La obesidad esboza en M¨¦xico un desenlace m¨¢s dram¨¢tico en la crisis del coronavirus
El exceso de peso podr¨ªa incrementar notablemente el n¨²mero de fallecimientos y en edades m¨¢s tempranas
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Si de coronavirus se trata, nunca estuvo M¨¦xico tan lejos de Dios ni tan cerca de los Estados Unidos. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha elevado la predicci¨®n de enfermos graves para este pa¨ªs de un 5% a un 7% por una sola raz¨®n: el sobrepeso y la obesidad. El 74,9% de la poblaci¨®n lo padece de forma cr¨®nica y 230.000 mexicanos aproximadamente mueren cada a?o por dolencias estrechamente asociadas a ello. Cuando se convive con la obesidad, el funcionamiento del cuerpo humano deja un margen al virus m¨¢s amplio. Y m¨¢s letal. A decir de los m¨¦dicos, la covid-19 encuentra en estas circunstancias la tormenta perfecta, como ya evidencian las estad¨ªsticas. M¨¦xico es el segundo pa¨ªs del mundo en ¨ªndice de obesidad, tambi¨¦n infantil, y va a sufrir esta crisis m¨¢s intensamente. El primero en la lista es Estados Unidos. Cuando todo acabe, es probable que la edad media de las defunciones en ambos Estados sea m¨¢s joven que en otras partes.
La obesidad es una inflamaci¨®n de baja intensidad, pero cr¨®nica, de los tejidos. Cuando se presenta otra inflamaci¨®n, el organismo tiene que luchar contra dos frentes. Adem¨¢s, al infectar al pulm¨®n, el coronavirus se adhiere a la enzima que se encarga del buen funcionamiento de la presi¨®n arterial y de fabricar angiotensina, algo fatal porque el cuerpo de los obesos necesita m¨¢s angiotensina para su bienestar. Hay otro factor de car¨¢cter puramente f¨ªsico: las grasas que rodean el abdomen ejercen una presi¨®n similar a la de un cors¨¦ sobre la caja tor¨¢cica, lo que impiden al pulm¨®n moverse con soltura. De todo ello puede inferirse que la obesidad est¨¢ detr¨¢s de la mayor¨ªa de las causas que se han definido de alto riesgo en la crisis del coronavirus: cardiovasculares, respiratorias, hipertensi¨®n o diabetes.
Las a¨²n insignificantes estad¨ªsticas en M¨¦xico ya revelan que el 60% de los fallecidos por la covid-19 eran diab¨¦ticos, una enfermedad que afectaba al 7% de los mexicanos a principios de siglo y cuya prevalencia pr¨¢cticamente se ha duplicado en 20 a?os. ¡°El cuerpo se esfuerza cuando tiene hormonas que el tejido graso produce de forma delet¨¦rea y que existen en exceso en aquellos con sobrepeso y obesidad y dificultan que la glucosa entre a los tejidos como en una persona sana. Con el tiempo, el p¨¢ncreas mostrar¨¢ signos de cansancio y aparecer¨¢ la diabetes. Los latinoamericanos y los originarios de las islas del Pac¨ªfico tenemos mayor propensi¨®n a la diabetes por razones gen¨¦ticas. Se debe a la dieta antigua. Mientras los anglosajones com¨ªan m¨¢s harina de trigo, la nuestra era de ma¨ªz, que no produce tanta glucosa¡±, explica Jos¨¦ Roberto Barrientos ?valos, profesor titular de la especialidad de Endocrinolog¨ªa del Hospital Civil de Guadalajara.
El experto detalla c¨®mo la obesidad afecta ¡°a la elasticidad y el movimiento de las arterias, lo que condiciona la hipertensi¨®n. Un coraz¨®n programado para 70 kilos tendr¨¢ que bombear sangre para 90. El coraz¨®n batalla contra su ¨¢rbol arterial y el cerebro acaba sufriendo ese exceso de presi¨®n¡±, aclara. El sobrepeso y la obesidad se miden con un sencillo c¨¢lculo matem¨¢tico que divide la superficie del cuerpo por la altura al cuadrado de la persona. ¡°Hay decenas de tablas en Internet para medir eso¡±. El doctor se muestra pesimista con el futuro inmediato. Cree que en algunas comunidades mexicanas el virus puede alcanzar de gravedad a una poblaci¨®n mayor del 7% que se ha estimado. La OMS prev¨¦ que la mitad de los enfermos graves podr¨ªa morir. Son cifras que en M¨¦xico adquieren unas dimensiones insoportables.
La frontera norte de M¨¦xico, que le une con Estados Unidos, o le separa, seg¨²n quien gobierne, no es la mejor linde para el coronavirus. Pero de haberla cerrado, Barrientos bromea diciendo que debi¨® haber sido en los a?os ochenta, porque ah¨ª empez¨® la fat¨ªdica curva ascendente de la obesidad, ¡°con el tratado de libre comercio de mercanc¨ªas y el acceso a comida rica en carbohidratos e industrializada¡±. ¡°Hoy todo el mundo culpa a las tortillas, pero eso no es cierto. La culpa es de la comida cal¨®rica empaquetada, de un aporte graso que antes no estaba tan presente en la dieta mexicana¡±. Y los refrescos. Barrientos tiene 44 a?os y recuerda que cuando iba a la preparatoria ¡°los recipientes de las palomitas no ten¨ªan los nombres que ahora tienen: combo, combo familiar, que engordan con solo nombrarlo. Tampoco hab¨ªa, como ahora, grifos de salsas variadas para impregnar los copos de ma¨ªz que acompa?an las pel¨ªculas. Pero no todo es culpa de la frontera norte, ni mucho menos, aclara. ¡°Hemos cambiado mucho, antes la poblaci¨®n era eminentemente rural y una alimentaci¨®n m¨¢s sana se un¨ªa a un gasto energ¨¦tico mayor. Ahora somo m¨¢s sedentarios¡±.
No todo son malas noticias. ¡°La evidencia muestra que si se adelgaza, el cuerpo puede recuperar sus funciones normales. Solo en ocasiones es demasiado tarde. Si se permanece cinco o diez a?os con buen peso, es dif¨ªcil que haber sido obeso complique las cosas¡±. Hay hasta una paradoja, ¡°la paradoja de la obesidad¡±: con las dimensiones de Ob¨¦lix, el coraz¨®n se acostumbr¨® a trabajar tanto que al sentirse liberado de esa carga se encuentra como una gacela, de tal forma que un antiguo obeso ¡°podr¨ªa estar incluso mejor que una persona que haya sido delgada siempre¡±. Ya no hay excusas para no hacer ejercicio.
Quiz¨¢ haya tiempo de mejorar la fat¨ªdica curva para crisis futuras. Pero en esta que ya est¨¢ aqu¨ª, puede decirse, con el dictador Porfirio D¨ªaz que, efectivamente, el pobre M¨¦xico est¨¢ terriblemente lejos de Dios y demasiado cerca de los Estados Unidos.
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