Los vecinos confinados en Madrid: ¡°Echo de menos ir al parque con mi hijo¡±
''Estoy segura de que vamos a cerrar'', dice Erika Ortega, propietaria de un bar en un barrio con la movilidad restringida en Fuenlabrada
850.000 madrile?os de ocho municipios ven restringida su libertad de movimientos desde este lunes. No ha habido multas (las sanciones no entran en vigor hasta el mi¨¦rcoles), pero s¨ª un gran despliegue policial para informar de los motivos por los que se puede salir de los barrios confinados, qu¨¦ documentos se deben presentar y d¨®nde empiezan y terminan las fronteras invisibles de cada per¨ªmetro. Estos son los testimonios de algunos de los vecinos de las zonas confinadas, que reciben las medidas del Gobierno regional con una mezcla de enfado e incertidumbre.
Abdulai Barry (21): ¡°No tengo claro si podr¨¦ continuar entrenando¡±
Abdulai Barry estudia un grado superior de Marketing y Publicidad en Ciudad Lineal (Madrid). Desde este lunes, el trayecto rutinario de vuelta de clases le supone trasladarse de una zona no restringida a otra confinada, su casa en Carabanchel. Cuenta que el centro no le ha facilitado ning¨²n justificante. ¡°Si me preguntan, solo puedo ense?ar mi horario¡±. La semana que viene empezar¨¢ a trabajar en una tienda de ropa en pleno centro de Madrid, donde espera que le faciliten un salvoconducto. Adem¨¢s, juega en el equipo de f¨²tbol de Carabanchel y entrena tres d¨ªas a la semana en el polideportivo de La Mina, en una zona pr¨®xima a su casa y tambi¨¦n confinada. ¡°No tengo claro si podremos continuar los entrenamientos. Todav¨ªa no sabemos nada¡±, lamenta. En las pr¨®ximas dos semanas, sus planes de ocio se limitar¨¢n a quedar con sus amigos por el barrio, aunque piensa que los j¨®venes de su edad seguir¨¢n saliendo igual. Duda que las restricciones sirvan para algo: ¡°Salgo de mi casa y al lado hay otra que no est¨¢ restringida. No tiene ning¨²n sentido¡±.
Erika Ortega (37 a?os): ''Estoy segura de que vamos a cerrar''
Mientras prepara un caf¨¦, Erika Ortega cuenta que sol¨ªa servir 80 tazas al d¨ªa. ?ltimamente no sirve m¨¢s de 10. Regenta Popy 2, un peque?o bar al lado del centro de salud del barrio de Francia, una de las zonas de Fuenlabrada en las que el Gobierno regional ha restringido la movilidad. Este lunes, antes de la hora de comer, hab¨ªa varios clientes bebiendo cerveza, pero Ortega es pesimista: ''Estoy segura de que ahora vamos a cerrar. No hemos recibido ninguna ayuda del Gobierno. Los pol¨ªticos no se ponen de acuerdo''. Con el fin del confinamiento, muchos de sus parroquianos se volcaron para salvar el bar. Acudieron incluso m¨¢s que de costumbre, pero las medidas decretadas para el barrio han cambiado el panorama: ''La gente vio las noticias y se asust¨®. A ver c¨®mo me las apa?o para pagar los impuestos en octubre''. En esta zona de Fuenlabrada, los bares deben cerrar a las 22.00 horas? mientras que otros bares a cientos de metros pueden permanecer abiertos hasta la 1.00 de la ma?ana. Ortega est¨¢ segura de que muchos de sus clientes residentes en el barrio acudir¨¢n a los bares no afectados por las limitaciones.
