El Papa aumenta el control sobre los obispos en los casos de abusos y encubrimiento
El Vaticano obliga a denunciar a los pederastas, da un a?o a las di¨®cesis para abrir cauces a los afectados y pone a los arzobispos a investigar aquellas causas que implican a prelados
El papa Francisco ha dado este jueves un paso significativo para tratar de atajar una de las grandes crisis que enfrenta su Pontificado. Despu¨¦s de convocar en febrero a todos los obispos a una hist¨®rica cumbre antipederastia que decepcion¨® a las v¨ªctimas, despu¨¦s de imponer hace un mes normas de actuaci¨®n de escaso alcance ante estos casos ¡ªsolo para el Vaticano, donde apenas hay ni?os¡ª, ha dictado un documento con rango de ley que obliga a la Iglesia de todo el mundo a actuar con decisi¨®n. Su motu proprio Vos estis lux mundi (Vosotros sois la luz del mundo) impone el deber de denunciar ante las autoridades eclesi¨¢sticas los episodios de pederastia que se conozcan y tambi¨¦n ante las civiles en el caso de que las leyes del lugar donde sucedan los hechos as¨ª lo exijan ¡ªaunque se mantiene el secreto de confesi¨®n¡ª. Y estrecha, adem¨¢s, la vigilancia sobre los obispos y otros religiosos: el arzobispo investigar¨¢ por mandato del Papa a los prelados denunciados, a quienes se podr¨¢ juzgar tambi¨¦n por encubrimiento dentro de la Iglesia porque la ocultaci¨®n se equipara al abuso.
?La nueva normativa, que entrar¨¢ en vigor el pr¨®ximo 1 de junio, supone en la pr¨¢ctica ¡ªsobre el papel¡ª una mayor protecci¨®n y atenci¨®n a las v¨ªctimas, que han sido muy cr¨ªticas con la respuesta que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica ha dado hasta la fecha a una crisis que ha socavado gravemente la imagen de la instituci¨®n y la ha obligado al desembolso de importantes sumas de dinero. La obligaci¨®n de denunciar ¡°sin demora¡± ya no depender¨¢ del individuo, de su conciencia individual. El Papa lo convierte ahora en un precepto legal y universal para toda la Iglesia a quien advierte de que, en algunos pa¨ªses, no basta con que el religioso que conozca un caso lo transmita a la autoridad eclesi¨¢stica. Hay que denunciar ante las civiles. ¡°Estas normas se aplican sin perjuicio de los derechos y obligaciones establecidos en cada lugar por las leyes estatales, en particular las relativas a eventuales obligaciones de informaci¨®n a las autoridades civiles competentes¡±, dice el texto.
Las di¨®cesis estar¨¢n obligadas a establecer en el plazo de un a?o un sistema ¡°f¨¢cilmente accesible al p¨²blico¡± para que cualquier persona pueda denunciar casos de abusos. Cada una el modelo que quiera, adaptado a su cultura y su idiosincrasia. Lo que s¨ª se les impone a todos por igual es el deber de guardar la confidencialidad de los casos que les lleguen y se les proh¨ªbe expresamente tomar ¡°represalias o discriminaciones¡± contra quienes comuniquen casos de pederastia. Tambi¨¦n veta el Papa que se trate de silenciar a los denunciantes.
El documento supone un punto de inflexi¨®n en el control de los obispos abusadores y encubridores, que hasta ahora han gozado de cierta impunidad. Primero, porque Francisco equipara el encubrimiento al abuso ¡ªentendido como aquellas omisiones ¡°dirigidas a interferir o a eludir las investigaciones civiles o las investigaciones can¨®nicas, administrativas o penales¡±¡ª. Pero tambi¨¦n porque ordena que sea el arzobispo metropolitano ¡ªque se podr¨¢ apoyar en expertos laicos¡ª quien lleve las investigaciones si el acusado de pederastia es un prelado u ocupa o ha ocupado un cargo de responsabilidad en la Iglesia.
Ante los tribunales
?Hasta ahora, en los casos de pederastia, los obispos, como m¨¢ximos responsables de las di¨®cesis, deb¨ªan investigar e informar sobre los delitos cometidos por sacerdotes o religiosos de su jurisdicci¨®n, pero si eran ellos mismos los implicados o encubridores no hab¨ªa un mecanismo preciso para dar salida a las denuncias. Han sido, adem¨¢s, escasos los altos cargos que han llegado a sentarse en los tribunales por encubrimiento. Uno de los ¨²ltimos y m¨¢s sonados, fue el cardenal Barbarin, en Francia, condenado recientemente a seis meses de c¨¢rcel y cuya dimisi¨®n rechaz¨® el Papa argentino.
