La tragedia en una discoteca en Lima revela una red de fiestas clandestinas en medio de la pandemia
Seg¨²n una investigaci¨®n de 'Ojo P¨²blico', un grupo de productores de eventos organiz¨® al menos otras nueve celebraciones ilegales en las que participaron hasta 100 personas entre julio y agosto
La tragedia en una discoteca de Lima, que dej¨® 13 muertos en una estampida, 12 de ellas mujeres, cuando eran desalojadas por la polic¨ªa por infringir las normas sanitarias por la pandemia, ha revelado la existencia de una red que organizaba este tipo de reuniones clandestinas en medio de la emergencia por la covid-19. Las fiestas ilegales y la concurrencia a bares a puerta cerrada, sin embargo, ha sido una constante en Per¨² desde el inicio de la pandemia hace cinco meses, como revelan los operativos policiales.
Seg¨²n el medio digital Ojo P¨²blico, algunos productores de eventos publicitaban fiestas clandestinas en las redes sociales, pero solo proporcionaban la direcci¨®n ¡°v¨ªa inbox¡± en Facebook o WhatsApp. La investigaci¨®n desvel¨® al menos otras nueve celebraciones ilegales en las que participaron hasta 100 personas, entre el 20 de julio y el 15 de agosto, en diferentes zonas de Lima. Uno de estos eventos, con motivo de un cumplea?os, ha quedado registrado en el canal de Youtube de A&A Producciones.
En el v¨ªdeo, el cantante de cumbia Chacalito interpreta un mix Finaditos. ¡°Rendimos homenaje a aquellos que se fueron al cielo¡±, dice el cantante antes de comenzar. El coro del tema dice: ¡°Se fue, se fue y no volver¨¢ m¨¢s, se ha ido a la eternidad, ya no habr¨¢ alegr¨ªa en tu hogar¡±. En ese evento, con m¨²sica en vivo, los asistentes no usan mascarilla, est¨¢n en una especie de terraza sin acabados, y no guardan el distanciamiento social obligatorio. Chacalito menciona algunos de los lugares de procedencia de sus fans, como el barrio 7 de Octubre y la calle Sebasti¨¢n Barranca, y los distritos de Chorrillos y Santa Anita, todos ellos sectores de clase media y baja en Lima.
El Gobierno peruano estableci¨® un confinamiento obligatorio entre marzo y el 30 de junio e instruy¨® un toque de queda hace cinco meses como una de las medidas para contener la propagaci¨®n del nuevo coronavirus. El 12 de agosto, ante el incremento en el n¨²mero diario de muertos y de nuevos contagios, el Gobierno prohibi¨® las reuniones sociales y reinstaur¨® la cuarentena en cinco regiones enteras y parcialmente en otras 13. Sin embargo, la Polic¨ªa Nacional detiene cada semana a cientos de personas en bares y fiestas pese al estado de emergencia y el toque de queda. Este s¨¢bado, en el distrito de Santa Anita, 30 personas fueron intervenidas en una casa adaptada como discoteca. La semana pasada, 300 parroquianos beb¨ªan alcohol en un restobar de Chiclayo, una de las ciudades coste?as donde ha habido mayor cantidad de infectados y fallecidos.
Seg¨²n el Ministerio del Interior, unas 120 personas asistieron a la fiesta clandestina del s¨¢bado en la discoteca y restobar Thomas, en el distrito de Los Olivos, pero los agentes solo consiguieron detener a 23. De los 13 fallecidos, 11 salieron positivo en la prueba de coronavirus, al igual que 15 de los 23 arrestados. Las muertes se produjeron por la estampida en una estrecha escalera que conduc¨ªa a la salida, con una puerta que abr¨ªa hacia el interior del local. El presidente Mart¨ªn Vizcarra pidi¨® una ¡°rigurosa investigaci¨®n¡± al Ministerio P¨²blico y una ¡°sanci¨®n ejemplar¡± para los propietarios y los organizadores del evento.
El ministro de Interior, Jorge Montoya, indic¨® que los 38 polic¨ªas que participaron en la intervenci¨®n pasar¨¢n por la prueba molecular y ser¨¢n aislados en la Escuela de Polic¨ªa de Puente Piedra, en Lima norte. Hasta la semana pasada, 440 polic¨ªas hab¨ªan fallecido por la covid-19 en Per¨². Adem¨¢s de enfrentarse a posibles contagios en las operaciones para desalojar a asistentes de bares o fiestas clandestinas, hay investigaciones a jefes policiales por haber comprado, a precios sobrevalorados, cubrebocas sin suficiente protecci¨®n de bioseguridad.
La infracci¨®n a las normas sanitarias en Per¨² atraviesa todos los sectores socioecon¨®micos. En uno de los parques del acomodado distrito de Miraflores, los j¨®venes que se re¨²nen en patines y patinetas se bajan la mascarilla para conversar o se abrazan al saludarse. Las reuniones y fiestas que infringen las precauciones sanitarias tambi¨¦n ocurren en distritos de residentes con mejor condici¨®n econ¨®mica. Sin embargo, la polic¨ªa realiza menos patrullajes en esas jurisdicciones. En una de esas pocas operaciones, en julio, los agentes detuvieron a nueve personas en una fiesta en un edificio de Miraflores en pleno toque de queda. Por otro lado, tambi¨¦n han continuado las reuniones masivas, sin distancia ni mascarillas, convocadas por colectivos de disidentes evang¨¦licos opuestos a la igualdad de g¨¦nero.
El historiador Jos¨¦ Carlos Ag¨¹ero observa algo particular en el comportamiento que desaf¨ªa las precauciones sanitarias. ¡°Un sector de la poblaci¨®n, precarizado, no cuenta con el privilegio de tener miedo a la muerte¡±, explica. Cada d¨ªa, la mayor¨ªa de noticiarios en la capital empiezan con las im¨¢genes de los usuarios del transporte p¨²blico que se aglomeran para subir a los pocos autobuses disponibles en la hora punta, o suben a autos que dan servicio informal de colectivo en los cuales no se puede guardar el distanciamiento social obligatorio.
Hasta este domingo, la autoridad sanitaria ha reportado m¨¢s de 27.600 muertos por la covid-19 y m¨¢s de 594.000 infectados confirmados, sin embargo, la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, estima que las muertes ascienden a 47.000.
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