El violador es tu vecino
Ciudad de M¨¦xico quiere exponer la identidad de los agresores sexuales para consulta de la ciudadan¨ªa, una medida pol¨¦mica
El repudio por la violencia machista es compartido, pero las formas de combatirla dejan amplio espacio al debate. La propuesta de la jefa de Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico, Claudia Sheinbaum, de crear un registro p¨²blico de agresores sexuales donde la ciudadan¨ªa pueda consultar la identidad de qui¨¦n viol¨® o qui¨¦n abus¨® naci¨® ya con la pol¨¦mica que acompa?¨® a esa misma iniciativa cuando se quiso implantar en otros pa¨ªses. En un ¨¢ngulo se sit¨²an quienes defienden el derecho a conocer que el vecino es un agresor, y en el opuesto aquellos que critican el efectismo de una medida meramente punitiva. ¡°No se puede reducir un debate complejo a t¨¦rminos sencillos de v¨ªctimas y victimarios¡±, sostiene la antrop¨®loga mexicana Marta Lamas.
En estos d¨ªas en que mujeres de todo el mundo se revuelven contra las agresiones de sus compa?eros y cuando M¨¦xico redondea la intolerable cifra de 10 muertas al d¨ªa, la capital plante¨® una bater¨ªa de medidas bajo su declaraci¨®n de alerta por violencia de g¨¦nero, declarada en noviembre. La capital presenta unas cifras alarmantes: este a?o, los datos oficiales indican que la polic¨ªa recibi¨® 588 llamadas por violaci¨®n de un total cercano a las 3.300 en todo el pa¨ªs. No es desconocido que muchas violaciones no se denuncian y tambi¨¦n se sabe que buena parte de ellas ocurren en el seno de la pareja. Las encuestas del Gobierno indican que un 64% de las mujeres han sufrido violencia severa o muy severa en su relaci¨®n, esto es 12,2 millones: esto incluye violaciones espor¨¢dicas o a menudo.
?Qu¨¦ hacer con esos casos en los que la mujer agredida no denuncia? ¡°Es una medida m¨¢s efectista que efectiva, que puede vulnerar los derechos humanos. El problema es que en M¨¦xico la justicia no funciona, la polic¨ªa no investiga y fabrica culpables o usa la coerci¨®n para obtener confesiones. Por otro lado, hay gente poderosa que corrompe a los agentes incluso en casos de homicidio. ?Qu¨¦ nos garantiza que los violadores sentenciados sean en verdad los culpables del delito?¡±, pregunta Luc¨ªa Melgar, profesora de Literatura y G¨¦nero y activista por los derechos de las mujeres. Y a?ade otras cuestiones de calado. ¡°?Para qu¨¦ sirve un registro incompleto por falta de denuncias? ?Qu¨¦ pasar¨¢ con los que escapen a la justicia?¡± Y una m¨¢s: ¡°?Para qu¨¦, concretamente, se usar¨¢ ese registro?¡±.
Demasiadas cuestiones para un proyecto anunciado del que a¨²n se desconocen demasiados detalles a los que tendr¨¢n que dar forma dos congresos, el de Ciudad de M¨¦xico y el federal. Para empezar, si ese registro al que podr¨¢ acceder la ciudadan¨ªa plasmar¨¢ el nombre solamente de aquellos que ya tengan condena firme. ¡°Hay otras posibilidades a explorar¡±, afirma la directora general para una Vida Libre de Violencia de la capital, Ingrid G¨®mez. A?ade que se han revisado experiencias de otros lugares pero que en la ciudad, de casi nueve millones de habitantes tan solo en sus 16 alcald¨ªas, ¡°era un clamor, sobre todo de las chavas, la petici¨®n de hacer p¨²blica la informaci¨®n sobre estos agresores, para combatir la reincidencia¡±.
Argentina y Estados Unidos
La responsable de Igualdad de la ciudad, Gabriela Rodr¨ªguez, asegura que antes de lanzar esta iniciativa ¡°se han analizado las experiencias de Argentina y Estados Unidos¡±, entre otros pa¨ªses. El caso de Estados Unidos es singular, quiz¨¢ el que m¨¢s lejos ha llegado en la exposici¨®n p¨²blica de los condenados por violencia contra la mujer. A golpe de clic, una persona que viva en Washington puede saber cu¨¢ntos agresores hay en su entorno, d¨®nde viven y qu¨¦ cara tienen. Tan f¨¢cil como activar una b¨²squeda en Internet para concertar una cita sexual.
