La epidemia agrava la brecha educativa: las familias con menos recursos gestionan peor el estr¨¦s

¡°?T¨² crees que me pueden ayudar para mis ni?os?¡±. A Laura Garc¨ªa lo que menos le preocupa ahora es el par¨®n acad¨¦mico de sus tres hijos, de tres, cinco y nueve a?os. Hace un d¨ªa que su marido perdi¨® el empleo y ahora est¨¢n los dos en paro. No reciben ninguna ayuda. ¡°Esto es una locura, no s¨¦ c¨®mo vamos a hacer pero si es necesario haremos malabares para comer; solo pido que estemos todos sanos¡±, cuenta por tel¨¦fono desde casa de su madre en Sevilla, donde se mudaron hace una sema...

¡°?T¨² crees que me pueden ayudar para mis ni?os?¡±. A Laura Garc¨ªa lo que menos le preocupa ahora es el par¨®n acad¨¦mico de sus tres hijos, de tres, cinco y nueve a?os. Hace un d¨ªa que su marido perdi¨® el empleo y ahora est¨¢n los dos en paro. No reciben ninguna ayuda. ¡°Esto es una locura, no s¨¦ c¨®mo vamos a hacer pero si es necesario haremos malabares para comer; solo pido que estemos todos sanos¡±, cuenta por tel¨¦fono desde casa de su madre en Sevilla, donde se mudaron hace una semana para poder contar con Internet. No tienen ning¨²n ordenador, solo dos m¨®viles ¡°de muy mala calidad¡±. El ¨²nico material pedag¨®gico con el que cuentan sus hijos son un pu?ado de folios con tareas. ¡°Est¨¢n nerviosos, necesitan desfogar¡±, dice Laura, que sabe que el encierro en casa va para largo.

En un contexto de confinamiento domiciliario como el actual -m¨¢s de 10 millones de estudiantes se est¨¢n viendo afectados por el cierre de las aulas decretado por el estado de alarma-, las familias con menos recursos tienen menor capacidad para gestionar el estr¨¦s, apuntan los expertos. La situaci¨®n de necesidad econ¨®mica puede generar frustraci¨®n y conflictos familiares. ¡°El espacio reducido en la vivienda, la preocupaci¨®n por si podr¨¢n pagar o no el alquiler a final de mes¡­ Son factores que afectan a la gesti¨®n del tiempo, a la capacidad de mantener una rutina para que los hijos puedan mitigar el efecto del cierre de escuelas por el coronavirus¡±, se?ala Pablo Gracia, soci¨®logo e investigador en Trinity College Dublin y autor del estudio Estratificaci¨®n social y cuidado parental, publicado en 2016 por La Caixa. ¡°El confinamiento va a ampliar la brecha educativa, va a afectar al rendimiento acad¨¦mico y a las habilidades cognitivas de los ni?os de las familias m¨¢s pobres, sobre todo las ling¨¹¨ªsticas y las matem¨¢ticas¡±, lamenta.

La reducci¨®n del tiempo de ense?anza influye en el rendimiento escolar, advert¨ªa la semana pasada la Unesco. El cierre de las escuelas conlleva ¡°desigualdades educacionales¡±, ya que familias con m¨¢s holgura econ¨®mica ¡°tienden a tener niveles m¨¢s altos de educaci¨®n y m¨¢s recursos para compensar¡± la p¨¦rdida de clases.

Al estar en casa, el aprendizaje va a depender de las estrategias de atenci¨®n y acompa?amiento de las familias. ¡°En general, las familias de clase baja dedican m¨¢s tiempo a la televisi¨®n y menos a las actividades interactivas y estimulantes a nivel cognitivo¡±, se?ala en un comunicado la ONG Save the Children. ¡°El nivel educativo de los padres no les permite compensar en casa la ausencia de un profesor; se produce una interrupci¨®n total del proceso educativo¡±, aprecia Andr¨¦s Conde, director general de la ONG, que indica que la educaci¨®n online en estos casos no funciona y da un dato: entre las familias que ingresan menos de 900 euros al mes, un 42% no tiene ordenador en casa y un 22% no tiene acceso a la red. Ya han puesto en marcha un programa de ayuda para llevar a 2.000 hogares Internet, dispositivos m¨®viles, contenidos educativos y hasta tutores a distancia.

Lucas Gort¨¢zar, investigador del Banco Mundial, va m¨¢s all¨¢ y se?ala que cada semana que dure el confinamiento van a aumentar las brechas de aprendizaje porque ya no se trata de tener un dispositivo en casa, sino varios para que todos puedan trabajar. ¡°Si padres e hijos est¨¢n todos encerrados, el n¨²mero de dispositivos es clave para el acceso a los contenidos digitales¡±. En Espa?a, mientras el 61% de los alumnos de las familias m¨¢s aventajadas tienen tres o m¨¢s ordenadores en casa, el 44% de las desaventajadas tienen solo uno y el 14% ninguno, seg¨²n los datos del ¨²ltimo informe PISA de la OCDE. De momento, el Gobierno ha lanzado un proyecto de contenidos educativos televisados en horario de ma?ana en colaboraci¨®n con RTVE para paliar la brecha.

