El n¨²mero de presos por delitos sexuales se ha doblado en 20 a?os

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Piden juzgados especializados para los delitos sexuales

Amnist¨ªa Internacional denuncia ¡°prejuicios¡± contra las v¨ªctimas de violencia sexual

Hay un antes y un despu¨¦s. La crudeza de una violaci¨®n, la credibilidad que se otorga a las mujeres cuando denuncian o la importancia de su consentimiento para considerar que ha habido agresi¨®n son debates que han estallado en los tres ¨²ltimos a?os como nunca antes con el caso que puso la violencia sexual ante el espejo: el de La Manada de Pamplona. Sus cinco integrantes est¨¢n entre los ¨²ltimos presos que han ingresado en las c¨¢rceles espa?olas por delitos sexuales. A finales del pasado junio, 3.290 hombres estaban en prisi¨®n condenados por este tipo de cr¨ªmenes. Son algo m¨¢s del doble de los internos que hab¨ªa por agresiones o abusos sexuales en las prisiones espa?olas hace poco m¨¢s de dos d¨¦cadas, en 1998 cuando eran 1.570.

El dato est¨¢ incluido en la respuesta a una pregunta parlamentaria del diputado de EH-Bildu Jon I?arritu. Distintas especialistas en agresiones sexuales explican este aumento por tres razones: las penas a este tipo de reos pueden superar los 15 ¨® 20 a?os, hay mayor concienciaci¨®n y se conocen m¨¢s casos. Subrayan, no obstante, que se sigue denunciando poco, a¨²n es un delito sobre el que pesa el tab¨² y el miedo a no ser cre¨ªdas.

Una macroencuesta que el Gobierno public¨® en 2015 revelaba que un 7,2% de mujeres aseguraron que hab¨ªan sufrido violencia sexual en alg¨²n momento de su vida, lo que equivale a m¨¢s de 1,4 millones de ni?as y mujeres en Espa?a.

¡°Con los datos de esa macroencuesta se ve que queda mucho por hacer. Han aumentado las condenas, pero es importante ver de d¨®nde partimos¡±, plantea Virginia ?lvarez, responsable de investigaci¨®n en Amnist¨ªa Internacional y una de las autoras del informe Ya es hora de que me creas. Un sistema que cuestiona y desprotege a las v¨ªctimas. El estudio, de 2018, alertaba de que faltan datos, respaldo y sensibilidad para atender a las v¨ªctimas que sufren violencia sexual en Espa?a y destacaba la persistencia de ¡°prejuicios discriminatorios¡±. ¡°Comprobamos todos los cuestionamientos que siguen existiendo cuando una mujer quiere denunciar¡±, prosigue ?lvarez. Explica que socialmente se entienden ¡°las agresiones sexuales que est¨¢n en el imaginario sobre una violaci¨®n: la que ocurre en un portal o en un callej¨®n por un extra?o¡±. Pero se sigue cuestionando a aquellas que tienen un agresor ¡°que es una persona conocida y sin que haya mediado una violencia manifiesta¡±. O que ¡°sigue existiendo la idea de si ella se ha defendido o no, o si iba provocando¡±.

La responsable de relaciones institucionales de la federaci¨®n de asistencia a v¨ªctima de violencia sexual Famuvi, Mariti Pereira, coincide en que falta camino por recorrer pero que el caso de La Manada ¡°ha permitido que se empiece a tener una conciencia del grave problema de las agresiones sexuales. Hasta entonces era como clamar en el desierto¡±. Pereira subraya adem¨¢s que la polic¨ªa ahora est¨¢ ¡°m¨¢s concienciada y preparada¡± en la atenci¨®n a las v¨ªctimas: ¡°Creen m¨¢s en las mujeres¡±.

Virginia ?lvarez reclama tambi¨¦n m¨¢s especializaci¨®n judicial: ¡°A diferencia del ¨¢mbito de la pareja o expareja [violencia de g¨¦nero], quienes tratan las agresiones sexuales no siempre son especialistas¡±. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Ministerio de Justicia han creado un grupo de trabajo para evaluar la gesti¨®n procesal de las distintas comunidades y ver la posibilidad de iniciar alg¨²n cambio en los tribunales, como ya se hizo con la especializaci¨®n en los casos de violencia machista. Ellas son las que m¨¢s lo sufren. Seg¨²n datos del Ministerio del Interior, las mujeres suponen el 84% de las v¨ªctimas de delitos sexuales.