¡°Si hubiera sabido lo que son, me habr¨ªa ahorrado muchos a?os de abusos¡±
El Gobierno lanza una ley para proteger a los menores de la violencia, que ampl¨ªa la prescripci¨®n de los delitos. Las historias de tres v¨ªctimas ilustran las carencias del sistema
Cuando se atreven a hablar, cuando procesan el infierno que pasaron, muchas veces es tarde. Antes les ha tocado enfrentarse a la indefensi¨®n m¨¢s cruel, la de un ni?o sometido a los abusos de un padre. De un profesor. De un padrastro. Digerirlo y tratar de sobrevivir. Cerrar los ojos y volver a revivir lo que les gustar¨ªa poder borrar de su mente y de su cuerpo. Las de Jonathan, ?lex y Sara son tres historias que demuestran las carencias del actual sistema de protecci¨®n a la infancia. Para ellos ya no hay remedio. El anteproyecto de ley aprobado este martes por el Consejo de Ministros trata de cambiar la historia para los ni?os que sufren ahora violencia en todas sus formas. Para que los relatos de Jonathan, ?lex y Sara no vuelvan a repetirse con otros nombres.
Jonathan, 34 a?os: ¡°No pod¨ªa permitir que volviera a ocurrir¡±
Fue el d¨ªa en que vio a su padre con su hija reci¨¦n nacida en brazos. La imagen de su beb¨¦ en manos de la persona que hab¨ªa abusado de ¨¦l durante siete a?os de su infancia ¡°activ¨® el bot¨®n de alarma¡±, dos d¨¦cadas despu¨¦s de lo ocurrido. Hab¨ªa crecido al lado del hombre que marc¨® su ni?ez. Jonathan, que no quiere dar su apellido, tiene ahora 34 a?os. Hace cuatro decidi¨® denunciar. ¡°No pod¨ªa permitir que volviera a pasar lo mismo con mi hija¡±, recuerda este asturiano. Los abusos empezaron con seis a?os, tras el divorcio de sus padres, en cada turno de visitas. As¨ª hasta que cumpli¨® 13.
¡°Era una confusi¨®n enorme porque yo quer¨ªa a mi padre y no sab¨ªa si lo que me hac¨ªa estaba bien o mal¡±, narra. A¨²n se le rasga la voz al contarlo. ¡°Si hubiera sabido lo que es un abuso, a lo mejor hubiera puesto l¨ªmites. O lo hubiera contado. Me habr¨ªa ahorrado muchos a?os de abusos¡±, dice. La normativa que ahora iniciar¨¢ su tr¨¢mite parlamentario incorpora la educaci¨®n sexual en todas las etapas educativas. ¡°Tienen que sentirse en confianza de discernir y saber hasta d¨®nde decir que s¨ª o que no. Permite el desarrollo integral de la persona, permite ser libre¡±, explica Catalina Perazzo, directora de Incidencia Pol¨ªtica de Save the Children.
La prevenci¨®n es esencial. Por ello, esta experta cree que la ley supondr¨¢ un antes y un despu¨¦s. La compara a la de violencia de g¨¦nero por el ¡°cambio cultural que va a traer¡±: lo importante es que la gente ¡°no tolere¡± la violencia contra los ni?os. La normativa aborda tambi¨¦n la detecci¨®n precoz, la protecci¨®n de las v¨ªctimas y la reparaci¨®n. Porque las secuelas son infinitas: ansiedad, baja autoestima, amnesia, falta de concentraci¨®n, depresi¨®n, tendencias suicidas. Y un largo etc¨¦tera. Jonathan tiene grabada la imagen de su madre cuando, con 30 a?os, se atrevi¨® a cont¨¢rselo. ¡°Se le desfigur¨® la cara. Imag¨ªnate lo que tuvo que pensar ella que, sin ni siquiera imaginarlo, hab¨ªa vuelto con mi padre cuando yo ten¨ªa 13 a?os¡±, rememora. Entonces, el apoyo de su familia le dio fuerzas para denunciar, pero el delito hab¨ªa prescrito.
Este es uno de los grandes males de quienes sufren abusos. Tardan en procesar lo que les sucedi¨® y, cuando dan la voz de alarma, muchas veces ya no hay forma de hacer justicia. El caso de Jonathan, quiz¨¢s, hubiera tenido un final distinto si la ley hubiera estado en vigor hace cuatro a?os porque ampl¨ªa la prescripci¨®n de los delitos m¨¢s graves contra menores. El plazo comenzar¨¢ a correr cuando la v¨ªctima cumpla 30, y no 18, como ahora. Esto quiere decir que los delitos sexuales contra menores, como m¨ªnimo, no caducar¨¢n hasta que la v¨ªctima tenga 35. En los casos m¨¢s graves tendr¨¢n de margen hasta los 45.
Sara Berga, 35 a?os: ¡°Denunci¨¦ para que la gente sepa lo que pasa¡±
La historia de Jonathan tambi¨¦n fue, en parte, la de Sara Berga. Cuando quiso denunciar a su padrastro ya era tarde: el delito hab¨ªa prescrito. Abus¨® de ella de los 12 a los 18 a?os, pero no se atrevi¨® a hablar hasta los 30. ¡°La prescripci¨®n es un vaso de agua fr¨ªa¡±, dice. Pero perder un a?o y medio en tr¨¢mites fue igual de horrible. ¡°Me hizo sentir como si me hubieran vuelto a agredir¡±, dice esta mujer, que hoy tiene 35 a?os. Ha presentado seis quejas ante la Administraci¨®n por ¡°la burocracia excesiva¡±, por las demoras que han marcado sus d¨ªas mientras trataba de buscar justicia.
