Espa?a desconecta siete centrales t¨¦rmicas y arranca el proceso para enterrar el carb¨®n

Espa?a va camino de convertirse en uno de los pa¨ªses que m¨¢s r¨¢pido se van a desenganchar del carb¨®n. Un a?o y medio despu¨¦s del cierre de todas las minas ¡ªque eran incapaces de sobrevivir sin unas ayudas p¨²blicas que ya est¨¢n prohibidas por Bruselas¡ª, este martes arranca el proceso de clausura de las centrales t¨¦rmicas que emplean este combustible. Siete de las 15 plantas que a¨²n quedan abiertas en Espa?a dejar¨¢n de estar operativas este 30 de junio debido a que a sus propietarias, las compa?¨ªas el¨¦ctricas, no les salen las cuentas para acometer las mejoras medioambientales para cumplir las normas europeas. De hecho, varias plantas llevan meses sin generar electricidad porque han dejado de ser rentables por una mezcla de decisiones pol¨ªticas de la Comisi¨®n Europea y de condiciones de mercado.

Adem¨¢s de ser muy contaminantes, las t¨¦rmicas eran hasta hace solo un par de a?os responsables de aproximadamente el 15% de todos los gases efecto invernadero de Espa?a. En 2018, cerca del 15% de toda la electricidad consumida provino de esas plantas. Pero de eso parece que hace un mundo y este mes de mayo apenas generaron el 1,4% de la electricidad. Adem¨¢s, entre el 1 y el 2 de mayo no produjeron nada, algo nunca visto desde que en 1990 arrancaron los registros de Red El¨¦ctrica de Espa?a.

Las siete plantas t¨¦rmicas que dejar¨¢n de operar este martes son: Meirama (en A Coru?a), Narcea (Asturias) y La Robla (Le¨®n) ¡ªlas tres propiedad de Naturgy¡ª; Andorra (Teruel) y Compostilla (Le¨®n) ¡ªde Endesa¡ª; Puente Nuevo (C¨®rdoba) ¡ªde Viesgo¡ª; y Velilla (Palencia) ¡ªde Iberdrola¡ª. Sus cuatro propietarias han confirmado a EL PA?S que el 30 de junio ya no estar¨¢n operativas para no incumplir la directiva medioambiental europea que obliga a este tipo de instalaciones a acometer unas obras para limpiar los gases que expulsan a la atm¨®sfera si quer¨ªan seguir operando m¨¢s tiempo. Estas siete centrales juntas acumulan 4.630 megavatios, lo que supone un poco menos de la mitad de la potencia instalada de carb¨®n en Espa?a.

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El ocaso de una era de carb¨®n

Las siete ¡ªque cuentan con unos 1.100 empleados entre personal propio y contratas¡ª son las primeras, pero no las ¨²ltimas. Otras cuatro plantas ¡ªque suman una potencia de 3.092 megavatios y alrededor de 800 empleados¡ª tienen solicitados los permisos ante el Gobierno para cerrar las instalaciones. Se trata de las centrales de Lada (en Asturias y propiedad de Iberdrola), As Pontes (en A Coru?a y propiedad de Endesa), Los Barrios (en C¨¢diz y propiedad de Viesgo) y Litoral (en Almer¨ªa y propiedad de Endesa). Fuentes del sector estiman que entre 2021 y 2022 podr¨¢n estar clausuradas. Y las otras cuatro ¡ªdos de ellas propiedad de EDP¡ª que a¨²n no han solicitado el cierre tambi¨¦n tienen un futuro muy complicado.

¡°Por c¨®mo van las cosas, creo que en 2025 ya no habr¨¢ generaci¨®n con carb¨®n¡±, explica Tatiana Nu?o, especialista en energ¨ªa y cambio clim¨¢tico de Greenpeace. ¡°El escenario que manejamos de cierre total es 2025¡±, coincide Ana Barreira, directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA). Fuentes del sector manejan, incluso, una salida completa todav¨ªa m¨¢s r¨¢pida, para dentro de dos o tres a?os.

Aparentemente, estos cierres no tienen que ver con las pol¨ªticas emprendidas por el Gobierno. De hecho, el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica ha rechazado unirse a las alianzas de pa¨ªses que se comprometen a fijar un calendario concreto de clausura de este tipo de instalaciones. Este departamento ha preferido mantener un perfil bajo y, finalmente, han sido el mercado y las medidas emprendidas desde Bruselas los que han dado la puntilla al carb¨®n.

