?Qu¨¦ hacer con 120 millones de toneladas de residuos t¨®xicos?
Huelva tiene a 500 metros de su casco urbano 1.120 hect¨¢reas de fosfoyesos, unos desechos t¨®xicos industriales y acumulados durante d¨¦cadas. El Gobierno avala enterrarlos
Un paisaje de belleza lunar, t¨®xico, deslumbrante y apocal¨ªptico bordea Huelva a solo 500 metros de distancia de sus ¨²ltimos pisos. Desconocidas para la inmensa mayor¨ªa de vecinos, cuatro gigantescas balsas con 120 millones de toneladas de residuos vertidos durante d¨¦cadas por la empresa Fertiberia sobre 1.120 hect¨¢reas, tienen, desde hace una semana, algo m¨¢s claro su destino. A vista de p¨¢jaro, el contraste evocador de verdes intensos y blancos sepultan la peligrosidad del mayor vertedero industrial de Europa, seg¨²n los expertos. Sobre el terreno, las balsas combinan carreteras transitables de fosfoyesos consolidados y lagos de aguas ¨¢cidas letales.
?Qu¨¦ hacer con esas monta?as de fosfoyesos y otros peligrosos minerales? Enterrarlas es la opci¨®n m¨¢s probable que ha sido avalada por el Gobierno, pero las ¨²ltimas evidencias cient¨ªficas revelan que en una lengua de tierra rodeada de marisma y sin impermeabilizar durante d¨¦cadas, su sellado es muy complejo si no imposible por las mareas. De ah¨ª que los expertos estudien otras alternativas que de paso descarten el riesgo probable de tsunamis o terremotos.
En 1968 comenzaron a acumularse las pir¨¢mides de fosfoyesos ¡ªderivados de la producci¨®n de fertilizantes agr¨ªcolas¡ª junto a cenizas de pirita, uranio natural y metales pesados que alcanzaron cumbres de 25 metros. Hasta 1997 y durante tres d¨¦cadas, gracias a una legislaci¨®n laxa con los vertidos industriales, Fertiberia produjo 2,5 millones de toneladas de fosfoyesos cada a?o y el 20% se vert¨ªa ¡°directamente sin control ni tratamiento al estuario del r¨ªo Odiel¡±, tal y como refleja el primer informe del comit¨¦ cient¨ªfico que estudia el caso. En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se frenaron los vertidos directos a la r¨ªa de estos residuos ¡°peligrosos¡± seg¨²n la normativa europea, pero los indirectos continuaron hasta 2010, cuando la justicia detuvo la acumulaci¨®n de residuos por el riesgo evidente de contaminaci¨®n. Ha pasado m¨¢s de una d¨¦cada desde la sentencia de la Audiencia Nacional y ahora el Gobierno ha dado una primera autorizaci¨®n ¡ªdeclaraci¨®n de impacto ambiental favorable¡ª al proyecto de la empresa Fertiberia para cubrirlas con una capa de un metro de tierra y arcilla compacta.
Sin embargo, este comit¨¦ de 19 expertos cient¨ªficos explora otras alternativas m¨¢s eficaces y no descarta la inertizaci¨®n ¡ªdesactivar la naturaleza qu¨ªmica de los residuos¡ª o el traslado mediante buques o miles de camiones durante a?os. El primer enterramiento de un apilamiento de fosoyesos con ocho metros de altura realizado hace a?os es hoy un queso gruyere por el que se filtran contaminantes al mar. Por desconocimiento o inconsciencia, muy cerca de las balsas hay pescadores en tierra que cada d¨ªa lanzan sus ca?as.
La balsa n¨²mero cuatro (125 hect¨¢reas) se tap¨® hace a?os, pero la marea ignora las cubiertas vegetales y se cuela hasta el coraz¨®n de los fosfoyesos, para regresar al mar con altas concentraciones de ars¨¦nico y cadmio, metales pesados que se mantienen en el medio l¨ªquido. ¡°Las filtraciones son muchas, poco caudalosas pero constantes, como para llenar 150 piscinas ol¨ªmpicas al a?o. Esto pone en jaque la restauraci¨®n preliminar porque se pensaba que las filtraciones ven¨ªan del agua de lluvia, pero el origen es el agua mareal que entra a trav¨¦s de los canales, lava en profundidad los fosfoyesos y retorna al estuario¡±, ilustra Rafael P¨¦rez, investigador en hidrolog¨ªa del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva. El agua del estuario tiene un PH de entre cuatro y ocho, y la que retorna de las balsas presenta un valor de 1, mucho m¨¢s ¨¢cida y cargada de contaminantes, matiza P¨¦rez, que concluy¨® su informe en 2019. Pr¨®ximas investigaciones dilucidar¨¢n si los metales han pasado al pescado y a las personas.