?En una entrevista difundida por los medios vaticanos, el prefecto de la Congregaci¨®n para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, destaca la relevancia de este cambio, y se?ala que con este documento ¡°no se pide a los obispos m¨¢s de lo que ya se ha pedido durante a?os a los sacerdotes¡±, y a?ade: ¡°No solo no debe haber clericalismo, tampoco un elitismo entre nosotros. Hemos dicho durante a?os que los sacerdotes deben adecuarse a ciertas reglas estrictas y ?por qu¨¦ los obispos y otros en la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica no deber¨ªan hacerlo?¡±.
A los 30 d¨ªas que fue de haber iniciado las pesquisas, el arzobispo deber¨¢ enviar un informe al Vaticano y a los 90 d¨ªas resolver el caso salvo pr¨®rrogas excepcionales por ¡°razones justas¡±. En ese momento, se podr¨¢n imponer ya medidas preventivas y restrictivas al investigado.
El documento, una suerte de decreto ley, no solo obliga a denunciar los casos que se conozcan de abusos a menores. Tambi¨¦n impone el deber de poner en conocimiento de las autoridades eclesiales las agresiones sexuales contra adultos, por ejemplo, la violencia contra las religiosas por parte de cl¨¦rigos o el acoso a seminaristas o novicios mayores de edad. Y afecta, adem¨¢s, a otros actos delictivos como posesi¨®n y uso de pornograf¨ªa infantil y de actitudes de encubrimiento ante estas realidades.
Para afrontar los gastos derivados de los nuevos procesos las Conferencias episcopales pueden establecer un fondo destinado a sufragar el coste de las investigaciones, a disposici¨®n del arzobispo encargado.
"El encubrimiento es igual de da?ino que la agresi¨®n"
Despu¨¦s de la cumbre antipederastia que reuni¨® a finales de febrero en el Vaticano a los l¨ªderes religiosos de todo el mundo, las principales asociaciones de v¨ªctimas de abusos criticaron la tibieza con la que se hab¨ªa abordado la cuesti¨®n y decepcionados, pidieron medidas concretas. Ayer, algunos afectados celebraban la llegada de este motu propriocomo un paso preciso para erradicar la lacra de los abusos, pero son conscientes de que su lucha a¨²n no ha terminado y demandan m¨¢s soluciones.
Juan Carlos Cruz, v¨ªctima de los abusos del emblem¨¢tico sacerdote chileno Fernando Karadima y del encubrimiento del obispo Juan Barros, alaba que combatir la pederastia se haya convertido en ¡°prioridad n¨²mero uno¡± de este Pontificado y que se introduzca la obligaci¨®n de denunciar, pero a¨²n ve camino por recorrer. ¡°Es importante que se denuncie a las autoridades locales¡±, se?ala.
En este punto coincide con la irlandesa Marie Collins, tambi¨¦n v¨ªctima de abusos de un cura pederasta y que form¨® parte de la comisi¨®n del Vaticano para la protecci¨®n de los menores, pero despu¨¦s de tres a?os en el cargo present¨® su dimisi¨®n alegando que las propuestas quedaban en papel mojado cuando llegaban a los despachos de la Curia.
Collins ve lagunas en el nuevo documento: ¡°Solo se menciona que hay que reportar los casos dentro de la Iglesia, pero no se dice nada sobre reportar fuera de la Iglesia, a las autoridades civiles¡±, afirma. Tambi¨¦n echa en falta que no se mencionen castigos en el caso de que no se cumplan estas obligaciones de comunicar los casos.
Por otro lado, la irlandesa valora que se hable tambi¨¦n de abuso de poder y que se pida que se escuche a las v¨ªctimas y sean tratadas con dignidad y respeto y que se les ofrezca asistencia y acogida.
Cruz, que se ha reunido con el papa Francisco en varias ocasiones, celebra que el delito de encubrimiento tenga el mismo peso que el de abusos. ¡°El encubrimiento es igual de da?ino. En Chile los obispos han encubierto barbaridades¡±, dice. Sigue desconfiando de los prelados: ¡°Los obispos, sobre todo los chilenos, le asienten con la cabeza? [al Papa] y luego se van a sus di¨®cesis y siguen haciendo lo mismo¡±, se?ala.
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