Un aplauso por las compras que tuvieron que esperar
Alta expectaci¨®n en los centros comerciales que abren en los territorios en fase 2, pese a que sus zonas de ocio funcionan a medio gas
Son las 10 de la ma?ana y Reyes, sociosanitaria en paro, y su hija Paloma, que acaba de terminar la carrera de Magisterio y un d¨ªa antes cumpli¨® 23 a?os, rompen en aplausos junto al casi centenar de personas que, como ellas, est¨¢n haciendo cola a las puertas de una conocida tienda de ropa en el centro comercial Lagoh Palmas Altas, el m¨¢s grande de Andaluc¨ªa. En la entrada, que acaba de reabrirse, una de las encargadas se seca las l¨¢grimas que asoman sobre su m¨¢scara de la emoci¨®n. Este lunes, que arranca la fase 2 en casi la mitad de Espa?a, los centros comerciales en estas zonas abren al 30% de su capacidad total, y en Sevilla ¡ªla mayor capital de Espa?a en estrenar esta nueva etapa de la desescalada¡ª se ha unido la expectaci¨®n a las ganas por recuperar la rutina, aunque sea condicionada.
¡°Llev¨¢bamos ya un rato haciendo cola y creo que estos aplausos son tanto de alegr¨ªa porque por fin vamos a entrar a la tienda como de celebraci¨®n por ir recuperando un poco la normalidad¡±, cuenta Lorena, otra joven que ha venido con una amiga a descambiar prendas. En Lagoh Palmas Altas, durante su primera hora y media se ha alcanzado el 6% del nuevo aforo permitido en esta etapa: 10.022 personas. Es una contabilidad que lleva su gerente, Carlos Fita, pero que es accesible a trav¨¦s de un c¨®digo QR con el que los clientes pueden saber si el recinto est¨¢ o no masificado antes de salir de su casa.
La seguridad, adem¨¢s del consumo, es el principal reclamo de los centros comerciales en esta fase para afianzar a su clientela. Los de la capital andaluza tienen el suelo se?alizado para ordenar la circulaci¨®n y dispensadores de gel hidroalcoh¨®lico en todos los puntos de acceso. Empleados informan a quienes llegan de las precauciones en materia de distancia que deben asumir. ¡°Tenemos que vivir con esto y mientras seamos responsables y cumplamos con lo que nos dicen¡¡±, cuenta Mar¨ªa, que pasea por Lagoh junto con su hermana Reyes. Las dos tambi¨¦n han venido a descambiar y, de paso, a comprar alguna cosa.
Es casi mediod¨ªa y el centro comercial est¨¢ cada vez m¨¢s animado, aunque las cautelas impuestas por la fase 2 son muy evidentes. Los pocos ni?os que se ven por los pasillos van bien aferrados de la mano de sus padres; no hay aglomeraciones en los escaparates, las escaleras mec¨¢nicas est¨¢n muy poco concurridas y apenas se oye ruido. Lagoh se inaugur¨® hace seis meses y el confinamiento ha supuesto un abrupto par¨®n en sus perspectivas de crecimiento. Sus 200 locales comerciales, de hosteler¨ªa y de ocio, se alzan sobre 100.000 metros cuadrados distribuidos en torno a un lago artificial que es el epicentro del recinto. A su alrededor se erige un complejo de entretenimiento de 4.000 metros cuadrados que hasta su clausura obligada era el principal atractivo para sus visitantes. Toda esa zona, adem¨¢s de los cines ¡ªque en principio pueden abrir con restricciones en esta etapa de la desescalada¡ª, sigue cerrada. ¡°Ahora mismo no podemos promover eventos que atraigan a muchas personas, pero ya llegar¨¢n¡±, explica Fita.
El 80% de los locales del centro comercial est¨¢n abiertos. Los que todav¨ªa tienen la persiana cerrada son la mayor¨ªa de los establecimientos de hosteler¨ªa, otra excepci¨®n que distorsiona la normalidad que busca recuperar el recinto. Pero entre las pocas cafeter¨ªas que est¨¢n abiertas cunde el optimismo. ¡°Para ser un lunes, que es el d¨ªa m¨¢s flojo de toda la semana, he atendido a muchos m¨¢s clientes que antes del confinamiento. La verdad es que no esper¨¢bamos tanta animaci¨®n¡±, cuenta Vanessa, encargada de una cafeter¨ªa de la segunda planta.
Cuando Pablo ha levantado la verja del local en el que trabaja a las 10 de la ma?ana, se ha abrazado a su compa?ero. Un gesto efusivo que ahora est¨¢ vetado por las medidas de distanciamiento, pero que no ha podido evitar. Dos horas despu¨¦s de reabrir, fuera del establecimiento esperan varios grupos de hombres, algunos cargados con bolsas. ¡°Hay cosas que no cambian pese al coronavirus¡±, bromea Jos¨¦, detr¨¢s de su mascarilla. Ha venido acompa?ando a su suegra, su suegro, su cu?ada y su hermana al centro comercial. ¡°Siguen dentro de la tienda. Despu¨¦s de dos meses y medio encerrados, necesitaban descambiar ropa y comprar m¨¢s para el ni?o¡±, cuenta. ¡°Creo que esto es m¨¢s seguro que la calle, pero por si acaso al cr¨ªo lo he dejado en casa con mi hermana, que adem¨¢s tiene colegio¡±, a?ade.
Pese a las distancias y cierta quietud ¡ªaumentada por el hecho de que la zona de ocio funcione a medio gas y que las mascarillas dificulten mantener conversaciones¡ª, los sevillanos quieren recuperar su rutina, en la calle o tras las paredes de un centro comercial. ¡°Tenemos ganas de volver a nuestra vida habitual, el miedo que nos ha dejado el coronavirus va a ser dif¨ªcil de quitar, pero al menos tenemos que tratar de arrinconarlo¡±, dice Lorena mientras se coloca junto a su amiga detr¨¢s de una peque?a cola para entrar a una tienda de deportes, algo que antes del confinamiento solo hab¨ªa que guardar para montarse en las atracciones del recinto, no para pasar a las tiendas. Es la nueva normalidad.
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