Cuatro a?os de Ni Una Menos, el movimiento que rompi¨® el silencio de las argentinas

El epicentro del terremoto feminista que est¨¢ transformando Argentina se registr¨® el 11 de mayo de 2015 en Twitter. Ese d¨ªa, la polic¨ªa localiz¨® el cad¨¢ver de Chiara P¨¢ez, una adolescente de 14 a?os embarazada que hab¨ªa sido golpeada hasta la muerte y enterrada en el patio de los abuelos de su novio. En medio de la indignaci¨®n generalizada de todo el pa¨ªs, la periodista Marcela Ojeda lanz¨® un desaf¨ªo: ¡°Actrices, pol¨ªticas, artistas, empresarias, referentes sociales ... mujeres, todas, bah.. ?no vamos a levantar la voz? NOS ESTAN MATANDO¡±. Una colega respondi¨® a su tuit con la propuesta de convocar una gran movilizaci¨®n. La aceptaci¨®n fue inmediata y a los pocos d¨ªas se fijaba una fecha y una consigna que cuatro a?os despu¨¦s sigue vigente: 3 de junio, Ni Una Menos.

M¨¢s informaci¨®n

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22 mujeres asesinadas en Argentina en enero de 2019

En esa primera marcha, decenas de miles de mujeres de las m¨¢s variadas edades, extracto social e ideolog¨ªa tomaron las calles para exigir el fin de los feminicidios, la forma m¨¢s extrema de violencia machista. Este lunes se repiti¨® la manifestaci¨®n por quinta vez consecutiva. "Ni Una Menos", "Vivas nos queremos", pod¨ªa leerse en pancartas, camisetas, pa?uelos y mochilas de quienes se concentraron hoy en el centro de Buenos Aires. Los asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujeres no han disminuido en los ¨²ltimos cuatro a?os, pero se han creado registros oficiales y se ha generalizado la condena social.

Seg¨²n el ¨²ltimo Informe de femicidios de la Corte Suprema, en 2018 hubo en Argentina 278 v¨ªctimas mortales de violencia de g¨¦nero: una cada 31 horas. 255 de ellas fueron v¨ªctimas directas y 23, feminicidios vinculados, es decir, hijos u otros familiares cercanos vinculados a la asesinada. El dato supone un aumento de casi el 2% respecto a un a?o antes, cuando el n¨²mero de v¨ªctimas registradas fue de 273, entre las que hubo 22 feminicidios vinculados.

Leyes con escasa aplicaci¨®n

Las organizaciones feministas consideran insuficiente el presupuesto y los recursos asignados a la ley de prevenci¨®n y erradicaci¨®n de la violencia contra las mujeres. Pasa lo mismo con otras normas relacionadas: falla su aplicaci¨®n. Argentina aprob¨® en 2006 una ley que obliga a las escuelas a impartir educaci¨®n sexual integral, pero muchas la incumplen, tal y como han denunciado en el ¨²ltimo a?o los estudiantes de secundaria. En 2015 se promulg¨® la ley de defensa gratuita para las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, pero en 2019 apenas hay una abogada por provincia en las once en las que se ha puesto en marcha. El a?o pasado el Gobierno de Mauricio Macri reglament¨® la ley Brisa, que ofrece una reparaci¨®n econ¨®mica a los hijos menores de edad de las mujeres asesinadas para ayudar a los tutores que quedan a cargo. Cobrar esa ayuda, sin embargo, es muy dif¨ªcil, denuncian los familiares.

"Mi hija, Florencia Albornoz, fue asesinada por su marido en 2010 y yo tuve que sacar adelante a mis dos nietos, una de tres y otro de seis. Con mi jubilaci¨®n no me alcanza", denuncia Esther Robledo, integrante de Atravesados por el femicidio, una asociaci¨®n de familiares de v¨ªctimas que ofrece contenci¨®n y ayuda legal. De los cerca de 60 menores que est¨¢n a cargo de miembros de esta asociaci¨®n, s¨®lo seis han logrado recibir la ayuda econ¨®mica. "El Gobierno es hip¨®crita, no le importa la gente", critica Robledo mientras sus dos nietos, ya adolescentes, ayudan a desplegar un cementerio de cruces con fotograf¨ªas de v¨ªctimas frente al Congreso argentino.

