La pandemia agravar¨¢ una pobreza ya enquistada en Espa?a

Antes de la crisis de la covid-19, en Espa?a un 25,3% de la poblaci¨®n (11,87 millones de personas) se encontraba en riesgo de pobreza o exclusi¨®n social. La tasa de 2019 es superior a la de 2008 (23,8%) y en t¨¦rminos absolutos representa un mill¨®n m¨¢s. Pese a la tendencia descendente de los ¨²ltimos cinco a?os, coincidiendo con la recuperaci¨®n econ¨®mica, el pa¨ªs se aleja del objetivo marcado en la Estrategia Europa 2020, por la que se comprometi¨® ante el club comunitario a reducir en una d¨¦cada entre 1,4 y 1,5 millones el n¨²mero de personas en esa situaci¨®n. Por si fuera poco, aunque los datos recogidos en el informe presentado este mi¨¦rcoles por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social (EAPN-ES) no cuantifican los efectos del coronavirus, el documento pronostica que este no har¨¢ m¨¢s que acentuar la gravedad de ese escenario.

El indicador de riesgo de pobreza y exclusi¨®n social (Arope, por sus siglas en ingl¨¦s) ¡ªque mide adem¨¢s del nivel de renta, el acceso a bienes y la intensidad laboral en el hogar¡ª mejora ligeramente respecto al a?o anterior y se reduce en ocho d¨¦cimas (desde el 26,1%), pero el documento, elaborado con datos del INE y otros organismos oficiales, muestra un aumento del 6,3% con respecto a 2008 y constata el fracaso de los objetivos marcados en 2010. ¡°La pol¨ªtica que se utiliz¨® para luchar contra la crisis econ¨®mica en la primera mitad de la d¨¦cada, basada en recortes del Estado del bienestar, en el control del gasto y en el cumplimiento de los objetivos de d¨¦ficit, no consigui¨® m¨¢s que empobrecer a la poblaci¨®n¡±, expone Juan Carlos Llano, director t¨¦cnico del informe de EAPN-ES, una organizaci¨®n que engloba a m¨¢s de 8.000 ONG en Espa?a, entre ellas C¨¢ritas o Cruz Roja. Tambi¨¦n influy¨® el deterioro de las condiciones laborales, primero con la ca¨ªda del empleo y despu¨¦s, con la generaci¨®n de puestos de trabajo de baja calidad, ha a?adido en rueda de prensa Carlos Sus¨ªas, presidente del organismo.

A veces cuesta ponerle rostro a la pobreza. ¡°La percepci¨®n cl¨¢sica habla de un perfil parecido a la miseria, sin embargo, en el perfil real que emergi¨® tras la crisis, el 81,3% son espa?oles, muchos tienen educaci¨®n media y superior, muchos trabajan, hay ni?os, mayores¡­¡±, comenta Llano. Roc¨ªo vive ahogada en la econom¨ªa del d¨ªa a d¨ªa. Con 40 a?os, reside junto a su marido y su hija de 13 en un humilde piso en Tres Barrios, en Sevilla. En esta familia llegar a finde mes es una proeza. Como en su caso, casi la mitad de los espa?oles (49,3%) tiene alg¨²n tipo de dificultad para lograrlo. Su marido, aquejado desde hace a?os por una dolencia en el pie, dej¨® de trabajar tras el confinamiento y ella es la encargada de llevar dinero a casa. Ingresa 500 euros por cuidar a una pareja de octogenarios. ¡°Todo ha ido a peor con la pandemia, pero mi situaci¨®n viene de lejos, desde que nos desahuciaron hace dos a?os¡±, lamenta.

Como en a?os anteriores, el indicador Arope muestra que la pobreza afecta de manera distinta seg¨²n sexo, edad, nivel educativo, discapacidad o territorio, entre otras. El riesgo de pobreza o exclusi¨®n alcanza a un 26% de las mujeres y a un 24,6% de los hombres; al 30,3% de los menores de 18 a?os; al 46,8% de las familias monoparentales; y entre norte y sur de la Pen¨ªnsula hay diferencias de hasta 26 puntos (37,7% en Andaluc¨ªa y Extremadura frente al 11,7% de Navarra). Si la tasa Arope aumenta con respecto a 2008, tambi¨¦n lo hacen todos sus componentes: un 4,5% m¨¢s el riesgo de pobreza, 9,7 millones de personas el a?o pasado (aquellos cuya renta es inferior al 60% de la mediana de la renta del pa¨ªs por unidad de consumo, que en 2019 se situ¨® en 9.009,2 euros para hogares de una sola persona y en 18.919,3 para los que constan de dos adultos y dos ni?os); un 63,6% la baja intensidad de empleo por hogar (personas menores de 60 a?os en edad de trabajar que solo consiguen hacerlo por debajo del 20% de sus posibilidades en el ¨²ltimo a?o); y un 30,6% la privaci¨®n material severa (quienes no pueden afrontar cuatro o m¨¢s elementos de consumo de un total de nueve considerados b¨¢sicos, como mantener la vivienda a una temperatura adecuada o tener un ordenador).

