La rutina del personal de ambulancias en un Brasil que bate r¨¦cords de casos de la covid-19
Los sanitarios del SAMU de Santo Andr¨¦, en S?o Paulo, ven un cambio en el perfil de los pacientes durante la pandemia, que ya ha dejado 29.314 muertos en el pa¨ªs
Son las dos de la tarde del martes 26 de mayo. Una llamada por radio interrumpe la tranquilidad que reina en la central del Servicio de Atenci¨®n M¨¦dica de Urgencia (SAMU) de Santo Andr¨¦, la cuarta ciudad m¨¢s grande del estado de S?o Paulo. ¡°Es covid¡±, grita un profesional que charlaba con sus compa?eros en el garaje. El enfermero Haroldo Guireli y el conductor Ricardo Vieira Lopes se apresuran a equiparse. Se ponen una mascarilla, un gorro, guantes y un delantal y suben a una ambulancia b¨¢sica para ir a buscar a una paciente de 37 a?os que se encuentra en una cl¨ªnica donde generalmente se somete a hemodi¨¢lisis, un tratamiento para filtrar la sangre cuando los ri?ones no funcionan bien.
La gravedad transmitida por radio no indica la necesidad de utilizar una estructura m¨¢s sofisticada, con una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) m¨®vil. Guireli y Vieira encuentran a la paciente media hora despu¨¦s de la llamada por radio, con un cat¨¦ter de ox¨ªgeno y aspecto cansado. Tiene dificultades para respirar. La envuelven con una manta de aluminio y la conectan a un peque?o cilindro de ox¨ªgeno para ayudarla a respirar durante el trayecto. Despu¨¦s, la llevan a la ambulancia, donde vuelven a evaluarla. Solo cuando ya est¨¢ acomodada y con la respiraci¨®n aceptable, inician una conversaci¨®n dif¨ªcil, entrecortada por el cansancio de la paciente y las barreras impuestas por la mascarilla especial, que protege a los profesionales pero hace que sus voces sean apenas audibles.
Poco a poco, descubren que la mujer hab¨ªa ido sola a la cl¨ªnica, como suele hacer. Ni siquiera lleg¨® a hacer la sesi¨®n de hemodi¨¢lisis: cuando los sanitarios observaron que ten¨ªa s¨ªntomas que podr¨ªan ser de la covid-19, dada su dificultad para respirar, llamaron al SAMU. Hac¨ªa d¨ªas que la paciente ten¨ªa tos seca y fiebre, que hab¨ªa estado controlando con un antipir¨¦tico. Hab¨ªa perdido el gusto y el olfato. ¡°Es m¨¢s probable que sea positivo que negativo. Creo que es covid-19¡±, dice el enfermero Guireli, de 51 a?os, poco despu¨¦s de dejarla en urgencias, donde le hacen m¨¢s pruebas para determinar a qu¨¦ hospital derivarla. Guireli trabaja en la ambulancia desde hace 22 a?os. Comenz¨® como conductor voluntario en S?o Paulo, se gradu¨® como enfermero y ha estado en la primera l¨ªnea del SAMU 10 a?os.
Acostumbrado a atender principalmente traumatismos, ha visto c¨®mo ha cambiado el perfil de sus pacientes desde marzo, cuando la pandemia se intensific¨® en Brasil. En Santo Andr¨¦ ya hay 2.330 casos confirmados de la covid-19 y se han producido 130 muertes, una peque?a parte de lo que se ve en el pa¨ªs, que registra 29.314 muertes y 514.849 casos. Pero en la ciudad, situada en el ¨¢rea metropolitana de S?o Paulo, en los ¨²ltimos dos meses se han multiplicado por 20 las salidas en busca de pacientes con s¨ªntomas similares a los de la gripe que se encuentran en ambulatorios o unidades de urgencias y necesitan que se les hospitalice.
El reflejo de esta demanda tambi¨¦n se siente en el SAMU, donde los profesionales han tenido que adaptar su trabajo diario a una nueva realidad. Han a?adido a su rutina los equipos de protecci¨®n y la desinfecci¨®n de la ambulancia cada vez que vuelven. ¡°Ya hemos pasado el H1N1, el dengue, pero esta enfermedad es diferente. Creo que a todos ya se les ha metido en la cabeza que los guantes, la mascarilla y los delantales son obligatorios. No podemos trabajar sin protecci¨®n¡±, dice Guireli.
El enfermero tambi¨¦n ha tenido que cambiar la forma de explorar a los pacientes para intentar identificar una enfermedad de la que todav¨ªa se sabe poco y es bastante agresiva en su manifestaci¨®n m¨¢s grave. Desde que el coronavirus comenz¨® a extenderse r¨¢pidamente por todo Brasil, Guireli observa y escucha m¨¢s, para identificar alg¨²n s¨ªntoma de dificultad respiratoria, incluso cuando las llamadas no est¨¢n directamente relacionadas con la covid-19. Este procedimiento forma parte de un proceso de detecci¨®n que, para los profesionales del SAMU, comienza en la calle, para evitar que los pacientes infectados tengan contacto con personas que sufren otras enfermedades. ¡°Empezamos a tener el o¨ªdo m¨¢s afinado, prestamos m¨¢s atenci¨®n a los detalles cl¨ªnicos que sirven de orientaci¨®n, como la respiraci¨®n y la temperatura¡±, dice el enfermero. Aprender a descifrar la nueva enfermedad sigue siendo un desaf¨ªo al inicio, cuando los pacientes presentan s¨ªntomas diferentes y varios de ellos tambi¨¦n son comunes en la gripe. ¡°Nos estamos especializando¡±, dice Guireli, ya en la base, mientras se prepara para higienizar la ambulancia.
