¡°Me dijeron que no pod¨ªan hacerme la PCR por no tener papeles¡±
La burocracia dificulta el acceso de los inmigrantes indocumentados a la sanidad. Una mujer sintom¨¢tica narra su odisea hasta conseguir cita para un test en Madrid
Con s¨ªntomas de covid, con contactos cercanos positivos y sin papeles. Con este panorama, Paula (nombre ficticio), hondure?a de 27 a?os, empleada del hogar con sueldos en negro, llam¨® al centro de salud de su barrio: Nueva Numancia, en Vallecas, una de las zonas con restricciones por la alta incidencia de la pandemia en la Comunidad de Madrid. Sin tarjeta sanitaria le dijeron que no pod¨ªan atenderla. Comenz¨® un periplo burocr¨¢t...
Con s¨ªntomas de covid, con contactos cercanos positivos y sin papeles. Con este panorama, Paula (nombre ficticio), hondure?a de 27 a?os, empleada del hogar con sueldos en negro, llam¨® al centro de salud de su barrio: Nueva Numancia, en Vallecas, una de las zonas con restricciones por la alta incidencia de la pandemia en la Comunidad de Madrid. Sin tarjeta sanitaria le dijeron que no pod¨ªan atenderla. Comenz¨® un periplo burocr¨¢tico que ya dura una semana sin que le hagan pruebas PCR, con la mediaci¨®n de una vecina m¨¦dica, con un cambio de empadronamiento mediante y varios viajes en metro por la capital para hacer gestiones presenciales, a pesar de su sintomatolog¨ªa, por las negativas de recibir atenci¨®n telef¨®nica.
Como muchas infecciones (aunque la suya no est¨¢ confirmada), sucedi¨® en una fiesta de cumplea?os el pasado 12 de septiembre. Lo celebraban unos vecinos. Tres de ellos hab¨ªan dado positivo en las pruebas recientemente y deber¨ªan haber estado aislados. Pero Paula, por entonces, no lo sab¨ªa. Lo averigu¨® cuando, cuatro d¨ªas m¨¢s tarde, comenz¨® a sentirse mal. Ella y la hija de otra asistente, que es espa?ola, y dio positivo tras hacerle las pruebas r¨¢pidamente. Indagaron hasta que estos tres conocidos les confesaron que ten¨ªan la covid.
Fue el jueves, 17 de septiembre, cuando llam¨® por primera vez a su centro de salud. ¡°Al principio me atendieron, me preguntaron por mis s¨ªntomas, tengo malestar, me duele la vista, me cuesta un poco respirar..., por los contactos, pero en cuanto dije que no ten¨ªa papeles ni tarjeta sanitaria, me contestaron que no pod¨ªan atenderme para hacerme pruebas¡±, relata por tel¨¦fono entre toses. Decidi¨® dejar de ir a trabajar, tanto a la casa donde cuida a un se?or mayor por las ma?anas, como en la que recoge a los ni?os del colegio por la tarde, para no transmitirles la enfermedad, en caso de que la tenga, algo que todav¨ªa no sabe con certeza.
Desde 2018, los inmigrantes tienen derecho a sanidad, con documentaci¨®n en regla o sin ella, cuando un decreto tumb¨® la norma que los exclu¨ªa, aprobada por el Gobierno de Rajoy en 2012. Pero la cuesti¨®n burocr¨¢tica se complica en tiempos de pandemia y ocasiona situaciones como la de Paula. Cada comunidad tiene un sistema para atenderlos. En la de Madrid les proporcionan en los centros de salud lo que llaman c¨®digo DAR. Pero cuando se person¨® en el suyo, le dijeron que no pod¨ªan hacerle la gesti¨®n, ya que estaba empadronada en otro barrio, en Cuatro Caminos. Con sus toses y su malestar, cogi¨® el metro y se present¨® en su antiguo distrito. ¡°Me dijeron que all¨ª no pod¨ªa ir con s¨ªntomas, que llamara por tel¨¦fono y que si no me atend¨ªan por no tener tarjeta, que me hiciera las pruebas en una cl¨ªnica privada, pero yo no tengo dinero para eso, cuesta casi 100 euros. Menos ahora que he tenido que dejar de trabajar y no cobro¡±, explica.
La ONG M¨¦dicos del Mundo tiene un servicio de atenci¨®n a inmigrantes para ayudarles con las barreras de acceso a la salud. Cristina Hern¨¢ndez, una de las t¨¦cnicas, explica que es una pescadilla que se muerde la cola: ¡°Muchas personas no tienen la documentaci¨®n necesaria para que les atiendan. El c¨®digo DAR requiere presencialidad, pero nos encontramos casos de personas con s¨ªntomas que no pueden ir al centro de salud a gestionarlo y a las que tampoco atienden por tel¨¦fono, por lo que no reciben el seguimiento necesario¡±.