Roc¨ªo, por ejemplo, antes del estado de alarma no contaba con dispositivos electr¨®nicos para que su hija siguiera las clases telem¨¢ticas, pero su colegio le dio una tableta. La econom¨ªa familiar no se puede permitir gastos extras y a la sevillana no le salen las cuentas con la compra de mascarillas. ¡°Reutilizamos e incluso lavamos las quir¨²rgicas, porque no podemos comprar m¨¢s¡±, lamenta. Destina pr¨¢cticamente todos sus ingresos al alquiler del piso. Paga 400 euros, as¨ª que solo le quedan 100 para subsistir. ¡°Me las apa?o como puedo con el resto de gastos¡±, apunta. La familia recibe el apoyo de una trabajadora social, una ayuda econ¨®mica de Save The Children y una bolsa de alimentos mensual de la Hermandad del Roc¨ªo Sevilla Sur.

Las cifras del informe ponen en duda las mejoras reales en las condiciones de vida de las personas, al contrastar con el alza de la renta media registrada a partir de 2014. La recuperaci¨®n macroecon¨®mica, indica el estudio, no alcanz¨® a los ciudadanos. ¡°En ning¨²n momento se consigui¨® recuperar la capacidad de consumo real de que dispon¨ªan las personas al inicio del per¨ªodo y, m¨¢s importante, los estratos de poblaci¨®n m¨¢s pobres sufrieron con mayor intensidad la p¨¦rdida de renta real¡±, indica. La investigaci¨®n concluye que la cuarta parte m¨¢s pobre de la poblaci¨®n perdi¨® un 10,4% de renta real (tras haber calculado la subida de la inflaci¨®n en estos a?os) y el resto perdi¨® tres veces menos. Los datos muestran la incapacidad econ¨®mica de un amplio porcentaje de poblaci¨®n para afrontar una crisis de la envergadura de la covid.

Laura define como una locura su situaci¨®n econ¨®mica tras la pandemia. Prefiere no dar su nombre real. Tiene 32 a?os y es madre soltera de tres hijas, de ocho, nueve y 12 a?os. Vive con ellas, su madre y su abuelo, que se reparten en tres habitaciones de un estrecho piso del barrio de Tetu¨¢n, en Madrid. Trabajaba como dependienta en una tienda de ropa hasta que la empresa la despidi¨® a finales de septiembre. ¡°Ahora vivimos de la pensi¨®n m¨ªnima de mi abuelo, 400 euros, y de una ayuda econ¨®mica de la misma cantidad que me otorga la Fundaci¨®n Balia¡±, aclara. El resto es todo resistencia. Aplaza lo que puede el pago de recibos, abona los urgentes, y la ropa que usa la familia es heredada.

Aunque la propia EAPN-ES considera que a¨²n no existen datos que permitan cuantificar el impacto del virus en la pobreza, cree que las cifras del informe deben considerarse un ¡°m¨ªnimo muy por debajo de la realidad¡±. La experiencia de atenci¨®n directa de la propia organizaci¨®n revela un ¡°enorme aumento¡± de usuarios. Adem¨¢s, el ejemplo de la crisis econ¨®mica de 2009 muestra ¡°incrementos notables¡± en todos los indicadores de pobreza derivados de la contracci¨®n del PIB per c¨¢pita (un 9,3% a lo largo de cinco a?os) y recuerda que las estimaciones del Fondo Monetario Internacional solo para este a?o van m¨¢s all¨¢ y apuntan a una ca¨ªda del 12,8%.

Laura es auxiliar administrativa, profesi¨®n a la que no se puede dedicar. No la contratan porque no tiene experiencia, seg¨²n cuenta. ¡°Estoy echando curr¨ªculums aqu¨ª y all¨ª, como limpiadora, dependienta, monitora de comedor escolar. Lo que salga es bienvenido¡±. La empresa en la que trabajaba aplic¨® un ERTE en marzo, con el que cobraba 400 euros. Paga 530 euros de alquiler. No descarta solicitar el Ingreso M¨ªnimo Vital, aunque tiene esperanzas en encontrar un trabajo.

¡°Ahora tanto en Espa?a como en Europa, las pol¨ªticas son totalmente diferentes [a la anterior crisis econ¨®mica], de corte expansivo, aunque luego habr¨¢ que pagarlas¡±, comenta Llano. Tanto la introducci¨®n de los ERTE, como la limitaci¨®n de desahucios y de cortes de servicios b¨¢sicos, o la puesta en marcha del Ingreso M¨ªnimo Vital, entre otras, pueden contribuir a paliar los efectos de la covid, sobre todo en las personas m¨¢s pobres, sostiene el documento.

Peores datos que la media de Europa

El riesgo de pobreza y exclusi¨®n en Espa?a es 4,3 puntos superior a la media de la Uni¨®n Europea (21,8%) y la s¨¦ptima tasa m¨¢s alta del club comunitario. Por arriba solo est¨¢n Bulgaria, Ruman¨ªa, Grecia, Letonia, Lituania e Italia. Con los datos de 2018, que son los ofrecidos por Eurostat, el pa¨ªs es tambi¨¦n el cuarto con peor evoluci¨®n de la tasa desde el a?o 2008. ¡°Muchos pa¨ªses cumplieron con sus compromisos y bajaron sus tasas de pobreza, sin embargo Espa?a no. Los objetivos sociales se dejaron de lado en detrimento del objetivo macroecon¨®mico¡±, concluye Juan Carlos Llano.

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