Por un lado, las reformas llevadas a cabo por las instituciones comunitarias hicieron que a partir de 2018 el precio del di¨®xido de carbono en el mercado europeo de emisiones se disparara. Este sistema, conocido por sus siglas ETS, obliga a todas las grandes industrias a pagar por el di¨®xido de carbono que emiten, lo que hace que las centrales de carb¨®n pierdan competitividad al ser las que m¨¢s tienen que gastar en esto. A esto se le unen los bajos precios del gas natural desde 2019. Espa?a tiene un gran n¨²mero de plantas de ciclo combinado que se alimentan de gas y que pueden suplir sin problemas a las t¨¦rmicas de carb¨®n. Al bajar el precio del gas, esta tecnolog¨ªa desplaz¨® a la de carb¨®n. ¡°El precio baj¨® porque hab¨ªa un exceso mundial de oferta y no hab¨ªa d¨®nde almacenarlo¡±, apunta Pedro Linares, director del grupo Economics for Energy.

La previsi¨®n era que este 2020 repuntara el gas y que el carb¨®n pudiera volver a ser competitivo. Pero la crisis de la covid-19 ha desbaratado tambi¨¦n ese escenario. El resultado es que las centrales de carb¨®n llevan encadenando m¨ªnimos hist¨®ricos de generaci¨®n de electricidad en Espa?a desde marzo de 2019. Al menos cuatro ¡ªCompostilla, Litoral, Los Barrios y Velilla¡ª no han producido nada este 2020, seg¨²n indican sus propietarias. En el resto, lo poco que han generado ha sido para quemar los stocks que tienen acumulados de carb¨®n antes de que bajen definitivamente la persiana ma?ana.

Lo que sorprende a todos los analistas consultados es la rapidez del proceso de cierres en Espa?a. ¡°Creo que tambi¨¦n han influido los movimientos de desinversi¨®n¡±, apunta Barreira sobre los fondos inversores que presionan cada vez m¨¢s a las empresas para que se alejen de los combustibles f¨®siles. ¡°Hace un a?o todav¨ªa hab¨ªa esc¨¦pticos, yo incluido, pero con los movimientos que se han dado, creo que el fin del carb¨®n en Espa?a ya no tiene vuelta atr¨¢s¡±, concluye Linares.

Alternativas de empleo

En las 11 centrales que cerrar¨¢n en los pr¨®ximos meses ¡ªlas siete que se desconectar¨¢n ma?ana y las otras cuatro que ya han pedido al Ejecutivo tambi¨¦n poner fin a su actividad¡ª trabajan unas 2.400 personas, entre empleos directos e indirectos. En algunos casos, la clausura no ser¨¢ traum¨¢tica, pero en otros las t¨¦rmicas son la ¨²nica industria del municipio y algunos Ayuntamientos ver¨¢n muy mermados sus ingresos fiscales. La alternativa inmediata es el desmantelamiento de las plantas, que puede durar hasta cinco a?os y requiere mucha mano de obra. Pero ese proceso no puede comenzar hasta que el Ejecutivo publique la autorizaci¨®n para el cierre y desmantelamiento, que incluye un an¨¢lisis de los impactos medioambientales de ese proceso. Se espera que en los pr¨®ximos d¨ªas se publiquen en el BOE las de tres de las siete plantas que dejar¨¢n de funcionar ma?ana: Velilla, Compostilla y Andorra.

Pero el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica tambi¨¦n ha presionado a las el¨¦ctricas para que presenten planes estables para las zonas afectadas, que en muchos casos se centran en las renovables y que, incluso, en algunos de los proyectos requieren m¨¢s empleos de los que se destruir¨¢n con los cierres. A mediados de abril el ministerio firm¨® con los sindicatos mayoritarios y las propietarias de las plantas las bases para poner en marcha los denominados convenios de transici¨®n justa. Ya hay 12 convenios de transici¨®n justa en marcha para zonas mineras y t¨¦rmicas. Y, al margen de los recursos p¨²blicos que ya tiene asignados el Gobierno, tambi¨¦n est¨¢ previsto que Espa?a se beneficie del futuro fondo de transici¨®n justa de la Comisi¨®n Europea.