Espa?a se repliega ante la amenaza de una segunda ola de contagios
Las comunidades vuelven a recortar libertades mientras los casos siguen subiendo: 628, la mayor cifra desde el 8 de mayo, cuando las salidas a la calle estaban limitadas
El gran terremoto que arras¨® Lisboa en 1755 fue seguido de un tsunami; tras una enorme ola, las aguas se retiraron hasta una profundidad que los lisboetas nunca hab¨ªan visto. Los curiosos que fueron a la orilla para contemplar aquel fen¨®meno desaparecieron bajo una segunda ola m¨¢s potente que la anterior. Si la primera ola del coronavirus se retir¨®, no fue del todo, puesto que la transmisi¨®n nunca se detuvo. Y en caso de existir una segunda es probable que no la veamos hasta que la tengamos pr¨¢cticamente encima. Lo que temen ahora los expertos en salud p¨²blica es que los ciudadanos est¨¦n jugando demasiado cerca de la orilla. Ante este riesgo, muy dispar en funci¨®n del territorio, algunas comunidades ya est¨¢n buscando refugios.
A diferencia de un tsunami, los comportamientos de la poblaci¨®n influyen en la potencia de la segunda ola. Incluso en su propia existencia. Pero para evitarla hay que actuar r¨¢pido. Es algo que no ha sucedido en Catalu?a, donde la transmisi¨®n comunitaria avanza sin control impulsando, junto a Arag¨®n, un conteo de casos que cada vez preocupa m¨¢s tanto a Sanidad como a los epidemi¨®logos consultados. En estas dos comunidades est¨¢n m¨¢s de la mitad de los 628 positivos que el ministerio ha notificado este viernes. Es la cifra m¨¢s alta desde el 8 de mayo, cuando las salidas a la calle de los espa?oles todav¨ªa estaban tasadas. Si se atiende a los casos diagnosticados con fecha de inicio de s¨ªntomas en los ¨²ltimos siete d¨ªas, una de las estad¨ªsticas que mejor refleja los movimientos de la pandemia, Arag¨®n (270) y Catalu?a (611) concentran el 60% de los 1.313 de toda Espa?a. Y esta cifra es casi 10 veces superior a la del 18 de junio, cuando registr¨® su cota m¨¢s baja.
Ante este indiscutible avance de la covid, uno de los grandes debates ya no es si dar marcha atr¨¢s con respecto a las restricciones, sino cu¨¢nto y d¨®nde. Arag¨®n se adelant¨®. Las cuatro comarcas m¨¢s golpeadas retrocedieron a lo que equivaldr¨ªa a una fase 2 el 22 de junio, solo un d¨ªa despu¨¦s de terminar el estado de alarma. Y tres semanas despu¨¦s, cuando ya parec¨ªa que la situaci¨®n estaba controlada y podr¨ªa volver a avanzar, los casos comenzaron a subir de nuevo, hasta que esta misma semana han llegado a las capitales de provincia, que han tenido que dar tambi¨¦n este paso atr¨¢s.
En Catalu?a prefieren no hablar de fases, unos estadios que no est¨¢n en vigor y sirven simplemente como referencia por las medidas que contempla cada uno. Pero tambi¨¦n comenz¨® a dar marcha atr¨¢s hasta declarar el confinamiento domiciliario obligatorio en Lleida, algo que ser¨¢ voluntario, por el momento, en Barcelona y su ¨¢rea metropolitana. Pa¨ªs Vasco, que ha sufrido varios brotes, ha decidido restringir el aforo de los locales en las zonas m¨¢s afectadas. En Baleares han decretado esta semana el cierre de todos los establecimientos de ocio en algunas de las calles m¨¢s tur¨ªsticas de Magaluf y Palma, donde se hab¨ªan producido aglomeraciones. La Xunta de Galicia ha anunciado que va a prohibir los botell¨®nes. Murcia ha decretado multas de 3.000 euros a las personas que hayan estado en contacto con positivos y se salten la cuarentena. Y 14 de las 17 comunidades han endurecido el uso de mascarillas: se deben llevar en cualquier espacio p¨²blico en todas menos en Madrid, Comunidad Valenciana y Canarias.
