Tres semanas a destajo para dar clase de otra manera
Con los colegios e institutos vac¨ªos, 712.000 profesores y maestros hacen malabares para llegar a sus ocho millones de alumnos
¡°Es una locura. Trabajamos al 300% y lo hacemos como podemos. Mis profesores se comunican por tel¨¦fono con las familias porque muchas no tienen ni Internet. Y varias mam¨¢s y pap¨¢s est¨¢n enfermos por coronavirus. Ahora estamos centrados en lo importante, la salud, que nos estamos volviendo chiflados¡±. Nuria Hern¨¢ndez es directora del colegio p¨²blico Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n de Madrid y madre de cuatro hijos de diez, 11, 17 y 19 a?os a los que tambi¨¦n trata de asistir en esta situaci¨®n excepcional. Como ella, 712.000 maestros y profesores de infantil, primaria, secundaria y FP llevan tres semanas dando clase confinados. Lo m¨¢s duro es perder el contacto con sus estudiantes, cuentan, pensar c¨®mo estar¨¢n, pero tambi¨¦n tratar de mantener el ritmo entre cuatro paredes, con jornadas eternas y frustrados porque las plataformas digitales y el material did¨¢ctico no ayuda a todos los alumnos. Son 8,2 millones los estudiantes (1,7 millones de Educaci¨®n Infantil) que han dejado de acudir a sus centros.
Aunque las comunidades aut¨®nomas han multiplicado el ancho de banda para apoyar la educaci¨®n a distancia y han reforzado sus plataformas y aulas virtuales, los primeros d¨ªas el colapso fue inevitable. La situaci¨®n ha mejorado ¡ªlos Gobiernos sacan pecho por los r¨¦cords de p¨¢ginas vistas¡ª, pero ha sido en parte porque miles de profesores, muchos sin apenas formaci¨®n previa online, se han formado a toda prisa. ¡°Yo me estoy partiendo la cara para intentar que mis 17 alumnos no se descuelguen, pero solo lo he logrado con ocho familias y estoy sobrepasada¡±, explica Jara Huisa, profesora del centro p¨²blico Manuel Siurot de Sevilla.
¡°Las circunstancias que vivimos son completamente excepcionales. Siempre nos esforzamos al m¨¢ximo y la gente trabaja a destajo. Pero el pa¨ªs entero deber¨ªa relajarse, porque ha enloquecido para demostrar que la maquinaria educativa sigue funcionando como si ah¨ª fuera y aqu¨ª dentro, en nuestros hogares, todo siguiese igual¡±, critica Carmen Ciller, profesora del departamento de Comunicaci¨®n de la Universidad Carlos III de Madrid. ¡°Ser¨¢n dos meses de nuestras vidas que perderemos, ?y? ?De verdad afectar¨¢ eso a la educaci¨®n del conjunto de los j¨®venes de nuestro pa¨ªs en los pr¨®ximos 30 a?os?¡±, reflexiona. ¡°Me interesa m¨¢s el equilibrio emocional de los ni?os y de los j¨®venes. ?De verdad creemos que los profesores pueden hacer aulas virtuales como si no tuvieran hijos en sus casas o no estuvieran preocupados por sus seres queridos? Esta situaci¨®n tiene que garantizar la igualdad de oportunidades para alumnos, profesores y, sobre todo, estudiantes con beca, al margen de sus recursos econ¨®micos¡±.
I?igo Salaberr¨ªa Aliaga, director de la asociaci¨®n de directores de escuelas p¨²blicas en el Pa¨ªs Vasco, percibe ¡°m¨¢s preocupaci¨®n que estr¨¦s¡± para llegar a los alumnos. ¡°Tras la sensaci¨®n de vac¨ªo, en primaria est¨¢n intentando reconstruir ese ¨¢mbito afectivo que es inherente al aula, mientras que en secundaria intentan conservar los horarios lectivos habituales para el seguimiento de contenidos. Nos habremos equivocado, pero de los errores se aprende¡±, dice.
En el ¨¢mbito privado, los centros se juegan adem¨¢s las matr¨ªculas del curso que viene, y los profesores est¨¢n m¨¢s expuestos que nunca al escrutinio de padres y madres, algunos de los cuales han abierto los ojos sobre la dificultad que supone el manejo de una clase, en directo y por la pantalla. Elena Cid, directora general de la asociaci¨®n de colegios privados independientes Cicae, resume: ¡°Los profesores est¨¢n trabajando much¨ªsimo, al 200%, y aunque estuvi¨¦semos preparados es muy dif¨ªcil darle normalidad. El esfuerzo es tremendo, porque ellos est¨¢n en casa con situaciones familiares y cientos de correos con dudas particulares. El nivel de satisfacci¨®n es alto, pero es agotador¡±.
Sin embargo, no todo son malas noticias durante el confinamiento. Mar¨ªa Acaso, jefa de Educaci¨®n en el Museo Reina Sof¨ªa y experta en innovaci¨®n educativa, cree que el encierro ha puesto en valor las asignaturas mar¨ªas, vinculadas con las artes: ¡°Hemos descubierto lo importante que es bailar, ver y analizar una serie con tus hijos o cantar juntos. ?Por qu¨¦ ahora es tan importante el yoga y antes no? Es muy interesante empezar a no separar la educaci¨®n formal de la no formal y que el aprendizaje se vincule a las nociones de placer¡±, explica.
Clases por Instagram y brecha digital
El 5% de alumnos entre 10 y 15 a?os carece de acceso a Internet, seg¨²n datos del INE de 2018. Sin embargo, que la Red llegue a la inmensa mayor¨ªa de las casas con ni?os no es sin¨®nimo de que se enganchen a la ense?anza online. Ana (nombre ficticio) da clases de Filosof¨ªa en un centro concertado madrile?o y explica Nietzsche a trav¨¦s de directos de Instagram, pero de sus 29 alumnos se conectan 10. ¡°Ahora estoy mejor, pero cargo con 300 alumnos que ahora no veo y tengo que corregir 300 trabajos. Las dudas me vienen por separado, trabajo el doble y la presi¨®n de segundo de Bachillerato [cuyos casi 300.000 alumnos se presentan a Selectividad] incrementa el estr¨¦s. Y las cosas salen bien a pesar de que es el doble de trabajo¡±, concluye.
No existen datos sobre cu¨¢ntos de los 8,2 millones de alumnos espa?oles han seguido sus clases ni de qu¨¦ manera. Mariano Fern¨¢ndez Enguita, autor de Del clip al clic y catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa en la Complutense, censura una triple brecha digital: las carencias de conexi¨®n y aparatos de las familias m¨¢s humildes, el uso de Internet de estas familias ¡ªque consumen m¨¢s tiempo, pero de peor calidad¡ª y ¡°el tiempo infinito¡± que se ha tomado la escuela para incorporarse al entorno digital. ¡°Debi¨¦ramos repensar y reasignar recursos para una alfabetizaci¨®n digital. No podemos salir de esta crisis como entramos¡±, augura V¨ªctor Sampedro, autor de Diet¨¦tica Digital y catedr¨¢tico de Comunicaci¨®n de la Rey Juan Carlos. ¡°Los patrones de trabajo, consumo y pedag¨®gicos cambiar¨¢n. Habr¨¢ m¨¢s teleeducaci¨®n y, si no hacemos nada, esta ser¨¢ privada y privatizadora. ?Nos hemos preguntado cu¨¢l era el nivel de conectividad y digitalizaci¨®n de los centros escolares?¡±.
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