Cuidar adem¨¢s de curar
Sanitarios y pacientes reclaman ¡°rehumanizar¡± el sistema de salud para hacer el proceso m¨¦dico m¨¢s amable al enfermo. El sector pide m¨¢s formaci¨®n human¨ªstica
¡°?Saben cu¨¢l es la parte del hospital que m¨¢s ve el paciente?¡±, pregunta el doctor Alvar Agust¨ª, jefe del Instituto Respiratorio del hospital Cl¨ªnic de Barcelona. ¡°El techo¡±, prosigue. ¡°Y cuando uno se pasea mirando al techo, el hospital se ve muy diferente¡±. Agust¨ª lo sabe bien. Y no precisamente por su bagaje profesional. Un s¨ªndrome de Guillain-Barr¨¦ ¡ªun trastorno que hace que el sistema inmune ataque al sistema nervioso perif¨¦rico¡ª le oblig¨® a pasar muchas horas mirando al techo de su propio hospital. La enfermedad lo postr¨® en una cama de la unidad de cuidados intensivos (UCI) durante dos meses. ¡°Ves el sistema desde otra perspectiva. Te das cuenta de que hay cosas mejorables¡±, valora ahora. De sus vivencias al otro lado de la mesa en la consulta ha surgido el grupo Janus, un espacio de reflexi¨®n de facultativos del Colegio de M¨¦dicos de Barcelona que han sido pacientes para hacer m¨¢s amable la atenci¨®n sanitaria.
La iniciativa Janus no est¨¢ sola. El grupo se suma a la nube de estrategias que brotan en los hospitales espa?oles con el fin de ¡°rehumanizar¡± la atenci¨®n sanitaria: cuidar adem¨¢s de curar, resumen profesionales y pacientes.
El Virgen del Roc¨ªo de Sevilla tiene un plan de humanizaci¨®n que incluye garantizar el descanso o hacer una acogida al paciente cuando ingresa para que conozca el entorno. ¡°Tambi¨¦n queremos m¨¢s consultas individualizadas o que haya un espacio para preservar la intimidad al hacerse una prueba diagn¨®stica¡±, apunta Mar¨ªa Isabel Gonz¨¢lez, secretaria de la comisi¨®n de humanizaci¨®n.
Espa?a tiene una de las esperanzas de vida m¨¢s altas del mundo (casi 83 a?os). La tasa de mortalidad por c¨¢ncer baj¨® un 1,32% en hombres y un 0,56% en mujeres entre 2003 y 2012 y la supervivencia en las UCI es del 90%. La excelencia t¨¦cnica del sistema est¨¢ fuera de duda, coinciden los expertos consultados, pero suspende en la calidad de la atenci¨®n. ¡°El sistema est¨¢ mal dise?ado. No est¨¢ centrado en las personas, solo en resolver procesos¡±, zanja Gabi Heras, padre del proyecto HUCI, que elabora evidencia y recomendaciones para humanizar las UCI. Su plan apuesta por flexibilizar horarios de visita ¡ªel 70% los tienen restringidos, seg¨²n sus datos¡ª o mejorar la comunicaci¨®n a pacientes y familias. Unas 200 UCI se han adherido. ¡°De entrada, la gente cumple el 50% de las recomendaciones. Queda un margen de mejora del otro50%¡±, dice.
La corriente de humanizaci¨®n ha empezado a calar, aunque a distintos niveles y velocidades, en los centros sanitarios. ¡°Estamos perdiendo la perspectiva de la humanidad m¨¦dico-paciente. Como paciente, necesitas que te cuiden y te quieran¡±, explica Bego?a Barrag¨¢n, presidenta del Grupo Espa?ol de Pacientes con C¨¢ncer. Ella sufri¨® un linfoma en 2001 y admite que entonces no ten¨ªa tanta informaci¨®n como ahora.
La humanizaci¨®n en s¨ª tampoco es un tema nuevo. El Ministerio de Sanidad public¨® el primer plan en 1984 y de all¨ª surgieron los servicios de atenci¨®n al paciente o las encuestas de satisfacci¨®n. Pero desde entonces, poco se ha movido. ¡°No ha habido planes estrat¨¦gicos, que ello no significa que no se hiciesen cosas, pero no estaban recogidas por la Administraci¨®n¡±, apunta Julio Zarco, presidente de la Fundaci¨®n Humans. En los ¨²ltimos a?os, sin embargo, la humanizaci¨®n ha vuelto a sonar con fuerza. Zarco lo achaca a ¡°la disfunci¨®n¡± entre la innovaci¨®n tecnol¨®gica y la falta de avances en el trato humano. ¡°Se produce un desfase entre los dos elementos, que van a distintas velocidades¡±, agrega.?Rodrigo Guti¨¦rrez, director general de Ordenaci¨®n Profesional del ministerio, a?ade otro elemento disruptor: ¡°Los recortes y la crisis. Eso se ha vivido como una p¨¦rdida de derechos y prestaciones¡±.
