Las muertes durante la pandemia multiplican la cifra confirmada por covid en el Caribe colombiano
Estudios oficiales indican 5.000 decesos de m¨¢s respecto a la media de a?os anteriores en la regi¨®n que contiene a Barranquilla y Cartagena de Indias, epicentro de la epidemia en mayo y junio
El barrio de Getseman¨ª, una opci¨®n tur¨ªstica algo m¨¢s aut¨¦ntica a pocas cuadras de la glamorosa ciudad amurallada de Cartagena de Indias, arranc¨® este 2020 bien posicionado en los listados de los lugares m¨¢s apetecibles para visitar en el mundo. Un poco m¨¢s al norte, la pujante Barranquilla se preparaba para recibir en marzo la esperada reuni¨®n anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Pero esos buenos augurios naufragaron en medio de la emergencia sanitaria. Tanto la joya tur¨ªstica de arquitectura colonial como la mayor urbe del Caribe colombiano han sentido con crudeza los embates del coronavirus en una regi¨®n que se ha visto desbordada por los contagios. Los datos de exceso de mortalidad de los ¨²ltimos meses, estudiados por EL PA?S, reflejan que las muertes durante la pandemia multiplican la cifra confirmada por covid en los departamentos caribe?os.
El an¨¢lisis de exceso de mortalidad se ha convertido en una herramienta clave para evaluar el impacto de la epidemia en todo el mundo. Colombia no es una excepci¨®n: el pasado 6 de agosto, el Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica (DANE) publicaba sus estimaciones de n¨²mero de muertes en el primer semestre de 2020, compar¨¢ndolas regi¨®n a regi¨®n con la media para la misma ¨¦poca de los cinco a?os anteriores. Este ejercicio permite discernir d¨®nde y hasta qu¨¦ punto ha impactado la epidemia sin depender de los sistemas de detecci¨®n epidemiol¨®gica, que se centran en la confirmaci¨®n mediante prueba diagn¨®stica que detecte la infecci¨®n. En cualquier epidemia, y particularmente en una de este volumen, quedan casos por detectar. Tambi¨¦n tiene impacto indirecto en otras vertientes de la salud (por ejemplo, saturando servicios o retrasando tratamientos). Es as¨ª como la m¨¦trica comparativa se vuelve un complemento esencial para calibrar su impacto.
Cinco departamentos en Colombia concentran la mayor parte del exceso estimado por el DANE hasta el 27 de junio: Atl¨¢ntico (capital: Barranquilla) y Bol¨ªvar (capital: Cartagena de Indias) aglutinan m¨¢s de 4.000 muertes por causa natural de las que ser¨ªan previsibles para este periodo. En el siguiente grupo est¨¢n Bogot¨¢, Magdalena (capital: Santa Marta) y, en la costa pac¨ªfica, Valle del Cauca (que contiene a Cali): en torno a 400 cada una. Pero la concentraci¨®n del impacto en el Caribe es evidente en el mapa, sumando alrededor de 5.000 en todos sus departamentos administrativos.
Si ponemos el foco en los tres grandes departamentos del Caribe, el Atl¨¢ntico resulta en el mayor exceso diferenciado, con un crecimiento que comenz¨® a notarse a principios de mayo y que a finales de junio todav¨ªa andaba buscando su cima.
El patr¨®n en Bol¨ªvar, determinado sobre todo por la din¨¢mica en Cartagena de Indias y su ¨¢rea metropolitana (que concentran la mayor parte de la poblaci¨®n en una densidad muy considerable, fuera de las ¨¢reas tur¨ªsticas), es similar en su momento de inicio pero menos empinado en su proceso, aunque s¨ª dibuja una meseta sostenida de exceso de muertes que correlaciona con la forma observada por casos confirmados de la epidemia en la ciudad.
En Colombia, el Gobierno de Iv¨¢n Duque decret¨® a finales de marzo una cuarentena nacional. Para mayo, cuando el pa¨ªs se alistaba a pasar a una nueva fase que relajaba el llamado aislamiento preventivo obligatorio, el Caribe ya concentraba tres de los lugares que m¨¢s preocupaban a las autoridades: Cartagena, Barranquilla y Soledad ¨Cque hace parte de la misma ¨¢rea metropolitana¡ª. A ellas se suma Santa Marta como la otra gran urbe de la costa norte, y en conjunto re¨²nen m¨¢s de 3 millones de habitantes.
Barranquilla, con una capacidad hospitalaria m¨¢s robusta, y Cartagena, famosa por una red deficiente, se han alternado los focos. Las explicaciones son variadas, y no se agotan en la indisciplina social. En ambos casos, hay encuestas del Centro Nacional de Consultor¨ªa que sugieren una baja percepci¨®n del riesgo. En marzo, cuando apenas comenzaba el confinamiento, m¨¢s de la mitad de barranquilleros y cartageneros consideraban que la peor parte hab¨ªa pasado. El distanciamiento social en buena medida no se cumpli¨®, las administraciones locales fueron t¨ªmidas en aplicar acciones propias, complementarias de las se?aladas por el Ministerio de Salud, y las multas fueron un mecanismo insuficiente.