Al margen de la reacci¨®n institucional, Ni Una Menos ha desencadenado un gran cambio social que ha sacado a la luz otros tipos de violencia machista que estaban silenciados y a veces naturalizados, como el acoso, los abusos sexuales y la discriminaci¨®n laboral.

¡°Las mujeres y las j¨®venes se animan a romper los pactos de silencio y a denunciar¡±, dice Mariana Carbajal, una de las fundadoras de Ni Una Menos. La mayor¨ªa de denuncias se realizaron a trav¨¦s de escraches en las redes sociales, pero algunas han llegado a los tribunales, como la presentada en Buenos Aires por abuso sexual de menores contra Cristian Aldana, el cantante de El Otro yo, o en Guatemala por el mismo delito contra el actor argentino Juan Darth¨¦s.

¡°Ni Una Menos despert¨® conciencia de g¨¦nero, acrecent¨® y aliment¨® el activismo feminista, que es cada vez m¨¢s joven, adolescente y que se sum¨® a la marea verde por el derecho al aborto legal seguro y gratuito¡±, contin¨²a Carbajal en referencia a las ramificaciones que ha tenido el movimiento en los ¨²ltimos a?os.

Uno de los laterales de la plaza de los Dos Congresos fue tomado hoy por estudiantes de secundaria, ariete de la movilizaci¨®n para legalizar la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. "Aborto legal en el hospital", cantaban en c¨ªrculo las adolescentes, con pa?uelos verdes al aire, a la espera de marchar hacia Plaza de Mayo. "Se cuidan los machistas, Am¨¦rica Latina va a ser toda feminista", fue otro de los c¨¢nticos m¨¢s repetidos en las calles de Buenos Aires.

En 2018, el Congreso argentino trat¨® por primera vez un proyecto de ley que legalizaba el aborto hasta la semana 14 y provoc¨® que miles de mujeres se animasen por primera vez a romper el tab¨² y contar en p¨²blico c¨®mo abortaron de forma clandestina. El Senado rechaz¨® la iniciativa legislativa, pero hace solo una semana miles de personas pidieron la reapertura del debate y este lunes volvieron a hacerlo. Seg¨²n estimaciones extraoficiales, cada d¨ªa cerca de mil mujeres interrumpen voluntariamente su embarazo.

¡°Aquella primera marcha de Ni Una Menos se convirti¨® en algo imparable y sin due?os, con ramificaciones en todo el pa¨ªs, en todo el mundo, que despert¨® un cambio social profundo, que logr¨® sacar la discusi¨®n sobre la violencia machista de los ¨¢mbitos tradicionales, de las trincheras, para ponerla en la charla cotidiana y en la agenda pol¨ªtica¡±, se?ala la periodista Mercedes Funes, otra de las integrantes de Ni Una Menos.

¡°Creo que el gran cambio es el reconocimiento del problema, de un problema que antes estaba naturalizado. Ya nadie deja pasar el grito desesperado de una vecina, ya nadie se tranquiliza, como antes, pensando que esa violencia era dom¨¦stica. Vemos como tampoco se toleran m¨¢s los acosos callejeros o en el transporte p¨²blico. Me parece que lo que cambi¨® en general, a nivel social, es que dejamos de mirar para otro lado. Tambi¨¦n hay un cambio en nuestra relaci¨®n con otras mujeres: sabemos que nos tenemos. Eso es lo que prima cuando marchamos todas juntas en la plaza m¨¢s all¨¢ de nuestras diferencias¡±, concluye Funes.