Mireia Franco, de 25 a?os, se qued¨® embarazada muy pronto, cuenta ella misma. Dej¨® los estudios antes de acabar la ESO. Ahora su hijo tiene cinco a?os y viven en casa de su madre en Legan¨¦s (Madrid). ¡°Mi hijo todav¨ªa no usa el ordenador, solo ve dibujos en la tele¡±. Hasta hace unos d¨ªas, Mireia trabajaba de auxiliar de seguridad en un centro de mayores, pero le han comunicado que queda suspendida por un mes. Su madre est¨¢ en paro y no cobra ninguna prestaci¨®n, solo cuentan con el sueldo de su padrastro, que es militar. ¡°Intento ocupar el tiempo como puedo, rellenamos cuadernos de lectoescritura y hacemos juegos; tenerlo en casa es duro, es muy nervioso y justo est¨¢bamos con las pruebas para ver si tiene TDH, le cuesta concentrarse¡±.

En el estudio Child and adolescent time use, Pablo Gracia, de Trinity College Dublin, analiz¨® con datos del INE qu¨¦ tipo de interacciones se dan en casa en funci¨®n del nivel socioecon¨®mico; qu¨¦ actividades se programan y c¨®mo afectan al desarrollo del ni?o. ¡°La familia sigue siendo la instituci¨®n clave para explicar la posici¨®n social de las personas una vez que son adultas¡±. Los ni?os espa?oles de entre 10 y 17 a?os de padres con estudios superiores dedican 15 horas a la semana a ver tele, mientras los que tienen formaci¨®n primaria, 20. ¡°Lo importante es el llamado tiempo interactivo, que no es el que se destina a tareas rutinarias como el ba?o, sino a leer juntos, hacer deberes o jugar¡±. En una situaci¨®n de no confinamiento, las familias con formaci¨®n superior destinan cuatro horas a la semana, mientras que las otras dedican la mitad, dos.

En casa de Juan Jos¨¦ Pag¨¢n en Tomelloso (Ciudad Real), con tres hijos de 12, 17 y 19 a?os, reina la disciplina. ¡°Intentamos llevar un horario, las pautas de trabajo son esenciales; por la ma?ana estamos sentados trabajando desde las nueve hasta las dos, con parones. Por la tarde, construimos cosas, como una jaula para canarios, hacemos ejercicio, leemos¡­¡±. ?l y su mujer tienen estudios superiores. Sus hijos peque?os, que estudian en un colegio concertado, siguen las clases por videoconferencia. En su casa hay cinco ordenadores, cinco m¨®viles y dos tabletas.

Seg¨²n un documento con las necesidades educativas elaborado por el PSOE con motivo de la crisis del coronavirus, el cierre de las escuelas durante un mes (sin ofrecer continuidad a distancia) puede suponer que los ni?os de las familias m¨¢s desfavorecidas pierdan el equivalente cognitivo a 4,5 meses de colegio, en comparaci¨®n con los alumnos con un entorno m¨¢s favorecido.

Para reducir esas diferencias proponen que las comunidades aut¨®nomas (que tienen las competencias en materia de educaci¨®n) pongan en marcha programas de seguimiento y acompa?amiento para identificar la situaci¨®n familiar de los estudiantes para asegurar la permanente comunicaci¨®n con sus tutores, as¨ª como distribuir los port¨¢tiles que han quedado en los centros siguiendo criterios de equidad o negociar con las compa?¨ªas telef¨®nicas paquetes de datos gratuitos para las familias vulnerables. ¡°No hay nada tan igualador como la escuela presencial, ahora hay que llenar ese vac¨ªo. Si no intervenimos ahora, los costes ser¨¢n demasiado altos y dif¨ªciles de revertir", apunta Mar¨ªa Luz Mart¨ªnez Seijo portavoz socialista de Educaci¨®n en el Congreso.

Para Jos¨¦ Saturnino Mart¨ªnez, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de La Laguna, lo que m¨¢s pesa son las aspiraciones que los padres transmiten a sus hijos. ¡°En las familias de clase alta se vive como una tragedia que el hijo baje en el escalaf¨®n social con una profesi¨®n de menor nivel y se hace un sobresfuerzo si el hijo presenta dificultades educativas¡±. La gran diferencia es tener el conocimiento y las herramientas para hacer frente a un bajo rendimiento acad¨¦mico.

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