En el frente social, los alt¨ªsimos niveles de informalidad ¨Cespecialmente en Soledad y Cartagena, donde una cuarta parte de sus habitantes vive en la pobreza¨C dificultan cumplir con las medidas de confinamiento. El llamado mototaxismo ¨Cviajes como segundo pasajero de una motocicleta¨C es muy popular y ha sido identificado como un espacio peligroso de transmisi¨®n. ¡°Hay factores culturales que desafortunadamente no ayudan, tambi¨¦n el propio hacinamiento en que viven muchas personas en espacios muy reducidos¡±, explic¨® en mayo a este peri¨®dico el ministro de Salud, Fernando Ruiz. La costa norte tambi¨¦n es reconocida por sus altos niveles de desconfianza frente a las instituciones, as¨ª como ser propensa a las cadenas de noticias falsas con todo tipo de teor¨ªas conspirativas, que alarman a las autoridades sanitarias y dificultan su trabajo.
En Cartagena, el virus circul¨® en la principal plaza de mercado, Bazurto, y tuvieron que intervenirla, as¨ª como cerrar seis barriadas populares de la ciudad. En Barranquilla, debieron suspender varios d¨ªas Transmetro, el sistema de transporte masivo, y hacer cercos sanitarios por 14 d¨ªas a lo largo de junio y julio, entre otras. En ambos casos, la ocupaci¨®n de Unidades de Cuidados Intensivos est¨¢ hoy a la baja, y parecen haber superado el momento m¨¢s cr¨ªtico. Pero la factura, seg¨²n insin¨²an los datos, ha sido m¨¢s alta de lo que se sospechaba. Al extender la mirada al resto del Caribe, Monter¨ªa, la capital de C¨®rdoba, ha tenido ingresos tard¨ªos a UCI que han derivado en altas tasas de mortalidad, y a las autoridades les preocupa en especial el empobrecido y des¨¦rtico departamento de La Guajira, en el extremo norte del pa¨ªs, por su porosa frontera con Venezuela que dificulta cualquier control epidemiol¨®gico.
Rezagos y ajustes
No podemos todav¨ªa afirmar de manera contundente cu¨¢l ha sido ese coste de m¨¢s: el rasgo definitorio de los datos de cualquier epidemia es que son provisionales hasta que ¨¦sta se agote. Pero las fotos fijas que vamos sacando desde diferentes ¨¢ngulos del fen¨®meno nos ayudan a hacernos una idea de en qu¨¦ va el pa¨ªs.
As¨ª, cuando comparamos los excesos de muertes por causa natural en el primer semestre con los casos que, en teor¨ªa, se han detectado hasta ahora por medio de prueba diagn¨®stica de covid en cada departamento, las diferencias en la regi¨®n Caribe llaman nuevamente la atenci¨®n. Mientras Valle del Cauca o Bogot¨¢ contaron muertes por covid por encima del exceso estimado, la comparaci¨®n es la contraria en Atl¨¢ntico, Bol¨ªvar y Magdalena, pero tambi¨¦n en Cesar, C¨®rdoba o La Guajira.
Es gracias a que el Ministerio de Salud y el DANE ofrecen estad¨ªsticas diferenciadas y actualizadas que podemos realizar este ejercicio, que no habla de disparidades permanentes de criterio sino que de hecho ofrece una ventana en la manera en que se cuentan los efectos de una epidemia. Los datos del DANE no distinguen si esas 2.650 muertes de m¨¢s sobre las esperadas en Atl¨¢ntico son por covid o por otra enfermedad, por ejemplo. De igual forma, las 1.527 muertes confirmadas por prueba diagn¨®stica en esa misma regi¨®n no incluyen a todos los casos sobre los que tal prueba se realiz¨® tarde o no se pudo practicar. Los rezagos son fundamentales para entender discrepancias. Es por ello que el DANE ofrece tambi¨¦n un valor de ¡°sospechosos¡± (que va hasta el 19 de julio en este caso) en su informe. ¡°Los sospechosos no son necesariamente atribuidos a covid¡±, explica la epidemi¨®loga Silvana Zapata Bedoya. Para estos y otros casos, comit¨¦s designados deber¨¢n ¡°confirmar la causa, y esto toma tiempo¡±. De ah¨ª los rezagos.
En cualquier caso, es claro en los datos que estas diferencias no est¨¢n igualmente distribuidas a lo largo del territorio colombiano. La pregunta es en qu¨¦ medida ello se debe simplemente a que la epidemia estaba en su punto ¨¢lgido en esos meses, precisamente en las urbes caribe?as, haciendo m¨¢s lento el conteo de muertes por saturaci¨®n de los instrumentos, y hasta qu¨¦ punto existen causas diferenciadas que explican dicha saturaci¨®n, algunas de ellas paralelas a las que convirtieron la costa en epicentro.
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