C¨¢rceles de animales
Es hora de convertir los zoos en verdaderos centros de rescate y recuperaci¨®n de animales que s¨ª lo necesitan
?Qu¨¦ pinta un oso polar en el sofocante calor del verano espa?ol? ?O qu¨¦ hace un delf¨ªn nadando en una piscina de pocos metros en el centro de nuestra geograf¨ªa, a cientos de kil¨®metros del mar? Los anacr¨®nicos zoos tienen los d¨ªas contados ante el avance de una sociedad cada vez m¨¢s sensibilizada con los derechos de los animales.
Los parques zool¨®gicos siguen siendo colecciones de animales de diversas especies agrupados en espacios reducidos, sin otro objetivo que el lucro econ¨®mico. Los zoos privan de libertad a animales que nunca ser¨¢n reintroducidos en su h¨¢bitat natural e incumplen la supuesta funci¨®n de conservaci¨®n que dicen ejercer, dado que dicha acci¨®n es rotundamente incompatible con la recepci¨®n de visitas, exposici¨®n y contacto con los humanos a la que se somete a los animales en zool¨®gicos. Adem¨¢s, se les utiliza en espect¨¢culos y n¨²meros circenses que nada tienen que ver con la labor did¨¢ctica que dicen ejercer estos centros, que en una vuelta de tuerca, y para maximizar sus beneficios econ¨®micos, es posible incluso celebrar fiestas y eventos. Nada m¨¢s lejos del inter¨¦s en asegurar el bienestar de lo animales.
En un zoo nunca podremos conocer la verdadera naturaleza de los animales que all¨ª languidecen. Veremos solo la sombra de lo que pudieron ser en libertad. Los grandes simios no recorrer¨¢n los bosques africanos. Sus poderosos brazos, anquilosados por la falta de ejercicio derivada del cautiverio, no abrazar¨¢n a otros nuevos individuos de su especie. Tampoco recorrer¨¢n las sabanas los elefantes, ni las jirafas, ni el resto de animales confinados en espacios que no reproducen las condiciones m¨ªnimas para asegurar el bienestar de estos seres n¨®madas, gregarios, en una palabra, libres.
Por el contrario, desarrollar¨¢n comportamientos estereotipados, conductas an¨®malas como balanceos repetitivos, que demuestran el evidente da?o psicol¨®gico que la falta de libertad les provoca. El futuro pasa por evitar que los animales ya condenados se sigan reproduciendo y dejemos de traer al mundo nuevos esclavos por intereses meramente econ¨®micos. Por el bien de nuestros compa?eros de planeta, es hora de convertir los zoos en verdaderos centros de rescate y recuperaci¨®n de animales que s¨ª lo necesitan.
Silvia Barquero es presidenta del PACMA
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