En 2018 se presentaron 24.409 denuncias por delitos violentos contra menores, aunque son solo la punta del iceberg, advierte Save the Children. La mitad de los delitos sexuales denunciados son contra ni?os o adolescentes. Pero seg¨²n c¨¢lculos de la ONG, siete de cada 10 no llegan a juicio. ¡°Se ha cuestionado mucho el valor de la v¨ªctima cuando es menor. A veces es su testimonio contra el del adulto. Si no los escuchamos, es complicado darle la relevancia que merece¡±, explica Perazzo. Un ¡°gran avance¡± de esta norma, cuenta esta experta, es ¡°la vocaci¨®n de generar una transformaci¨®n social¡±, dando a los menores la posibilidad de denunciar por s¨ª mismos, por ejemplo, cuando tengan la madurez suficiente. Otorg¨¢ndoles asistencia jur¨ªdica gratuita si son v¨ªctimas de delitos violentos graves. Dando el mandato de que en el plazo de un a?o se legisle para que haya juzgados especializados, regulando que los profesionales que trabajan habitualmente con ni?os tengan formaci¨®n especializada en violencia infantil.
¡°No fue por venganza. Denunci¨¦ para que la gente sepa lo que pasa y no quede invisibilizado¡±, explica la coordinadora de la asociaci¨®n El Mundo de los ASI, centrada en prevenir los abusos sexuales. ¡°Pero con procesos tan largos, entiendo que la gente no denuncie. Sab¨ªa que iba a ser dif¨ªcil, pero nunca me imagin¨¦ que no podr¨ªa ni testificar. El abusador no sabe siquiera que yo le denunci¨¦. Eso es lo m¨¢s duro¡±, reconoce. Ella, que ha llevado su caso hasta el Senado, para exigir justicia para las v¨ªctimas, considera que la ley es un buen paso, pero exige un presupuesto acorde con las medidas que plantea. Solo as¨ª, dice, podr¨¢ ser efectiva. Solo as¨ª se podr¨¢ atender a las v¨ªctimas.
?lex Pacheco, 27 a?os: ¡°Es dif¨ªcil sanar cuando tienes que rememorarlo¡±
Contarlo es revivirlo. Denunciarlo, m¨¢s. Para poder hacerlo, ?lex Pacheco tuvo que volver una y otra vez a la escena que cambi¨® su vida. Al momento en que el profesor de educaci¨®n f¨ªsica le dio un masaje para calmar una lesi¨®n muscular. Al instante en que aprovech¨® para abusar de ¨¦l. Denunci¨® en 2016, un d¨ªa antes de que prescribiera el delito. Tuvo que rememorar lo ocurrido ante desconocidos al menos cuatro veces: en comisar¨ªa, con su abogado, con el m¨¦dico forense, en el juicio. ¡°Te piden que seas lo m¨¢s expl¨ªcito posible. Y es un c¨ªrculo muy cargante, m¨¢s que nada por los plazos tan largos¡±, narra el joven de 27 a?os. Cuando supera una de las declaraciones, vuelve a tener que repetirla.
Pacheco se enfrent¨® a esta pesadilla judicial con 22 a?os. En el caso de los ni?os, el proceso es especialmente cruel. ¡°El sistema de justicia tiene un efecto disuasorio¡±, explica Perazzo. ¡°Hay madres que piensan: ¡®Para qu¨¦ va mi hija a testificar cuatro veces, que le pongan en duda el testimonio, que tenga que revivirlo todo¡±. El anteproyecto de ley prev¨¦ que los menores de 14 a?os solo tengan que declarar ante la polic¨ªa cuando sea imprescindible, ante personal espec¨ªficamente formado. Que durante el proceso de instrucci¨®n solo deban hacerlo una vez, y en entornos amigables. Solo testificar¨¢n en el juicio en caso de que resulte imprescindible. ¡°Algo tan sencillo como pedirle al ni?o que cuente qu¨¦ le hicieron usando un mu?eco facilitar¨¢ mucho la comunicaci¨®n. Tenemos la obligaci¨®n de poner los mecanismos para escucharles y los ni?os no tienen la misma manera de explicarse que los adultos¡±, a?ade.
A Pacheco le falt¨® un mecanismo de detecci¨®n y de prevenci¨®n. Cuenta que su abusador continu¨® dos a?os m¨¢s dando clases en el colegio Maristas Sants Les Corts, en Barcelona. Con la ley habr¨¢ protocolos espec¨ªficos en los centros educativos, deportivos y de ocio. Y una figura, el coordinador de bienestar, que mediar¨¢ con los alumnos y activar¨¢ los mecanismos necesarios en caso de violencia. Pacheco se atrevi¨® a denunciar tras intentos frustrados de olvidar lo sucedido, ¡°por verg¨¹enza, por culpa y porque parece que si no lo dices no pas¨®¡±. Pero s¨ª pas¨®. Y no ha logrado olvidarlo.
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