Ma Jun, el activista que usa el poder de la informaci¨®n para devolver al cielo chino el color azul
El experiodista combate la poluci¨®n a trav¨¦s de la publicaci¨®n de una base de datos de empresas contaminantes
Un cielo de color azul es un bien preciado en Pek¨ªn, pero cuando Ma Jun mira por la ventana su rostro se frunce en un gesto de preocupaci¨®n recurrente. ¡°Los niveles de ozono est¨¢n bastante altos¡±, apunta. Desde esta oficina en el centro de la capital dirige IPE ¨Cacr¨®nimo en ingl¨¦s de Instituto de Asuntos P¨²blicos y Medioambientales-, una peque?a ONG que ha colocado en la primera l¨ªnea de una batalla de gigantes, la contaminaci¨®n en China, con la informaci¨®n como ¨²nica arma. A pesar de su tama?o, la organizaci¨®n va apunt¨¢ndose victorias: cada d¨ªa despejado es un tanto.
Su historia empieza en la redacci¨®n de un diario. En su condici¨®n de periodista, Ma Jun visit¨® cada rinc¨®n del territorio chino en los a?os noventa y comprob¨® con sus propios ojos c¨®mo el medio ambiente pagaba el coste del vertiginoso crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs. La visi¨®n del curso seco del famoso r¨ªo Amarillo le llev¨® a escribir un ensayo, China¡¯s Water Crisis ¨CLa crisis del agua en China-, que lo convirti¨® en una eminencia. ¡°Mi intenci¨®n al terminar el libro era dejar el asunto a un lado y continuar con mi carrera de periodista¡±, confiesa, ¡°pero acad¨¦micos, activistas, pol¨ªticos, todos segu¨ªan acudiendo a m¨ª en busca de respuestas. En ese momento supe que la b¨²squeda de una soluci¨®n se hab¨ªa convertido en mi cometido¡±.
Solo en 2016 m¨¢s de un mill¨®n de personas murieron en China a causa de la poluci¨®n atmosf¨¦rica. Ma Jun "hab¨ªa visto el impacto que la contaminaci¨®n tiene en la salud de la gente", pero se sent¨ªa "impotente, como individuo no pod¨ªa ayudarles". De esa impotencia surgi¨® IPE. Gracias al apoyo econ¨®mico de varias fundaciones internacionales, Ma Jun se puso al frente de un equipo de tres empleados y varios voluntarios con un objetivo: incluir todas las empresas contaminantes chinas en una base de datos de acceso p¨²blico.
Los comienzos no fueron sencillos: en 2006, despu¨¦s de m¨¢s de nueve meses de trabajo, en sus archivos apenas constaban 2.000 empresas. Ese mismo a?o lanzaron su p¨¢gina web y al mes lleg¨®, por fin, el primer triunfo: una empresa incluida en su lista les contact¨® porque quer¨ªan solucionar el da?o que hab¨ªan causado. ¡°El director general hab¨ªa le¨ªdo un art¨ªculo al respecto en un peri¨®dico de Hong Kong y se enfad¨® tanto que congel¨® los bonus anuales de todo el equipo directivo hasta que el problema se resolviera¡±, recuerda Ma Jun con una sonrisa. La empresa se corrigi¨®, instaur¨® un programa de reciclaje y fue eliminada de la base de datos. ¡°Ah¨ª me di cuenta de la fuerza de la informaci¨®n: los datos empoderan¡±.
Pero este concepto no encuentra acomodo de manera sencilla en un r¨¦gimen como el chino, en el que la sociedad civil est¨¢ muy controlada y una reducida ¨¦lite pol¨ªtica dise?a y pone en marcha la mayor¨ªa de las decisiones. ¡°China se ha construido de arriba hacia abajo durante siglos, la transparencia o la participaci¨®n p¨²blica no forman parte de nuestro ADN social¡±, explica Ma. En este contexto, el espacio de maniobra de una organizaci¨®n como IPE es muy limitado. ¡°El sistema judicial es d¨¦bil, no podemos recurrir a los tribunales. En los pa¨ªses occidentales las ONG pueden salir a la calle a manifestarse, pero eso aqu¨ª tampoco es una opci¨®n. Ten¨ªa que encontrar una alternativa¡±. Y la encontr¨®.
