¡°No somos ¨¢ngeles ni hero¨ªnas. Hacemos nuestro trabajo y tambi¨¦n tenemos miedo¡±
Las enfermeras reivindican su papel durante la crisis sanitaria y reclaman m¨¢s recursos y personal en la sanidad p¨²blica
Ellas acompa?an, a pie de cama. Es su trabajo. Los m¨¦dicos curan y ellas cuidan. ¡°Y hacemos investigaci¨®n, y docencia, y gesti¨®n¡±, apostilla Judit Fern¨¢ndez, enfermera de radiolog¨ªa en el hospital de Santiago de Compostela. Desde hace unos meses, una amenaza invisible en forma de pandemia mundial ha obligado a las enfermeras a acompa?ar y cuidar pacientes a distancia, con mascarilla, gafas, pantallas de protecci¨®n y un mono de pl¨¢stico que las aparta de la cama del paciente. Est¨¢n cansadas, dicen, pero no desfallecen. Tampoco idealizan. ¡°La gente tiene poca memoria y ya veremos d¨®nde acaban los aplausos. No somos ¨¢ngeles ni hero¨ªnas. Hacemos nuestro trabajo, pero tambi¨¦n sufrimos y tenemos miedo¡±, zanja Mar¨ªa Lacueva, supervisora de cardiolog¨ªa y hemodin¨¢mica del hospital Sant Pau de Barcelona.
Ellas, las enfermeras, van y vienen aprisa, corriendo de un lado al otro, en el hospital y en el centro de salud, apurando las curas, dando charla y haciendo tiempo. Est¨¢n en todas partes, pero nunca dan abasto. A prop¨®sito del D¨ªa Mundial de la Enfermer¨ªa, el sindicato Satse, ha reclamado m¨¢s enfermeras en la sanidad p¨²blica. La pandemia ha cristalizado las carencias de personal y ellas, tras varias semanas fren¨¦ticas, est¨¢n exhaustas. ¡°El sobreesfuerzo f¨ªsico, lo llevas; pero el emocional, el miedo a ver que la situaci¨®n se desbordaba, es lo que m¨¢s ha costado¡±, concreta Lacueva. En Espa?a hay 182.000 enfermeras, 30.000 de ellas en atenci¨®n primaria y 146.000 en hospitales.
Las enfermeras tambi¨¦n han tenido que reinventarse y adaptarse. Adaptarse, sobre todo, a acompa?ar en una enfermedad que reclama soledad. ¡°Nosotras queremos cuidar al paciente lo m¨¢ximo posible y no poder estar con ¨¦l todo lo que te gustar¨ªa, afecta mucho. Ver que est¨¢ solo en una habitaci¨®n y no poder ir para que no sea tan deshumanizado, es muy duro¡±, relata Fern¨¢ndez.
Ir vestido de ¡°buzo¡±, como dice Gemma Amats, enfermera con 24 a?os de experiencia en el ¨¢rea b¨¢sica de Balaguer (Lleida), tampoco facilita las cosas. Tres capas de equipo de protecci¨®n, buena parte donadas o reinventadas por los vecinos de Balaguer, eran su uniforme durante 12 horas al d¨ªa. ¡°Es muy dif¨ªcil. No puedes abusar del contacto y le hablas fuerte al paciente, casi le gritas, porque entre las dos mascarillas y la pantalla casi no te escuchan¡±, lamenta. Coincide Ariadna Port, enfermera de 28 a?os en un centro de salud rural en Santa Eugenia de Berga (Barcelona): ¡°Hemos tenido que hacer muchos finales de vida y es muy triste que una persona que te conoce, a la que has visitado varias veces, no te reconozca con el equipo de protecci¨®n. No poder abrazarles ni acercarte, no poder cogerle la mano, es muy duro¡±.
Las enfermeras reivindican su lugar. Sobre todo, en la atenci¨®n primaria, que estuvo amenazada por el cierre de centros de salud y la reorganizaci¨®n de los servicios. ¡°Sent¨ª mucha rabia, incerteza e impotencia cuando vimos que quer¨ªan cerrar centros de salud, sabiendo todo el potencial que tiene la enfermera de familia. Sobre todo en el ¨¢rea rural, donde la gente ten¨ªa que coger el coche para ir a otro centro, con el riesgo a?adido de contagios que ello significaba¡±, protesta Port. En Catalu?a, el Instituto Catal¨¢n de la Salud, que gestiona el 80% de la atenci¨®n primaria, cerr¨® el 15% de centros de atenci¨®n primaria para concentrar la actividad. La Asociaci¨®n de Enfermer¨ªa Familiar y Comunitaria de Catalu?a, a la que pertenece Port, tild¨® de ¡°error¡± el cierre de centros y el traslado de los profesionales a hospitales de campa?a u otros dispositivos.
Ahora que lo peor de la pandemia ha pasado y disfrutan de una ¡°calma tensa¡±, las enfermeras hacen repaso de su papel y de todo lo que ha tra¨ªdo consigo la pandemia. La mochila emocional no ser¨¢ f¨¢cil de gestionar. ¡°Es brutal la de decisiones ¨¦ticas que hemos tenido que tomar por la imposibilidad de derivar a un hospital¡±, apunta Amat, que prepara un estudio sobre el impacto ¨¦tico de la covid-19
¡°Falta reconocimiento. Nos gustar¨ªa participar, opinar y que se nos tengan en cuenta¡±, reclama Lacueva. Coincide Ariadna Tort: ¡°La enfermera siempre se tiene que reivindicar y justificar. Es cansino¡±.
Como tel¨®n de fondo, persiste la escasez de recursos. ¡°Llevar un equipo de protecci¨®n, desgasta, pero lo que m¨¢s afecta a nivel psicol¨®gico es la sobrecarga de trabajo. La falta de personal es lo peor y se nota mucho¡±, lamenta Fern¨¢ndez. Y a?ade Lacueva: ¡°Pedimos mejoras laborales y econ¨®micas, que no haya m¨¢s recortes. La sanidad es una inversi¨®n, no un gasto¡±.
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