¡°Me ligaron las trompas con 18 a?os. Mi decisi¨®n no fue libre¡±
El Congreso da el primer paso para suprimir las esterilizaciones forzosas a mujeres con discapacidad. Cada a?o los tribunales revisan un centenar de casos, pero hay m¨¢s en la sombra
Recuerda ese d¨ªa perfectamente. El miedo. Siempre ha temido el dolor. Lo vulnerable que se vio ante el personal m¨¦dico. Pero se lo hab¨ªan repetido muchas veces en casa. ?C¨®mo iba a ser ella madre? Con Asperger no es una buena idea. Ten¨ªa grabado a fuego que aquello era lo mejor. A los 18 a?os se someti¨® a una ligadura de trompas. ¡°Hasta hace cinco a?os no lo asimil¨¦. Era muy inocente, no conoc¨ªa el mundo¡±, explica Cristina Paredero. ¡°A veces me arrepiento y siento verg¨¹enza por haberme dejado manipular por mis padres. Mi decisi¨®n no fue libre¡±, cuenta ahora, con 28 a?os. ¡°No s¨¦ si habr¨ªa querido tener hijos. Ya no lo puedo saber¡±.
Cristina sigui¨® este jueves la sesi¨®n parlamentaria con emoci¨®n. El pleno del Congreso de los Diputados dio el primer paso para suprimir del C¨®digo Penal las esterilizaciones forzosas a mujeres con discapacidad incapacitadas judicialmente, al respaldar por unanimidad una proposici¨®n de ley presentada por Ciudadanos. ¡°Hoy es un d¨ªa de los que cambian Espa?a a mejor", afirm¨® desde la tribuna la diputada de este partido Sara Gim¨¦nez. La iniciativa ahora pasar¨¢ al Senado y, si no hay enmiendas, se aprobar¨¢ definitivamente. Cristina no est¨¢ incapacitada judicialmente, por lo que ella tuvo que dar su consentimiento, aunque estuviera viciado. Pero en Espa?a es posible que la esterilizaci¨®n se apruebe por v¨ªa judicial. La legislaci¨®n lo permite, en casos ¡°excepcionales¡±, tras un proceso que revise la petici¨®n, en atenci¨®n al ¡°mayor inter¨¦s¡± de la persona afectada, si esta est¨¢ incapacitada. Juristas consultados aseguran que son procedimientos garantistas, que la fiscal¨ªa debe pronunciarse, que deben avalarlo m¨¦dicos forenses en casos en que la persona no entienda la sexualidad humana ni la intervenci¨®n que se le va a realizar.
Es, no obstante, una pr¨¢ctica rodeada de tab¨²es, impregnada del estigma que separa a estas mujeres del derecho a una vida sexual plena, a decidir sobre sus cuerpos. Los juzgados han abierto 1.151 casos en los ¨²ltimos 12 a?os. La estad¨ªstica oficial del Consejo General del Poder Judicial no especifica cu¨¢l fue el sentido de la decisi¨®n judicial ni desagrega los casos por sexos, aunque todas las fuentes consultadas coinciden en que es una pr¨¢ctica que se aplica casi exclusivamente a mujeres. Pero la preocupaci¨®n de los colectivos que defienden a las mujeres con discapacidad va m¨¢s all¨¢ del centenar de casos anuales que pasan por el juzgado.
¡°Profunda¡± preocupaci¨®n
El Comit¨¦ de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad mostr¨® en 2019 su ¡°profunda¡± preocupaci¨®n por que esta pr¨¢ctica est¨¦ permitida en Espa?a e inst¨® a eliminarla. El Convenio de Estambul que regula la prevenci¨®n contra las violencias machistas, promovido por el Consejo de Europa, lo se?ala como delito. Espa?a lo ratific¨® en 2014 y a¨²n no lo ha cambiado. En este compromiso, Espa?a va tarde.
Las organizaciones que amparan a estas mujeres aseguran que existen muchos m¨¢s casos en la sombra dif¨ªciles de cuantificar. ¡°Algunas se han enterado cuando se quer¨ªan quedar embarazadas y fueron por primera vez al ginec¨®logo. Ah¨ª supieron que les hab¨ªan hecho una ligadura de trompas. Pero no airean sus casos por no exponer a sus propias familias¡±, explica Isabel Caballero, coordinadora de la Fundaci¨®n Cermi Mujeres, el ala feminista de esta organizaci¨®n que agrupa a unas 8.000 asociaciones del ¨¢mbito de la discapacidad.