¡°Abordamos las balsas como si fuera un paciente, y antes de tratar sus patolog¨ªas graves, vamos a estabilizarlo, ver si se est¨¢ hundiendo y si tiene riesgo de colapso. Y aunque est¨¦ estable, los ge¨®logos est¨¢n de acuerdo en que habr¨¢ un maremoto, no sabemos si en 10, 50 o 200 a?os¡±, alerta Juan Alguacil, hasta el pasado julio presidente del comit¨¦ de estos 19 investigadores del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), el Instituto Geol¨®gico y Minero (IGME), el ISGlobal y tres universidades andaluzas, entre otros centros. Los cient¨ªficos colaboran con Fertiberia y la compa?¨ªa ya ha asumido algunas propuestas, pero estos quieren explorar todas las alternativas y arrojar luz sobre cualquier ¨¢rea afectada: el impacto sobre el medio ambiente y la salud de las personas, la estabilidad geol¨®gica, la radioactividad presente y el coste socioecon¨®mico de cada soluci¨®n planteada. El objetivo es que nada quede oscuro en una compleja restauraci¨®n donde se mezclan intereses econ¨®micos, la salud de 150.000 personas y el medio ambiente a un paso de Do?ana.
El Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico descart¨®, en su informe favorable que trascendi¨® el pasado martes, la opci¨®n del traslado de los 120 millones de toneladas a balsas impermeabilizadas y alejadas del mar y de n¨²cleos de poblaci¨®n, pero sin aportar argumentos cient¨ªficos. La Junta cifr¨® en 2010 esta mudanza en 2.551 millones. Y aunque a¨²n debe pronunciarse el Consejo de Seguridad Nuclear ¡ªque lo identific¨® como suelo radioactivo en 2018¡ª y la Junta andaluza sobre aspectos clave de salud p¨²blica y estabilidad de las balsas, el enterramiento de los residuos es hoy la opci¨®n m¨¢s probable. El Ministerio alega que su luz verde temporal solo analizaba si los impactos ambientales disminu¨ªan con la puesta en marcha del plan, sin considerar otras alternativas, aclara una portavoz. Eso s¨ª, la autorizaci¨®n del Gobierno deja fuera a la zona 4, que incluye el sellado de canales mareales, la construcci¨®n del tac¨®n de arcilla y la instalaci¨®n de una escollera, y aclara a Fertiberia que debe presentar un nuevo plan de actuaci¨®n para contar con su visto bueno.
Fertiberia ¡ªcon 1.400 empleados y 570 millones de facturaci¨®n¡ª asegura que siempre ha colaborado con los cient¨ªficos, a pesar de que algunos de ellos han sido expulsados mientras tomaban muestras al alegar la empresa la peligrosidad del terreno, y destaca que su plan, con una inversi¨®n prevista de 66 millones ¡ªque requiere un aval exigido por la Audiencia Nacional desde 2015¡ª es la opci¨®n m¨¢s segura. ¡°El Ministerio nos exigi¨® un estudio de sismo extremo y lo hicimos. No hay balsa m¨¢s instrumentalizada que la nuestra, es el caso m¨¢s completo del mundo, y cada d¨ªa que pasa el yeso est¨¢ m¨¢s consolidado y es m¨¢s seguro¡±, afirma Juan Ram¨®n Mir¨®, responsable t¨¦cnico del proyecto. El plan incluye 10 a?os de ejecuci¨®n y 30 de vigilancia, periodo tras el que el Estado se har¨ªa cargo como propietario de los terrenos, estima Mir¨®.
El ge¨®logo Jos¨¦ Borrego, de la Universidad de Huelva, es cr¨ªtico con la fiabilidad de los estudios aportados por la compa?¨ªa al Gobierno: ¡°Necesitamos entrar en las balsas para saber qu¨¦ est¨¢ pasando debajo de los apilamientos. No s¨¦ c¨®mo el ministerio ha aceptado sus c¨¢lculos de estabilidad cuando son para embalses o presas, no para apilamientos de residuos (¡) Hablamos de un soporte embebido en agua, con presiones de hasta 60 toneladas por metro cuadrado¡±.