Una portavoz de la Comunidad de Madrid asegura que en los centros de salud, cualquier ciudadano que necesita atenci¨®n urgente es dado de alta como transe¨²nte y se le presta la atenci¨®n de urgencia que necesita. ¡°Puede haber sido un caso puntual, que no refleja las actuaciones que se llevan a cabo en estos casos en la Comunidad de Madrid¡±, asegura.
El problema, en el caso de Paula y en otros similares, es que la burocracia choca con los derechos. ¡°Nos hemos encontrado con otros casos en los que no tramitan el c¨®digo DAR porque no cumple con los requisitos, que es llevar m¨¢s de tres meses en territorio espa?ol y poder demostrarlo y tener pasaporte en vigor¡±, asegura Hern¨¢ndez.
Facilitar el diagn¨®stico
Pedro Gull¨®n, epidemi¨®logo y experto en desigualdades sociales en salud, cree que aunque fuera por cuestiones ¡°puramente utilitaristas¡± se deber¨ªa facilitar a todo el mundo el diagn¨®stico y el seguimiento con las menores trabas posibles. ¡°Los m¨¦dicos de primaria vienen reclamando espacios fuera de los centros de salud donde la gente pueda ir a hacerse las PCR sin m¨¢s. En Navarra, por ejemplo, tienen un complejo al estilo del hospital de campa?a de IFEMA que funciona as¨ª. Lo contrario pone en peligro no solo la salud de la persona que no recibe atenci¨®n, sino la de toda la poblaci¨®n¡±, explica.
Ante la falta de atenci¨®n en los dos centros de salud, Paula opt¨® por cambiar su empadronamiento a su vivienda actual. Otra vez salir a la calle con s¨ªntomas, hacer una cola y unas gestiones ante la desesperaci¨®n de las constantes negativas que recib¨ªa por tel¨¦fono. Este mi¨¦rcoles se empadron¨®, fue a su ambulatorio acompa?ada de una vecina m¨¦dica y le dieron por fin el c¨®digo DAR. ¡°Si no fuera por ella tampoco me lo habr¨ªan dado¡±, lamenta.
A pesar de los problemas para hacerse las pruebas, Paula no ha tenido que superar una barrera idiom¨¢tica. La cosa se complica con otros inmigrantes que no entienden bien el espa?ol. Cristina Arcas, de la ONG Salud entre culturas, que lleva a?os atendiendo este tipo de problemas, asegura que no ha habido ninguna adaptaci¨®n idiom¨¢tica para atender la pandemia. ¡°Nosotros les facilitamos mediadores que hablan su lengua para que les den, desde la informaci¨®n m¨¢s b¨¢sica sobre mascarillas y aislamiento, hasta para ayudarles en gestiones que a veces resultan complicadas incluso para los espa?oles¡±, asegura. ¡°Esper¨¢bamos que pasados los meses de mayor agitaci¨®n hubieran habilitado facilidades para estos migrantes, pero nos volvemos a encontrar con las mismas barreras¡±, a?ade.
El principio de la segunda ola comenz¨®, precisamente, entre poblaciones inmigrantes, vulnerables, sin soluciones habitacionales dignas, sin capacidad de renunciar a un trabajo por horas que era su ¨²nico sustento y con una comprensi¨®n del castellano no siempre id¨®nea. Eso fue en julio, en los campos de Arag¨®n y Catalu?a. Ahora, las casas de las empleadas del hogar, a menudo, tambi¨¦n sin papeles, son otro flanco de esta pandemia. Carolina El¨ªas, de la asociaci¨®n Servicio Dom¨¦stico Activo, asegura que muchas compa?eras con s¨ªntomas est¨¢n recurriendo a remedios naturales (y de m¨¢s que dudosa efectividad) para continuar trabajando. ¡°En algunas casas los empleadores cometen abusos ante la vulnerabilidad de las compa?eras, que temen perder su empleo. Tenemos un caso que le obligaban a presentar PCR, y deb¨ªa pag¨¢rselo ella si quer¨ªa seguir trabajando¡±, explica.
Aunque Paula no ha tenido problema con sus empleadores para dejar de trabajar, la familia del se?or que atiende por las ma?anas le pidi¨® que fuera a hacerle la comida cu¨¢ndo ¨¦l no estaba en casa. ¡°Les dije que no, no quiero ponerle en riesgo¡±, zanja mientras aguarda la cita para hacerse la PCR que ha estado persiguiendo por medio Madrid. La esperar¨¢, ahora s¨ª, aislada, con su hijo de un a?o.
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