Caballero se?ala que existe ¡°un resquicio¡±, cada vez menos frecuente, para estas intervenciones en la sombra: hacerlas en cl¨ªnicas privadas. Lo descubren en los trabajos en grupo, donde algunas cuentan que ¡°las prepararon¡±. ¡°Se refieren a que les hicieron una ligadura de trompas para tener relaciones sexuales sin problemas. Es algo que est¨¢ en la vida de las mujeres con discapacidad, pero oculto¡±, dice Caballero.
Oculto estaba tambi¨¦n en el caso de Cristina Paredero. Ella creci¨® sabiendo que era diferente al resto. ¡°Cre¨ªa que estaba loca, fing¨ªa e intentaba comportarme como los dem¨¢s porque no quer¨ªa que me encerraran¡±, dice esta madrile?a. ¡°Sufr¨ª acoso escolar, una educaci¨®n muy conservadora, controladora¡±. As¨ª resume sus primeros 17 a?os hasta que supo que ten¨ªa Asperger. ¡°El diagn¨®stico me salv¨® la vida. Antes de saberlo, tuve depresi¨®n, ansiedad. No entend¨ªa nada¡±. Despu¨¦s lleg¨® la certificaci¨®n de un 37% de discapacidad. Ahora, esta joven rubia estudia Periodismo. Quiere aprender a comunicar, dice, mientras cuenta su historia. ¡°Al poco del diagn¨®stico, empec¨¦ a salir con un chico. Con ¨¦l perd¨ª la virginidad. Mi padre mont¨® en c¨®lera. No tardaron en llevarme a la cl¨ªnica, el m¨¦dico me cont¨® que mis reglas ser¨ªan menos abundantes, que estuviera tranquila, que era lo mejor para m¨ª. Me leyeron una lista, dando por supuesto que lo entend¨ªa todo, cuando a veces me cuesta¡±. No se plante¨® que pudiera decir que no. Que tuviera otras opciones. Que ella era quien ten¨ªa la ¨²ltima palabra: ¡°No me obligaron, pero no fui libre¡±.
Una decisi¨®n por amor
La mayor¨ªa de las familias que deciden esterilizar a las mujeres con discapacidad lo hacen por amor, creen que as¨ª las protegen. Elimina el riesgo de embarazo no deseado. Pero el paradigma social est¨¢ cambiando poco a poco: ¡°Hace falta una discusi¨®n p¨²blica para esta toma de conciencia, que las familias comprendan por qu¨¦ no es una medida de protecci¨®n, sino una vulneraci¨®n de derechos¡±, se?ala Enrique Galv¨¢n, presidente de Plena Inclusi¨®n, que aglutina m¨¢s de 900 asociaciones de familias y personas con discapacidad intelectual.
La esterilizaci¨®n atenta contra la salud de las mujeres y puede dejar secuelas f¨ªsicas y ps¨ªquicas, recuerda Cermi. Este procedimiento, incluso en los casos autorizados por un juzgado, ¡°no esconde la realidad de que una mujer con discapacidad, normalmente muy joven, ha sido sometida a una intervenci¨®n m¨¦dica innecesaria y no terap¨¦utica para quitarle un ¨®rgano que es esencial para la salud sexual y reproductiva¡±, se?ala un informe de Cermi. Entre las secuelas, enumera la aparici¨®n temprana de la menopausia, osteoporosis y enfermedades cardiovasculares. El sex¨®logo Carlos de la Cruz a?ade los efectos psicol¨®gicos: muchas veces no entendieron lo que ocurri¨® y cuando lo descubren, aunque las familias partieran de ¡°buena voluntad porque creen que es algo bueno, se quiebra la confianza en ellas, las principales figuras de apoyo¡±.
Otra alerta que subraya Cermi es que la esterilizaci¨®n no es una barrera contra posibles abusos: ¡°Lo que es m¨¢s grave, la esterilizaci¨®n forzosa puede aumentar la vulnerabilidad de la ni?a, adolescente o mujer joven con discapacidad ante abusos sexuales¡±, dice la organizaci¨®n en un informe. ¡°Hemos percibido que en los ¨²ltimos a?os las familias han tomado conciencia del riesgo que supone tener a un miembro de la familia incapacitado y esterilizado. Por ejemplo, en el caso de las mujeres, tienen m¨¢s riesgo a sufrir agresiones sexuales porque un embarazo seguro que no se va a producir¡±, ahonda Isabel Caballero.