En Argentina, el clamor de la ciudadan¨ªa lo agit¨® Isabel Yaconis en 2003, cuando su hija Lucila fue asesinada al resistirse a una violaci¨®n. El registro de agresores se cre¨® 10 a?os despu¨¦s y solo se ha reglamentado en 2017. No se trata de una base de datos p¨²blica, solo para manejo policial o judicial. Se arma con los datos gen¨¦ticos de los delincuentes identificados o no, explican fuentes del ministerio de Justicia.
¡°Aquel caso me impact¨® y la propuesta de la madre de crear un registro gen¨¦tico me pareci¨® bien en un principio¡±, recuerda la periodista Luciana P¨¦ker, que cubri¨® el asesinato y su repercusi¨®n p¨²blica y pol¨ªtica. ¡°Es una propuesta moderada que no implica la estigmatizaci¨®n masiva de personas. Argentina tiene una larga tradici¨®n contra la violencia de g¨¦nero, pero esta medida no ha cambiado nada. Se necesita educaci¨®n, prevenci¨®n y pol¨ªticas acertadas¡±, sostiene. ¡°Hay que generar pol¨ªticas latinoamericanas contra la impunidad del poder. Esta medida no da ni dar¨¢ por s¨ª sola resultados notables¡±.
En medio planeta hay quien ya se cans¨® de conjugar solo los verbos educar y prevenir. No hablan de venganza, pero s¨ª de derechos. Ocurre en Espa?a, donde la reincidencia ha dejado a veces m¨¢s de una v¨ªctima mortal (a la salida de la c¨¢rcel) y varias maltratadas por el mismo agresor. Uno de los casos m¨¢s notables fue, este mismo a?o, el de un hombre que asesin¨® a su esposa y al dejar la c¨¢rcel mantuvo una relaci¨®n con la abogada que lo asisti¨® en el proceso. La mat¨® en enero. Ella no necesitaba un registro p¨²blico, conoc¨ªa bien al agresor. Y tampoco parece servirles a aquellas que tienen una orden de alejamiento a su favor y la ignoran para volver al lado de su futuro asesino.
El caso espa?ol
La feminista espa?ola Mar¨ªa Dur¨¢n sostiene, en todo caso, que ¡°es recomendable el registro p¨²blico porque hay toda una solidaridad mal entendida por parte de muchos hombres que creen que las condenas son excesivas y porque todav¨ªa no se cree a las mujeres que han sufrido violencia de g¨¦nero, tan siquiera en su entorno m¨¢s inmediato. Una sentencia p¨²blica con nombres y apellidos resit¨²a al maltratador en su sitio¡±, afirma. Pero en el mundo de la posverdad, hay quien no se cree ni las sentencias, y se dedica, por ejemplo, a embarrar la credibilidad de las v¨ªctimas mencionando las escas¨ªsimas denuncias falsas.
Mar¨ªa Dur¨¢n fue la impulsora en Espa?a, a principios de siglo, de la publicaci¨®n de las sentencias firmes por casos de maltrato en la pareja en la comunidad de Castilla-La Mancha. Por esas tierras del Quijote, la posibilidad de publicar el fallo judicial con el nombre del agresor sigue existiendo, pero no es algo de uso habitual ni mucho menos. En Espa?a no hay apenas experiencias de este estilo. ¡°Yo opino que cada vez creen m¨¢s a las mujeres que denuncian, pero ahora con el auge de la ultraderecha de Vox el freno es brutal porque ellos no hablan desde la racionalidad, sino desde la emotividad¡±, afirma Dur¨¢n, que en 2001 era presidenta de la asociaci¨®n de mujeres juristas Themis. La vicepresidenta actual de esa organizaci¨®n, Altamira Gonzalo, sigue pidiendo ahora una medida como esa: ¡°Es de car¨¢cter disuasorio, una garant¨ªa para la sociedad y una forma m¨¢s de atacar la violencia machista. Tenemos derecho a saber qui¨¦n es nuestro vecino¡±.
Queda alg¨²n fleco a¨²n entre quienes le ven poco efecto a esta medida. Los problemas jur¨ªdicos que puede ocasionar. En Espa?a, en su d¨ªa ya se habl¨® de cierto choque con el derecho a la protecci¨®n de datos. En M¨¦xico, lo menciona vagamente la directora general contra la Violencia en el Instituto Nacional de la Mujer, Fabiola Alanis, quien ve el debate adecuado, pero algunos inconvenientes: ¡°Los argumentos jur¨ªdicos que se puedan esgrimir podr¨ªan dificultar la medida y dar elementos a los defensores de los victimarios. [En M¨¦xico] ya es complicada la argumentaci¨®n jur¨ªdica para alcanzar las sentencias m¨¢ximas que establecen los c¨®digos penales. Yo apelar¨ªa m¨¢s bien a la eliminaci¨®n de la impunidad y a la prevenci¨®n¡±.
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