Janina Flores (36): ¡°Si la polic¨ªa me para, solo puedo ense?arles mi DNI¡±
Janina Flores lleva cada ma?ana a su hijo Isaac desde su casa de Puerta Bonita (Carabanchel), una de las zonas afectadas por el confinamiento, al centro escolar Miguel Servet, libre de restricciones. ¡°No me queda otra que cruzar¡±, dice Flores, que dej¨® su Ecuador natal hace 18 a?os para vivir en Espa?a y ahora trabaja en una residencia de mayores en Chamber¨ª. Este domingo han comenzado sus vacaciones y la empresa no le ha facilitado un salvoconducto de movilidad. ¡°Si la polic¨ªa me para, solo puedo ense?arles mi DNI¡±, aclara. Cree que las restricciones no ser¨¢n ¨²tiles: ¡°Somos una zona obrera y todos los que vivimos aqu¨ª trabajamos en el centro de Madrid. No podemos evitar salir¡±. Adem¨¢s, su marido trabaja como mec¨¢nico en Fuenlabrada, otra zona restringida. Flores considera que se pod¨ªan haber adoptado otras medidas, como reforzar el transporte p¨²blico o el servicio sanitario, porque ¡°los m¨¦dicos no viven del agradecimiento¡±.
Mar¨ªa Agustina Costa (51): ''No puedo permitirme pagar multas"
Mar¨ªa Agustina Costa (51) se detiene cada dos por tres para poner recta a su hermana mayor, Maribel (57), pr¨¢cticamente inmovilizada en una silla de ruedas desde hace siete a?os. Viven en Fuenlabrada. Van camino del supermercado, sin tener del todo claro si pueden desplazarse hasta all¨ª sin que un polic¨ªa les llame la atenci¨®n. ''No nos han dado tiempo para prepararnos'', dice Costa, cr¨ªtica con las medidas adoptadas. No sabe exactamente cu¨¢les son las zonas de Fuenlabrada de las que no se puede salir. ''No puedo permitirme pagar multas. Si yo lo ¨²nico que quiero es ir al supermercado", a?ade Costa, que fue deshauciada de la casa en la que viv¨ªa hace dos a?os por sus problemas econ¨®micos.
Leni Pardo (39): ¡°Lo que m¨¢s echo de menos es ir al parque con mi hijo¡±
Cada semana Leni Pardo, de 39 a?os, empuja el carrito de su beb¨¦ de catorce meses hasta el hospital Gregorio Mara?¨®n. El peque?o de catorce meses naci¨® con un s¨ªndrome y debe asistir a rehabilitaci¨®n. Eso es algo que el nuevo confinamiento no va a cambiar, pero ahora al terminar la visita se da un justificante que indica el tiempo exacto que Leni ha estado en la consulta. Ni un minuto m¨¢s, ni un minuto menos. Este papel le permite cruzar la frontera que separa Vallecas del resto de Madrid. ¡°No puedo permitirme trabajar, el resto de la semana me la paso visitando otras cl¨ªnicas, pero estas est¨¢n dentro del barrio¡±. Su pareja le ayuda en lo que puede, pero es aut¨®nomo por lo que debe cruzar al otro lado cada d¨ªa. Ambos llegaron desde Bolivia hace ya 13 a?os, y han vivido desde entonces en el barrio de Vallecas. ¡°Lo que m¨¢s echo de menos es ir al parque con mi hijo, pero ahora est¨¢n precintados¡±.
Coni (58): ¡°El bicho lo cogen blancos, amarillos, rojos y de todos los colores¡±
Coni, de 58 a?os, corre apurada de un lado a otro del puente de Vallecas. Va a casa a comer, pero tiene poco tiempo. Poco m¨¢s de una hora antes de volver a la casa de la anciana a la que cuida. ¡°Tengo que acatar todas las precauciones y m¨¢s.¡± Vino a Espa?a de Nicaragua hace 17 a?os. ¡°Los inmigrantes no tenemos el virus. El bicho lo cogen blancos, amarillos, rojos y de todos los colores¡±, dice. Ni siquiera se plantea no salir a la calle, y su profesi¨®n no concibe el teletrabajo: ¡°Tengo muchas responsabilidades: pagar la casa, ayudar a mi hijo... Qu¨¦ voy a hacer¡±.
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