Hace la primera limpieza ¨¦l mismo, con la ayuda del conductor, Ricardo Vieira, de 42 a?os. Despu¨¦s, el equipo de limpieza la desinfecta. Vieira, que hace dos a?os que est¨¢ en la primera l¨ªnea del SAMU, dice que las llamadas se han duplicado en los ¨²ltimos meses. Si antes trabajaba solo con el uniforme b¨¢sico, ahora tiene que ser mucho m¨¢s met¨®dico al ponerse y, principalmente, al quitarse el equipo de protecci¨®n despu¨¦s de cada servicio. Tras derivar al paciente, cuando todav¨ªa est¨¢n en la calle, el equipo se roc¨ªa alcohol en las botas y en parte del equipo de protecci¨®n. Un procedimiento necesario tanto para evitar la baja laboral de unos profesionales importantes para combatir la pandemia como para proteger a la familia ante el riesgo de llevarse un virus tan contagioso a casa.
¡°Mi vida en casa ha cambiado mucho. Vuelvo a casa y veo a mi esposa e hijo preocupados¡±, dice. Cada vez que regresa de la guardia, que ya no termina siempre a la misma hora, Vieira tiene que quitarse una parte del uniforme antes de entrar en casa. La ropa va directamente a la lavadora. En el trabajo, los colegas investigan constantemente t¨¦cnicas y nuevos dispositivos para tratar de protegerse lo m¨¢ximo posible. En una emergencia sanitaria como esta, todo vale. Fue as¨ª como los empleados del SAMU de Santo Andr¨¦ desarrollaron un tipo de c¨¢psula con tubos y pl¨¢sticos para intentar ofrecer m¨¢s seguridad a los profesionales cuando intuban a pacientes cr¨ªticos. Tambi¨¦n adoptaron peque?as soluciones, como el uso de pl¨¢sticos en los compartimientos de las ambulancias para facilitar la desinfecci¨®n de todo lo que se almacena en su interior.
La preocupaci¨®n con uno mismo y con la familia es constante para quienes est¨¢n en primera l¨ªnea, pero miedo es una palabra que no cabe en su vida diaria, especialmente cuando se encuentran en situaciones urgentes y casos graves de la covid-19. ¡°No tenemos miedo. Hemos escogido esta profesi¨®n, tenemos formaci¨®n. Estudiamos constantemente¡±, explica el enfermero Guireli. Tampoco pueden involucrarse con los pacientes para no entorpecer el tecnicismo que exige su asistencia, a pesar de que algunas historias insisten en volver a la mente. Guireli recuerda que perdi¨® a un paciente de 47 a?os, que hac¨ªa ejercicio y parec¨ªa tener una vida sana. Era reacio a ir al hospital y llam¨® al SAMU cuando ya sufr¨ªa insuficiencia respiratoria. Lleg¨® vivo al centro de salud, pero no hab¨ªa mucho que hacer. Muri¨® el mismo d¨ªa que fue trasladado. ¡°Me llam¨® la atenci¨®n porque estaba sano¡±, dice el enfermero. ¡°Esta enfermedad es agresiva. Y los pacientes tienen s¨ªntomas diferentes seg¨²n la edad¡±, agrega.
Antes de la pandemia, el SAMU de Santo Andr¨¦ sol¨ªa recibir un promedio de 200 llamadas al d¨ªa. A principios de marzo, el n¨²mero de accidentes y traumatismos se redujo con el distanciamiento social, pero no pas¨® mucho tiempo antes de que los 250 profesionales que trabajan en las ambulancias de Santo Andr¨¦ vieran que la demanda se intensificaba de nuevo y volv¨ªa al nivel anterior a la crisis, pero con un nuevo perfil: la dificultad respiratoria impuesta por la covid-19. ¡°Los casos de sospecha de covid-19 y las solicitudes de traslado de pacientes van en aumento. El perfil ha cambiado, porque ahora tenemos menos traumatismos¡±, dice la m¨¦dica reguladora Renata Rigo. Es una de las tres profesionales que est¨¢n en la central monitoreando tanto las caracter¨ªsticas de los pacientes como los hospitales con plazas para saber ad¨®nde derivarlos. ¡°En funci¨®n de eso, decidimos qu¨¦ ambulancia va y si se necesita un m¨¦dico o solo un enfermero¡±, explica.
Si antes los profesionales del SAMU pod¨ªan seguir la historia de los pacientes a los que atend¨ªan y saber si se hab¨ªan recuperado, las largas hospitalizaciones de los casos graves de coronavirus dificultan conocer el desenlace de las historias en las que participan. En medio de una grave crisis sanitaria, no es f¨¢cil saber c¨®mo acaba cada paciente. Acostumbrados a lidiar con situaciones de mucho estr¨¦s y entrenados para ser ¨¢giles ante la urgencia, a los sanitarios les llama la atenci¨®n la gravedad de la covid-19 y la dificultad de reanimar a los pacientes que solo van al m¨¦dico cuando ya est¨¢n graves.
¡°Mire c¨®mo ha disminuido la cantidad de PCR [pacientes con parada cardiorrespiratoria] que conseguimos reanimar¡±, dice el coordinador del SAMU de Santo Andr¨¦, Renan Tomas, mientras se?ala un gr¨¢fico con estad¨ªsticas fijado en un panel en la pared. Cuenta los casos en que encontraron al paciente parado y a cu¨¢ntos consiguieron reanimar desde principios de a?o. ¡°En enero, reanimamos a 19 de 92. En abril, de 121, reanimamos a 4¡±, dice. ¡°Muere m¨¢s gente. El paciente con covid-19 no vuelve [de la parada], no hay manera. La gravedad ha aumentado¡±, dice.
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