Para combatir los residuos naci¨® en Huelva la Mesa de la R¨ªa, asociaci¨®n que ha devenido en partido pol¨ªtico. ¡°No tener el apoyo de un Gobierno progresista es un varapalo tremendo porque el ministerio se ha saltado su propia ley de Costas. Un chiringuito hay que hacerlo desmontable, pero un vertedero hay que sellarlo y dejarlo en plena marisma¡±, critica Juan Manuel Buend¨ªa, presidente del colectivo. Julio Barea, de Greenpeace, a?ade: ¡°Es una burla y dejar¨¢n una bomba qu¨ªmica al amparo de las mareas y del cambio clim¨¢tico, porque eso se lo llevar¨¢ el mar. Y lo dice la Constituci¨®n, quien contamina, paga. Hay dos partes semirestauradas y no valen. ?Es lo mejor para la empresa? S¨ª. ?Lo mejor para Huelva y sus ciudadanos? No¡±.
La patata caliente est¨¢ en manos del Consejo de Seguridad Nuclear y la Junta de Andaluc¨ªa (PP y Ciudadanos), que ahora debe conceder la autorizaci¨®n ambiental integrada al evaluar el impacto ambiental, examinar la estabilidad de las balsas y el impacto en la salud de la poblaci¨®n, tres cuestiones muy sensibles para ratificar la luz verde o tumbar el proyecto de Fertiberia. La Junta ha rechazado opinar para este reportaje.
?Cu¨¢ndo comenzar¨¢n por fin las obras para restaurar las balsas? La respuesta llegar¨¢ en a?os y depende del retraso en los an¨¢lisis de la Junta, que podr¨ªa (o no) contar con el comit¨¦ de expertos, creado tras un encargo del Ayuntamiento de Huelva a la Universidad onubense. Y el Consistorio tendr¨¢ la ¨²ltima palabra sobre el proyecto al otorgarle la licencia de obras y ratificar que encaja con su plan general urban¨ªstico, pero se puede dar una paradoja: a pesar de que el Ayuntamiento apoye el criterio cient¨ªfico de los expertos basado en la excelencia, estar¨ªa atado de pies y manos para modificar el plan previsto, ya que solo podr¨¢ esgrimir argumentos urban¨ªsticos.
¡°La soluci¨®n com¨²n debe salir del comit¨¦ de expertos. No dudamos de las bondades del proyecto de Fertiberia y la autorizaci¨®n del ministerio es una noticia positiva, pero el comit¨¦ es el que debe dilucidar cu¨¢l es el mejor proyecto cient¨ªficamente hablando¡±, opina Francisco Baluffo, portavoz del Ayuntamiento onubense. El trabajo investigador para esclarecer los aspectos m¨¢s peliagudos de las balsas, de salud p¨²blica y radioactividad entre otros, requiere unos 100.000 euros al a?o, que la Consejer¨ªa de Transformaci¨®n Econ¨®mica, Industria, Conocimiento y Universidades desatasc¨® el pasado viernes ante la universidad onubense, seg¨²n fuentes de este campus.
Mantener el actual nivel de producci¨®n agr¨ªcola mundial lleva aparejado la producci¨®n de fertilizantes fosfatados. Y estos fertilizantes producen 280 millones de toneladas de fosfoyesos, pero solo el 15% de estos se recicla, el resto se deposita en grandes balsas cercanas a las plantas, seg¨²n varios estudios. La particularidad de Huelva es que sus residuos peligrosos forman parte del paisaje urbano y el mar penetra las balsas a diario.
La inc¨®gnita de la incidencia sobre la salud
¡°Aqu¨ª en todos los portales hay casos de c¨¢ncer. O es una casualidad o viene del polo qu¨ªmico. Nuestra actitud es hoy ya de pasotismo, porque hemos visto crecer las balsas, antes ve¨ªa Moguer y Palos de la Frontera desde el puente, ya no¡±. Javier Salmer¨®n, vecino de la barriada P¨¦rez Cubillas, la m¨¢s cercana a las balsas, describe una supuesta abundancia de casos de c¨¢nceres en Huelva. Sin embargo, los registros oficiales no reflejan una mayor incidencia de casos en la ciudad andaluza, aunque s¨ª una mayor mortalidad. En esa mortalidad superior, de entre el 15% o 20%, pueden influir factores como el nivel socioecon¨®mico, cultural o la calidad del sistema sanitario. Y las enfermedades cardiovasculares tambi¨¦n arrastran un exceso similar de mortalidad, pero esta vez sin cifras de incidencia. ¡°No hay estudios anal¨ªticos que demuestren que la gente expuesta a los fosfoyesos est¨¢ m¨¢s expuesta a enfermedades¡±, concluye el epidemi¨®logo de la Universidad de Huelva Juan Aguacil. ¡°Con nuestra investigaci¨®n buscamos objetivar si los contaminantes pueden llegar a la poblaci¨®n y al medio ambiente¡±, a?ade sobre dos ¨¢ngulos que aborda el comit¨¦ de 19 expertos.