¡°No hay nadie m¨¢s patriota que un soldado transg¨¦nero¡±

Nadie va a invisibilizar a Charlotte Clymer, nadie. Ni siquiera el actual comandante en jefe de Estados Unidos y su pol¨ªtica para borrar del mapa a las personas transg¨¦nero. ¡°Puede que Donald Trump desprecie a las personas transg¨¦nero, que aborrezca nuestra mera existencia, pero yo le digo que no existe nada ni nadie m¨¢s patri¨®tico que un soldado transg¨¦nero¡±. Clymer naci¨® hace 32 a?os en Texas, no precisamente un lugar amable para descubrir a los tres a?os de edad que en ella hab¨ªa algo distinto, algo diferente a los dem¨¢s ni?os. ¡°Lo que pasa es que yo no sab¨ªa c¨®mo hablar de ello, de hecho, no se hablaba de esas cosas¡±, explica Clymer en las oficinas en Washington de la organizaci¨®n Human Rights Campaign, donde forma parte del equipo de prensa, y que estos d¨ªas preparan actos para celebrar este domingo el D¨ªa Internacional de la Visibilidad Transg¨¦nero.

Pero esto es hoy. Esta es la valiente Clymer siendo una activista en las redes y en su vida cotidiana. Antes de hoy existi¨® una Clymer que se llamaba Charles y que trat¨® de convencerse a s¨ª mismo de que su cerebro le dictaba ¨®rdenes incorrectas, que decidi¨® entrar en el equipo de f¨²tbol americano de su instituto para hacer las cosas que hac¨ªan los chicos y no llamar la atenci¨®n. Quiz¨¢, en aquel momento, esa fue la raz¨®n por la que decidi¨® alistarse en el Ej¨¦rcito, para probarse a s¨ª misma que pod¨ªa ser tan hombre como el que m¨¢s. ¡°Pero uno no puede enga?arse a s¨ª mismo, al menos no para siempre¡±, reflexiona la activista.

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A los 28 a?os, ¡°la dura verdad me cay¨® encima como una losa¡±, relata. Clymer no pod¨ªa seguir cargando semejante peso sobre sus espaldas y pretender que nada pasaba. ¡°Odiaba el hecho de vivir una vida siendo alguien que no era¡±. No hay duda de que el paso no fue f¨¢cil, que tuvo y tiene v¨¦rtigo a todos los retos que vive cada d¨ªa. Pero esta veterana del Ej¨¦rcito sabe a ciencia cierta que cada paso dado mereci¨® la pena. Durante su estancia en West Point nunca revel¨® qui¨¦n de verdad era. Ni una sola vez en su periodo en el Ej¨¦rcito sinti¨® que estar¨ªa segura si sal¨ªa del armario. ¡°No pod¨ªa confiar en nadie¡±.

Pero entonces lleg¨® Barack Obama. Y las personas transg¨¦nero pod¨ªan ser visibles en el Ej¨¦rcito. ¡°Fue una gran victoria, comenzaba una nueva era¡±, explica Clymer. Porque lo cierto es que, dependiendo de las cifras que se manejen, entre 6.500 y 15.000 personas que no se sienten identificadas con el g¨¦nero que nacieron sirven a d¨ªa de hoy en el mayor Ej¨¦rcito del planeta.

Y tras Obama lleg¨® el histri¨®nico hurac¨¢n Trump. ¡°Un presidente que no respeta los valores constitucionales, un hombre que insulta a nuestros veteranos¡±, relata esta mujer transg¨¦nero. ¡°En definitiva, Donald Trump no respeta el estamento militar y solo lo utiliza para sacar rendimiento pol¨ªtico respecto a ciertas bases de su partido¡±.

El pasado enero, el Tribunal Supremo de Estados Unidos asestaba un duro golpe a unos a?os de apertura y normalizaci¨®n del colectivo LGBTIQ dentro del Ej¨¦rcito. La m¨¢xima corte del pa¨ªs se alineaba con la doctrina Trump y manten¨ªa el veto de la Casa Blanca a los militares transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito. Ese veto es efectivo desde el pr¨®ximo 12 de abril, a pesar de que esta semana la C¨¢mara de Representantes votase en contra, ya que el Senado mantiene la mayor¨ªa republicana. ¡°Este presidente no entiende que la gente que muere en uniforme defendiendo su pa¨ªs es enterrada en los mismos camposantos, en las mismas tumbas de Arlington donde yacen patriotas, dependiendo de su g¨¦nero¡±, defiende la activista.

¡°Ni conf¨ªo en ¨¦l ni respeto al comandante en jefe de la naci¨®n¡±, mantiene. ¡°Soldados transg¨¦nero luchan ahora mismo en las guerras de este pa¨ªs a las ¨®rdenes de un hombre que se averg¨¹enza de su existencia¡±. Charlotte Clymer asegura que quienes a d¨ªa de hoy est¨¢n en las fuerzas armadas seguir¨¢n haciendo su trabajo con honor, a pesar del odio, a pesar del rechazo, porque no hay nada m¨¢s patri¨®tico que un soldado transg¨¦nero.

Esta veterana insiste en que quiere ser visible, que necesita ser visible para todos esos ni?os que, como ella, crecen en Texas perdidos, con la sociedad burl¨¢ndose de ellos por no estar dentro del sistema binario de hombre o mujer. ¡°Desear¨ªa vivir en una sociedad en la que no existiera el concepto g¨¦nero¡±, prosigue, tras recuperarse de la emoci¨®n que ha sufrido al recordar sus d¨ªas en el servicio armado. ¡°Ahora he decidido vivir mi vida como una mujer y, en la medida de lo posible, ser altavoz de los que no tienen voz¡±.

La activista desea hacer una distinci¨®n y aclarar que la identidad de g¨¦nero no es equivalente a sexualidad. Son dos cosas diferentes. ¡°A algunas mujeres transg¨¦nero les atraen hombres y a otras les atraen mujeres, o se sienten atra¨ªdas por hombres y mujeres¡±. En cualquier caso, eso deber¨ªa ser algo exclusivamente del ¨¢mbito privado. Tanto como la morbosa pregunta que le suelen hacer en muchas entrevistas y que Clymer zanja, con mucho respecto, puntualiza ella, de la siguiente manera: ¡°?Qu¨¦ si me voy a operar? Me temo que eso no es asunto suyo¡±.