lite pol¨ªtica colocara el asunto en su agenda y tomase conciencia de la importancia de proteger a los j¨®venes porque gran parte del problema radica en que la industria se expande, sin apenas barreras, a trav¨¦s del ciberespacio. ¡°No hace falta salir a la calle a buscar la prostituci¨®n, basta con entrar en Internet. Las medidas contra los consumidores son necesarias, pero hay que perseguir por todos los medios al proxeneta. Hay webs de prostituci¨®n con miles de usuarios registrados¡±, dice Kahana.
Un hecho que llev¨® a Idit Harel Shemesh, conocida activista contra la trata y la explotaci¨®n sexual de las mujeres en Israel, a centrar sus esfuerzos en las redes sociales. Cre¨® en Facebook la Escuela John de Israel, un centro virtual -a imagen y semejanza de las John School existentes en el mundo anglosaj¨®n- para reeducar a los consumidores de prostituci¨®n. Una web que, para Harel, ya ha cumplido su funci¨®n. ¡°En dos a?os hemos atendido a decenas de hombres. Llenamos un vac¨ªo del que ahora se encargar¨¢ el Gobierno. Cerramos la escuela con la satisfacci¨®n de haber cumplido nuestra misi¨®n¡± dice la fundadora de ONG Mitos, activista desde hace d¨¦cadas por la abolici¨®n de la esclavitud sexual.
Todas coinciden en que el cierre de la frontera sur de Israel en el 2012 fue determinante para acabar con la llegada de inmigrantes ilegales africanos al pa¨ªs y la consiguiente ca¨ªda en el n¨²mero de mujeres, sobre todo eritreas, dedicadas a la prostituci¨®n. Pero quedan otros frentes de batalla: frenar la llegada de mujeres captadas por las mafias en sus pa¨ªses de origen -sobre todo de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica- que aterrizan como turistas, y desenmascarar el verdadero negocio que se esconde tras la fachada de muchos clubes de striptease -un terreno en el que la persecuci¨®n del negocio por evasi¨®n de impuestos, est¨¢ dando muy buenos resultados-. ¡°A m¨ª no me importa el motivo por el que vayan a la c¨¢rcel. Lo importante es que terminen en prisi¨®n¡±, sentencia Kahana.
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