Domingueros de lunes para estrenar la nueva fase en la playa
Las playas, con medidas reforzadas, reciben a unos primeros ba?istas dispuestos a pasar el d¨ªa entre la ilusi¨®n y la cautela
Una mujer en shorts, biquini y mascarilla. Domingueros con ni?os, sombrilla, nevera, tortilla y sand¨ªa en pleno lunes. Una se?ora y su marido rumbo al mar con sus sillas plegables, junto a la triste y, cada d¨ªa m¨¢s numerosa, cola de solicitantes de comida de Cruz Roja. La nueva normalidad en localidades de playa como El Puerto de Santa Mar¨ªa, en C¨¢diz, era esto. El paisaje ha resultado tan extra?o como habitual, tan ilusionante como descorazonador. Tan de un lunes de desescalada a la fase 2, como de un domingo cualquiera de mayo a 30 grados en la costa.
Ni el viento de levante, que habitualmente arruina cualquier jornada playera en C¨¢diz, ha podido con las ganas de darse un chapuz¨®n de Paqui R. ¡ª¡°con la inicial est¨¢ bien¡±, asegura mientras se incorpora en su silla¡ª, una administrativa de descanso que ten¨ªa demasiadas ganas de mar. ¡°Todo es extra?o. En estas fechas, ya habr¨ªa venido muchos d¨ªas a la playa. Vengo con comida para echar el d¨ªa, espero que el levante me deje¡±, explica desde el sitio que ha conseguido en una holgada playa de La Puntilla, la playa m¨¢s cercana al centro de El Puerto.
Los m¨¢s de 20 kil¨®metros de costa de esta localidad gaditana han sido de los primeros de Andaluc¨ªa en inaugurar el ba?o permitido en la fase 2 de la desescalada por la crisis del coronavirus con todos los servicios de playa operativos. Y no era f¨¢cil. En su decreto, el Gobierno por ahora solo obligaba a los ba?istas a mantener la distancia de dos metros, extremar higiene de manos y no rebasar los grupos de 15 personas. La pelota cae sobre el tejado de ayuntamientos costeros que tienen que implementar medidas de aforo y unos costes imprevistos. Eso ha hecho que este lunes consistorios como el de C¨¢diz o los de la costa occidental de Huelva hayan preferido postergar la incitaci¨®n al ba?o a la puesta en marcha de sus iniciativas de control, para las que la Junta de Andaluc¨ªa ya ha anunciado un plan de empleo especial de 3.000 personas.
Pasarelas a la arena duplicadas, supresi¨®n de duchas o lavapi¨¦s y refuerzo de limpieza en los inodoros. La limpiadora Roc¨ªo Mel relata una y otra vez a quien le pregunta cu¨¢les son las medidas de control en La Puntilla. ¡°Estoy aqu¨ª preparada para la desinfecci¨®n. Yo no tengo miedo, me protejo bien y ya est¨¢. La gente respeta bastante las medidas¡±, asegura la trabajadora municipal, mientras espera a una limpieza entre usuarios. Y a Jos¨¦, un empleado de notar¨ªa que ha vivido ¡°d¨ªas jodidos¡±, le bastan. ¡°Hay sitios m¨¢s peligrosos que la playa y hemos tenido que ir¡±, explica bajo su sombrilla, mientras su hija de 10 a?os y una amiga juegan despreocupadas a su lado.
Jos¨¦ ha podido ir a darse su primer chapuz¨®n postconfinamiento porque ten¨ªa unos d¨ªas libres. Con los ni?os sin clases presenciales y los mayores jubilados, los adultos se divid¨ªan entre esa causa o el ERTE para poder hacer de este lunes at¨ªpico un falso domingo. Roc¨ªo P¨¦rez, su marido Ignacio Ben¨ªtez y sus dos hijas enfilaban la pasarela de acceso pertrechados con mil tiestos justo porque ella, empleada de un bingo, tiene su trabajo congelado y ¨¦l est¨¢ de descanso. ¡°Venimos dispuestos a pasar el d¨ªa despu¨¦s de pasar d¨ªas con altibajos. Traemos tortilla, filetitos empanados, pasta y sand¨ªa, ?quieres un poquito?¡±, ofrece Ben¨ªtez con amabilidad.
No han sido C¨¢diz o Huelva las ¨²nicas zonas que han recibido, como han podido, esta situaci¨®n de nueva normalidad en la costa. Mallorca se ha zambullido en la fase 2 con la mayor¨ªa de playas y calas abiertas. En decisiones tambi¨¦n dispares, Palma han decidido abrir sin ninguna restricci¨®n horaria o de aforo. Alc¨²dia ha preferido que hamacas y sombrillas no est¨¦n disponibles hasta el 8 de junio, mientras que Calvi¨¢ ya ultimaba hoy la puesta a punto de sus 17 playas. En Cala Contesa eran muchos los que combinaban el primer ba?o de la temporada con tomar un caf¨¦ en el chiringuito, seg¨²n informa Luc¨ªa Boh¨®rquez.
¡°Se nota la diferencia de cuando hay turistas y cuando no, ahora se puede caminar libremente¡±, comenta Jasm¨ªn, que ha llegado a la playa con su amiga Paola. A unos cuantos pasos, en una de las hamacas de la concesionaria come un bocadillo Nilly, una joven alemana que lleg¨® a vivir a Mallorca desde Munich el pasado mes de octubre y que ha pasado la cuarentena en una vivienda muy cerca del mar. ¡°Ha sido fabuloso sentir el mar. No hay polic¨ªa, no hay gente haciendo padel surf, es gratis y puedes estar m¨¢s tiempo. Estoy muy agradecida por ello¡±, afirma.
Pero la alegr¨ªa va por barrios y no son pocos los que contemplan con tristeza la ausencia de turismo. En el Bar Piri?aca, situado al lado de la playa de La Puntilla de El Puerto, el gaditano Jos¨¦ Luis Riquet echa de menos a los forasteros. ¡°Estamos como una temporada de invierno, que no deber¨ªa ser, dado la fecha que estamos, pero ?qu¨¦ le vamos a hacer? Hemos perdido demasiadas cosas buenas¡±, zanja el hostelero con mirada apesadumbrada.
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