Apoyo a la maternidad
¡°El Estado no est¨¢ preparado para apoyar a madres con discapacidad¡±, a?ade Mercedes Serrato, investigadora en cuestiones de discapacidad y g¨¦nero que revisa desde hace cuatro a?os estos procesos de esterilizaci¨®n para su tesis doctoral en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Ella apunta a que son percibidas como ¡°una carga social¡± con un juicio que resume as¨ª: ¡°Si no eres capaz de cuidarte a ti misma, c¨®mo vas a cuidar a otra persona¡±. Serrato subraya que es otro de los estigmas. Las mujeres con discapacidad pueden ser madres con ayuda y apoyos para tareas para las que en realidad ¡°ninguna mujer est¨¢ preparada¡±: el seguimiento m¨¦dico de la criatura, de su cartilla de vacunas o de su alimentaci¨®n, por ejemplo.
Cristina Paredero no lleg¨® a plantearse que podr¨ªa haber sido madre hasta a?os despu¨¦s. ¡°Siempre he tenido muchos problemas f¨ªsicos. Sumados al diagn¨®stico, mis padres me dec¨ªan que me podr¨ªa quedar embarazada de cualquiera, que no estaba preparada¡±, recuerda. ¡°Despert¨¦ con 23 a?os, gracias a mi actual pareja. Pas¨¦ a?os respondiendo como un robot. Si me preguntaban por qu¨¦ me hab¨ªan ligado las trompas, dec¨ªa que no me pod¨ªa permitir que mis hijos tuvieran Asperger. ?l me dijo: ¡®?y qu¨¦ hay de malo en eso?¡¯ Cuando me di cuenta de que no ten¨ªa por qu¨¦ ocurrir y de que, si ocurr¨ªa, no pasaba nada, ya era tarde¡±, dice la joven.
Hace a?os que se independiz¨®, vive con su pareja. ¡°Es posible que de manera normal, pero de forma libre, hubiera tomado la decisi¨®n de ligarme las trompas. Como mujer tampoco necesito tener hijos. Ni siquiera s¨¦ si los habr¨ªa querido tener porque me da miedo el dolor. Pero ya no podr¨¦ saberlo. A lo mejor lo hubiera hecho con 40 a?os¡±, dice. Pero no con 18. Ahora alza la voz. Para que se sepa que estas cosas pasan. Para que dejen de pasar.
"La revoluci¨®n sexual est¨¢ pendiente en este colectivo"
Si la educaci¨®n sexual es una asignatura pendiente en la sociedad, lo es mucho m¨¢s para las personas con discapacidad intelectual o de desarrollo. ¡°La revoluci¨®n sexual est¨¢ pendiente en este colectivo¡±, apunta Enrique Galv¨¢n, presidente de Plena Inclusi¨®n. ¡°Las familias han pasado de la negaci¨®n a la sobreprotecci¨®n, y ahora comienza a ser m¨¢s frecuente que ellas mismas sean motores o apoyos para que las personas crezcan en la dimensi¨®n sexual¡±, apunta.
La sexualidad es mucho m¨¢s que el coito. Pasa por conocer el propio cuerpo. Por algo tan b¨¢sico como tener intimidad. Por hablar del tema. Por vencer la sobreprotecci¨®n. ¡°Hubo un tiempo en el que lo m¨¢s urgente que hab¨ªa que hacer con las personas con discapacidad intelectual era esterilizarlas. El miedo a la sexualidad era el miedo al embarazo¡±, explica el sex¨®logo Carlos de la Cruz.
¡°Pero antes de todo eso hay que hablar de educaci¨®n sexual, de poder estar a solas, de derechos, de colectivos LGTBI, de respetar el cuerpo desnudo, de facilitar que puedan crecer tambi¨¦n respecto a sexualidad. En definitiva, facilitar que puedan crecer tambi¨¦n respecto a la sexualidad. Y cuando esto est¨¦ cubierto, ya podemos hablar de relaciones de pareja, de relaciones sexuales. Y a lo mejor de maternidad y, si se plantea la esterilizaci¨®n, que sea en otros t¨¦rminos, de forma libre, sin atajos, como puede ser una opci¨®n para el resto de la sociedad¡±, sostiene De la Cruz. ¡°Se llama no infantilizar, generar capacidad en la toma de decisiones¡±, resume.
¡°A¨²n tenemos el freno del miedo puesto, la sobreprotecci¨®n y la dificultad de ver a todas las personas como completas de derecho¡±, contin¨²a el presidente de Plena Inclusi¨®n. Esta asociaci¨®n fij¨® hace tres a?os un posicionamiento institucional reivindicando los derechos de las personas con discapacidad a tener una vida afectiva y sexual plena. Galv¨¢n alerta de la falta de recursos, de toma de conciencia, formaci¨®n y oportunidades de las personas con discapacidad intelectual para tener una vida sexual plena. Poco a poco se va rompiendo el tab¨².
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