La implantaci¨®n de estrategias de humanizaci¨®n es desigual en Espa?a
La clave de esta nueva corriente es la medicina centrada en la persona, es decir, en el paciente, su familia y los profesionales. ¡°Va m¨¢s all¨¢ de la atenci¨®n centrada en el paciente. Se dirige hacia una salud colaborativa, con una transferencia de poder. No hay humanizaci¨®n sin aproximaci¨®n¡±, explica Joan Escarrabill, responsable del plan estrat¨¦gico de participaci¨®n del paciente del Cl¨ªnic. El centro ha incorporado a sus pacientes en la toma de decisiones y ya han aplicado iniciativas. Desde los techos tem¨¢ticos en la UCI de Hepatolog¨ªa hasta una mesa redonda en el despacho de Agust¨ª. ¡°La mesa cuadrada creaba una barrera. Se dise?¨® una redonda y estoy al lado del paciente. Puedo tocarle o darle una palmada. Tocar tiene poder terap¨¦utico¡±, valora el m¨¦dico. El centro tambi¨¦n ha incorporado pantallas en las salas de espera para que los familiares sepan d¨®nde est¨¢ su pariente enfermo, si sigue en quir¨®fano, en reanimaci¨®n o ha terminado la operaci¨®n. Tambi¨¦n se han puesto enchufes de recarga en urgencias.
La evidencia cient¨ªfica tambi¨¦n avala pr¨¢cticas humanizadoras que repercuten en la mejora de la salud. Por ejemplo, garantizar el descanso del paciente. El hospital sociosanitario Pere Virgili de Barcelona ha reducido un 20% el ruido por la noche para mejorar el descanso de los enfermos. ¡°Los tel¨¦fonos, los timbres, las conversaciones entre los profesionales. Son peque?os detalles que les impiden descansar. Evitamos esos ruidos y reagrupamos las tareas de enfermer¨ªa para no entrar tantas veces a la habitaci¨®n¡±, explica Mercedes Manso, supervisora de Enfermer¨ªa.
Hay planes de humanizaci¨®n atomizados por todo el mapa sanitario, pero tambi¨¦n estrategias organizadas desde las consejer¨ªas. Como en Castilla-La Mancha y Madrid. ¡°Tenemos una viceconsejer¨ªa de Humanizaci¨®n. Desarrollamos un plan para asentar cosas que ya se estaban haciendo y otras novedosas, y tambi¨¦n para impulsar un cambio cultural. Nos hab¨ªamos situado en un avance cl¨ªnico y t¨¦cnico abrumador y en un retroceso de lo social. Nos centr¨¢bamos m¨¢s en lo t¨¦cnico que en el cuidado¡±, explica Teresa Pacheco, subdirectora general de Humanizaci¨®n de la Asistencia Sanitaria de Madrid. El hospital La Princesa, por ejemplo, ha iniciado un plan para llevar la farmacia hospitalaria a casa de los pacientes. ¡°Tambi¨¦n tenemos una escuela de pacientes y cuidadores para dotarlos de habilidades para atender mejor sus enfermedadesy empezamos un programa de puertas abiertas en la UCI¡±, apostilla el coordinador de humanizaci¨®n del hospital, Jorge G¨®mez.
Los expertos admiten que la implantaci¨®n de la humanizaci¨®n es desigual y costar¨¢ cambiar los h¨¢bitos. Los gestores tambi¨¦n tendr¨¢n que implicarse. ¡°Hay que pegar un meneo al sistema porque lo m¨¢s importante son los profesionales. Hay que cuidarlos para que cuiden a los pacientes¡±, apunta Albert Cort¨¦s, portavoz del proyecto HUGES, de humanizaci¨®n de la Gesti¨®n Sanitaria.
¡°El sistema se centra en resolver procesos, no en la gente¡±, dice el doctor Gabi Heras
Quedan, no obstante, otras muchas cosas por mejorar. ¡°Sigue habiendo m¨¦dicos que se refugian detr¨¢s de una pantalla de ordenador para hablarte o te dan una mala noticia en medio de un pasillo¡±, ejemplifica Barrag¨¢n. Otros elementos, como los inc¨®modos camisones abiertos por detr¨¢s, tambi¨¦n tienen, seg¨²n los expertos, los d¨ªas contados. ¡°No tiene sentido. Forma parte de la ¨¦poca de las inyecciones¡±, apunta Escarrabill.?No hay criterio cl¨ªnico, m¨¢s all¨¢ de la comodidad para los profesionales, para mantener esta prenda, aseguran.?¡°Abogamos porque el paciente, si es posible, vista con ropa de calle de d¨ªa y deje el pijama como elemento de noche¡±, agrega Marco Inzitari, director asistencial del Pere Virgili.
La gran asignatura pendiente, no obstante, es mejorar la formaci¨®n human¨ªstica desde la carrera. ¡°Queremos que en las comisiones nacionales de todas las especialidades se incorporen contenidos de este tipo en programas docentes y de formaci¨®n. Este es el d¨¦ficit donde habr¨¢ que hacer m¨¢s hincapi¨¦¡±, apunta Guti¨¦rrez.
Con todo, la corriente humanizadora, coinciden los expertos, ha llegado para quedarse. ¡°Es irreversible y no tiene discusi¨®n¡±, zanja Escarrabill.
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