¡°La transparencia es mi alternativa. Conf¨ªo en el tribunal de la opini¨®n p¨²blica¡±. Al revelar las emisiones contaminantes de cada empresa, Ma Jun recurre a una faceta que nadie puede arrebatar a los individuos de cualquier pa¨ªs integrado en el sistema capitalista global: la de consumidores. Las violaciones de la normativa medioambiental pasan a ser una cuesti¨®n de imagen corporativa. ¡°De esta manera, conseguimos elevar el coste de saltarse la ley, que durante mucho tiempo ha sido demasiado bajo¡±.
Pero los se?alados contraatacaron: ¡°En esos primeros a?os nos vimos sometidos a mucha presi¨®n por parte de las empresas. No lo hac¨ªan de manera directa, sino que recurr¨ªan a los distintos gobiernos locales para hacernos pasar un mal rato. Hubo momentos en los que no sab¨ªamos si ¨ªbamos a poder continuar con nuestra labor al d¨ªa siguiente¡±. Su escapatoria fue ampararse en lo p¨²blico. ¡°Nos limitamos a compartir datos proporcionados por el Gobierno, de esta manera nadie pod¨ªa quejarse¡±.
En 2013, IPE lanz¨® una iniciativa para pedir la publicaci¨®n de los datos de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica recogidos en puntos de monitorizaci¨®n repartidos por todo el pa¨ªs. Para su sorpresa, el Ministerio de Ecolog¨ªa y Medio Ambiente lo elev¨® a requisito legal al a?o siguiente. Esta informaci¨®n es ahora accesible por medio de una aplicaci¨®n m¨®vil ¨CBlue Map- desarrollada por la ONG, que permite a los usuarios saber qu¨¦ empresas est¨¢n salt¨¢ndose la normativa ambiental e informar a las autoridades o compartirlo en redes sociales.
¡°La publicaci¨®n de los datos no ha causado una disrupci¨®n sino que, al contrario, ha ayudado a movilizar a la gente en la b¨²squeda de una soluci¨®n¡±, apunta Ma, al tiempo que se?ala un cambio de postura gubernamental. ¡°Est¨¢n d¨¢ndose cuenta de que no pueden luchar contra la contaminaci¨®n por s¨ª solos, y comienzan a permitir la participaci¨®n de m¨¢s actores sociales. Y lo m¨¢s importante: se est¨¢ creando un consenso acerca de la importancia de solucionar este problema¡±.
En el caso de Pek¨ªn, este cambio de estrategia se plasm¨® en el Clean Air Action, un ambicioso programa para reducir la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica -alineado con otras directivas nacionales como el 13? plan quinquenal- que incluye una reducci¨®n significativa del uso de carb¨®n, cuyo consumo porcentual con respecto a otros combustibles ya ha ca¨ªdo a m¨ªnimos de hace 25 a?os. El resultado est¨¢ en el aire: las emisiones en la capital se han reducido en m¨¢s de un tercio con respecto a 2014. Pero todo tiene un precio y el de esta terapia de choque es 1,7 billones de yuanes ¨Cequivalente a 220.000 millones de euros, el PIB anual de Grecia-. Ma Jun teme que ¡°en un entorno de ralentizaci¨®n econ¨®mica sea complicado mantener estas enormes ayudas¡±.
Durante todos estos a?os, IPE no ha dejado de crecer. Este mes su lista de empresas contaminantes super¨® por primera vez el mill¨®n de nombres. ¡°10.000 de esas empresas han gestionado y corregido sus violaciones medioambientales, un 1%¡±, concluye Ma Jun. ¡°Un 1% es una cifra muy baja, apenas una gota en el oc¨¦ano, pero el hecho de que cada d¨ªa 10 ¨® 20 empresas nos contacten demuestra que la informaci¨®n puede lograr un cambio. Desde el primer d¨ªa he intentado estar a la altura de la gente que deposit¨® su esperanza en m¨ª. Ese 1% alivia mi ansiedad. Desde ah¨ª debemos crecer¡±. El nivel de ozono est¨¢ alto, pero el cielo hoy es azul.
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