Varios expertos consultados coinciden en que las medidas donde hay brotes, especialmente en Catalu?a, deber¨ªan ser m¨¢s duras. Y que lo que deber¨ªa hacer el resto de comunidades es reforzar los sistemas de vigilancia epidemiol¨®gica, que haya personal suficiente para rastrear todos los positivos, aislar a sus contactos y que esto evite que tengan que quedarse en casa poblaciones enteras. Y esto, coinciden, no est¨¢ sucediendo. ¡°Me preocupa mucho lo que est¨¢ pasando porque es la constataci¨®n de que no se han puesto en marcha los sistemas que se deber¨ªan haber puesto durante el confinamiento para detectar a tiempo lo que estaba pasando y poder reaccionar. Estamos viendo una falta en los sistemas de informaci¨®n, que son los que te permiten ver r¨¢pidamente que podemos tener m¨¢s casos, y de rastreo e incluso saturaci¨®n de hospitales¡±, dice Miguel Hern¨¢n, catedr¨¢tico de epidemiolog¨ªa de la Universidad de Harvard.
Si se imponen restricciones, opina Joan Ram¨®n Villalb¨ª, portavoz de la Sociedad Espa?ola de Salud Preventiva (Sespas), deben ir en una direcci¨®n: aumentar la probabilidad de que el virus muera en una persona sin pasar a otra. ¡°Se trata de intervenir en aspectos que facilitan la transmisi¨®n. Todas las medidas que limitan los espacios cerrados o mal ventilados donde hay mucha gente son los m¨¢s ¨²tiles. Cada Administraci¨®n tiene que evaluar lo que puede hacer sin frenar demasiado la econom¨ªa. Es un equilibrio complejo¡±, expone.
Margarita del Val, vir¨®loga del CSIC, se muestra muy preocupada por la situaci¨®n: ¡°Los llamamos brotes, pero quiz¨¢s estemos entrando en una segunda ola, aunque eso no lo veremos hasta que estemos dentro. Por suerte, con las medidas el crecimiento ser¨¢ m¨¢s lento que en la primera¡±, explica. Ve con malestar c¨®mo ¡°una minor¨ªa¡± de ciudadanos ha relajado las normas mientras que los m¨¢s vulnerables, los mayores y los enfermos cr¨®nicos, ¡°est¨¢n asustados, muchos sin salir de casa¡±. Despu¨¦s de 15 minutos al tel¨¦fono pintando una situaci¨®n complicada, antes de colgar, hace una pausa: ¡°Igual tambi¨¦n hay que verle un lado positivo: lo que aprendamos ahora, ya sean brotes o una segunda ola, servir¨¢ para controlar la de oto?o, que est¨¢ casi garantizada¡±.
M¨¢s casos que antes del estado de alarma
La decisi¨®n de decretar el estado de alarma se anunci¨® un 13 de marzo, cuando hab¨ªa detectados 4.209 casos. En la ¨²ltima semana se han diagnosticado 5.695. No son cifras equiparables. En marzo la capacidad diagn¨®stica era mucho menor y pr¨¢cticamente los ¨²nicos que se detectaban eran los casos graves. Ahora se hace pruebas a un 92% de las personas con s¨ªntomas compatibles con covid y el 70% de los positivos son asintom¨¢ticos. La cifra que permitir¨ªa una mejor comparaci¨®n es la de hospitalizaciones, pero al inicio de la crisis no era p¨²blica. S¨ª se sab¨ªa que 272 personas hab¨ªan necesitado cuidados intensivos y que 120 hab¨ªan fallecido. Como la mayor¨ªa de los decesos se produc¨ªan en estas unidades, su ocupaci¨®n deb¨ªa estar (tampoco hay cifra oficial de esto) en algo m¨¢s de 150 personas. El pasado jueves hab¨ªa 135 ingresados en las UCI espa?olas.
En opini¨®n de Daniel L¨®pez-Acu?a, profesor de la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica y exdirector de Acci¨®n Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, el an¨¢lisis para hacer confinamientos no deber¨ªa hacerse en los n¨²meros de toda Espa?a, sino ¡°comunidad por comunidad, provincia por provincia o comarca por comarca, para actuar de forma muy quir¨²rgica cuando sea necesario¡±.
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