El tuit de una v¨ªctima del tatuador de San Sebasti¨¢n acusado de abusos sexuales provoc¨® otras 13 denuncias
La primera mujer en denunciar ha declarado en el juicio que decidi¨® contar su experiencia en un mensaje en Twitter para "que a otra gente no le pasara lo mismo"
En enero de 2018, una joven public¨® un mensaje en Twitter en el que contaba que hab¨ªa sido acosada sexualmente por el tatuador del estudio de la calle ??igo de San Sebasti¨¢n, Jack Rafael Estrada. Aquel tuit se hizo viral y hubo otras 13 denuncias; a principios de febrero lo detuvo la Guardia Municipal de la capital guipuzcoana. Ahora, siete meses despu¨¦s, ha comenzado el juicio contra el presunto agresor para el que la Fiscal¨ªa pide 21 a?os y cuatro meses de prisi¨®n por tres delitos de agresi¨®n sexual, siete de abusos, tres de acoso y uno de coacciones.
Este mi¨¦rcoles ha sido la primera sesi¨®n ¡ªma?ana ser¨¢ la segunda con la declaraci¨®n del acusado¡ª, en el Juzgado Penal n¨²mero 2 de San Sebasti¨¢n, con el testimonio de las 12 mujeres denunciantes de 14 abusos, dos de las cuales ejercen acusaci¨®n particular, y con el acusado tras un biombo para que no hubiera contacto visual entre ambas partes. La mayor¨ªa eran clientas suyas y han explicado que se animaron a denunciar tras ver el mensaje viral de una chica denunciando su caso en las redes sociales. Ella, la mujer que colg¨® aquel tuit, ha relatado que acudi¨® con unas amigas para tatuarse en el brazo, pero no ten¨ªa claro qu¨¦ hacerse. Seg¨²n ha indicado, sus amigas se quedaron fuera de la habitaci¨®n donde Estrada le tatu¨® tumbada bocabajo en una camilla, sin saber lo que le "estaba haciendo".
La chica ha se?alado que "la cosa empez¨® a subir de tono" y el acusado le pidi¨® que le ense?ara el ombligo, tras lo cual este le "meti¨® la mano por dentro de la ropa". Despu¨¦s, puso a la joven la plantilla del tatuaje y le indic¨® que se tumbara, "con connotaci¨®n sexual". Una vez tumbada, le dijo que se acercara a ¨¦l en la camilla y, aunque la mujer lo hizo, Estrada la "agarr¨® de la cadera", le pas¨® la mano "por el culo frotando" y la "llev¨® con fuerza" hacia ¨¦l.
La presunta v¨ªctima ha explicado que entonces se bloque¨® y se qued¨® totalmente paralizada. "Temblando", ha dicho. Y a?adi¨® que mientras Estrada la tatuaba, not¨® que "frot¨® su pene" con su mano, lo que le llev¨® a retirarla y a tener el resto del tiempo el brazo levantado. "Al principio cre¨ª que lo hab¨ªa interpretado mal, pero luego me sent¨ª intimidada en mi integridad sexual". Tras pagar se fue con sus amigas a un bar porque "necesitaba tranquilizarse". Cuando lleg¨® a casa decidi¨® contar su experiencia en un mensaje en Twitter para "que a otra gente no le pasara lo mismo".
Despu¨¦s, la chica ha asegurado que no pod¨ªa mirarse en el espejo el tatuaje realizado por el acusado, porque cada vez que lo hac¨ªa se sent¨ªa "fatal". Al final, decidi¨® taparlo para no verlo, algo que le ha "ayudado mucho", sobre todo cuando Estrada colg¨® en sus redes sociales im¨¢genes de ella en el local de la c¨¢mara de seguridad de este, acus¨¢ndole de que se lo hab¨ªa inventado todo.
M¨¢s testimonios
Otra v¨ªctima ha relatado que en verano de 2016 acudi¨® a realizarse un cover de un tatuaje?¡ªes un tatuaje nuevo encima de uno antiguo¡ª en el brazo a la casa del tatuador en Bidebieta, cuando todav¨ªa no ten¨ªa local, y ya en la primera sesi¨®n el acusado le pidi¨® que se quitara la camiseta: "No me pareci¨® necesario, pero su mujer que estaba all¨ª me dijo que era normal, que lo hac¨ªan todas las chicas". En la ¨²ltima de las cuatro sesiones que tuvo con ¨¦l, tras algunas preguntas "inc¨®modas" ¡ªcomo "si ten¨ªa novio o no"¡ª, mientras le tatuaba le dijo que le estaba excitando y, seg¨²n ha relatado, le puso "el pene en la mano, con la aguja puesta sobre la piel". Ella le dijo que estaba loco, que la soltara. Grit¨®, pero ¨¦l sigui¨®.
Despu¨¦s se abalanz¨® e intent¨® besarla, pero ella cerr¨® la boca: "Le empuj¨¦, se baj¨® los pantalones y se empez¨® a masturbar, porque dec¨ªa que no pod¨ªa aguantar, que ten¨ªa que hacer algo". Ella cogi¨® sus cosas y sali¨® corriendo. Aquel tatuaje se infect¨® d¨ªas m¨¢s tarde y acudi¨® al m¨¦dico con ansiedad. Cont¨® lo que hab¨ªa sucedido y le recetaron "un tratamiento". No denunci¨®, ha dicho, porque se sinti¨® "hasta est¨²pida". Cuando vio el mensaje, se anim¨® a contarlo.
Conmocionada y entre sollozos ha apuntado que el tatuaje que le retoc¨® el procesado le ha causado mucho dolor, porque era para recordar a su hijo, pero cada vez que lo miraba "ve¨ªa un pene"; y que le da "miedo" que el acusado "se pueda acercar a ¨¦l", porque "le ha visto, sabe c¨®mo se llama y a qu¨¦ colegio va".
Otra de las v¨ªctimas, la expareja de un compa?ero de piso del acusado, ha contado que en 2014 se fue a vivir a ese piso y un d¨ªa que su novio estaba fuera, al ir a coger un vaso de agua a la cocina, el imputado se le abalanz¨® encima con los pantalones y los calzoncillos bajados. "Me acorral¨® contra la encimera de la cocina, intentando que le tocara el pene. Le empuj¨¦. Poco despu¨¦s sali¨® del cuarto su mujer, y se subi¨® los pantalones". La joven tambi¨¦n ha indicado que se qued¨® "paralizada" y fue "todo muy r¨¢pido". Despu¨¦s se lo cont¨® a su pareja y le ech¨® del piso.
Tambi¨¦n ha declarado una joven que fue alumna del acusado en clases de tatuar en verano de 2016, cuando estaba pasando "un momento dif¨ªcil" tras dejar una relaci¨®n sentimental. Entre l¨¢grimas, ha contado que entendi¨® los "piropos" de su profesor como intentos de animarla, pero despu¨¦s se insinuaba y le dec¨ªa "cosas" que no le gustaban: "No sab¨ªa c¨®mo decirle que parara e intentaba reconducir la conversaci¨®n". El hecho de que fuera su profesor le daba "miedo".
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