El a?o de las plagas en Canarias
En los ¨²ltimos meses, el archipi¨¦lago ha sufrido incendios, un fuerte episodio de calima y la crisis de Thomas Cook
Mart¨ªn Esteban, de 61 a?os, fue camarero en Madrid durante 30. Un buen d¨ªa lo dej¨® todo y se fue a vivir con su pareja a la isla de La Gomera. Dice que aqu¨ª encontr¨® una tranquilidad desconocida, un cielo limpio y puro, y una vida sin ruidos, ni sem¨¢foros, ni atascos. ¡°Di con mi peque?o para¨ªso¡±, asegura. Sin embargo, hace una semana comenz¨® a tener problemas para respirar. El microinfarto que sufri¨® el a?o pasado se le apareci¨® de repente, como un fantasma que ven¨ªa a recordarle su mortalidad. El hombre se asom¨® a la calle y se encontr¨® con un viento arenoso que le rasgaba la cara. Si abr¨ªa la boca pod¨ªa mascar tierra. No ve¨ªa m¨¢s all¨¢ de unos metros porque un manto naranja cubr¨ªa el horizonte. Los viejos pescadores de la isla a los que pregunt¨® le contaron que esta niebla de arena que lo cubr¨ªa todo no era nueva, pero que nunca antes hab¨ªa sido tan fuerte.
¡ªEst¨¢bamos ante algo extraordinario¡ª se asombra Mart¨ªn.
Lo excepcional se ha vuelto lo cotidiano en los ¨²ltimos ocho meses en las islas Canarias. La tormenta de viento y calima del domingo pasado dej¨® aislado el archipi¨¦lago canario. Las autoridades cerraron todos los aeropuertos por primera vez en su historia. Las rachas de viento, en algunas zonas, alcanzaron los 160 kil¨®metros por hora. Se batieron r¨¦cords de temperaturas altas para el mes de febrero. En realidad, solo era uno de los muchos problemas que han enfrentado ¨²ltimamente las islas, como plagas ca¨ªdas del cielo.
Cuando todav¨ªa no se hab¨ªa disipado la niebla espesa y amarillenta de la calima, apareci¨® el lunes, en el sur de Tenerife, el segundo caso positivo de coronavirus en Espa?a, un mes despu¨¦s del primero, el de un turista alem¨¢n en La Gomera. Esta vez se trataba de un visitante italiano, un m¨¦dico hospedado en un complejo tur¨ªstico de lujo en el municipio de Adeje. El hombre se sinti¨® mal y acudi¨® al hospital, sospechando lo que le ocurr¨ªa. Ante la epidemia mundial de Covid-19, y para que no fuera a m¨¢s, las autoridades canarias decidieron poner en cuarentena el hotel al completo, un resort gigantesco con m¨¢s de mil personas dentro, entre empleados y clientes. Un hecho in¨¦dito en la historia del turismo canario: nunca antes se hab¨ªa cerrado un hotel de ese tama?o.
La mala racha empez¨® en agosto del a?o pasado, cuando se sucedieron 20 d¨ªas de fuegos descontrolados que se llevaron por delante el 8% del territorio de la isla de Gran Canaria. Se evacu¨® la poblaci¨®n de municipios enteros. La Unidad Militar de Emergencias (UME) tuvo que actuar. ¡°Nos ha pasado de todo. Y todo de golpe. Se han juntado una serie de casos extraordinarios que nos han complicado la vida, sin duda¡±, cuenta un responsable de Emergencias del Gobierno canario.
Un mes despu¨¦s, una aver¨ªa en una subestaci¨®n el¨¦ctrica dej¨® sin luz a toda la isla de Tenerife, con m¨¢s de 900.000 personas. Las alarmas de los comercios y las viviendas comenzaron a sonar de forma insistente. ¡°Pasaba por primera vez en una d¨¦cada¡±, recuerda la fuente gubernamental. La polic¨ªa blind¨® la ciudad. Un segundo antes de que se fuera la luz, Manuel Nogales, director del Instituto de Productos Naturales y Agrobiolog¨ªa del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (IPNA-CSIC) preparaba en su ordenador una presentaci¨®n (¡°los investigadores tambi¨¦n trabajamos en domingo¡±). La alarma que le avisa de que los frigor¨ªficos donde guardan muestras claves para sus investigaciones pierde temperatura se encendi¨®. ¡°Se pod¨ªan perder un mont¨®n de horas invertidas por cient¨ªficos. En un frigor¨ªfico en concreto hab¨ªa un material que tiene que ver con enfermedades raras en las que se ha trabajado. Era un producto de alt¨ªsimo valor¡±, recuerda Nogales por tel¨¦fono. Se fue corriendo al instituto y localiz¨® a un miembro del personal de mantenimiento. Entre los dos lograron echar a andar el grupo electr¨®geno. ¡°Fue un buen susto¡±.
En esas fechas quebr¨® Thomas Cook, el turoperador brit¨¢nico. Un coloso del turismo. En el aire quedaron 313.000 plazas a¨¦reas que ten¨ªa programadas para volar del Reino Unido a Canarias entre el pasado octubre y el pr¨®ximo agosto. El da?o econ¨®mico era enorme. Poco despu¨¦s, otro suceso: un cami¨®n cisterna con 3.000 litros de gasoil cay¨® por una ladera en Tacoronte, en Tenerife. Lo hizo en una zona protegida de alto valor ecol¨®gico. Una gr¨²a especial de 300 toneladas tuvo que remolcar el cami¨®n. Las autoridades desinfectaron la zona.
Todos los sucesos se unieron para crear un a?o cargado de emergencias en Canarias. Los incendios no fueron un asunto puntual, se han ido repitiendo. La calima trajo consigo sequedad y calor. Hubo m¨¢s fuegos en Gran Canaria y en Tenerife. El ¨²ltimo, tambi¨¦n el domingo pasado, el d¨ªa en el que pas¨® de todo. Los agricultores de Santa ?rsula, un pueblo enclavado en una colina, vieron arder sus vi?edos y algunas de sus casas.
¡ªEsa es la casa donde me cri¨¦. Esa casa rosa¡ª, dice V¨ªctor, un agricultor de 47 a?os, mientras se?ala con el dedo una estructura castigada por el fuego.
¡ªChiquito l¨ªo¡ª, dice su vecina.
¡ªEsto era un polvor¨ªn. Nos com¨ªan las llamas¡ª, a?ade ¨¦l.
¡ª?Virgen de la Candelaria bendita! Tuvimos que salir huyendo¡ª, insiste la vecina.
¡ªEsto yo nunca lo hab¨ªa visto¡ª, sentencia V¨ªctor.
Esa frase se ha vuelto recurrente en las Canarias. Todo parece haber ocurrido por primera vez, o con m¨¢s fuerza que nunca. Sin embargo, los problemas se han ido solucionando. Dos d¨ªas despu¨¦s, Mart¨ªn Esteban, el camarero madrile?o instalado en La Gomera, fue viendo desaparecer ese viento que le cegaba.
¡ªAhora hay un cielo espl¨¦ndido y maravilloso. Hace 24 grados ¡ª, se alegra Esteban.
¡ª?S¨ª? ?Eso quiere decir que ya est¨¢s de nuevo en tu peque?o para¨ªso?
¡ªEso es. Y aqu¨ª me quedar¨¦ para siempre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.