La vacuna obligatoria: ¨²ltima opci¨®n contra el virus
Un tercio de los espa?oles es reacio a inmunizarse contra la covid cuando exista un f¨¢rmaco, pero los expertos piensan que siempre ser¨¢ voluntario
La portada de The Economist del s¨¢bado mostraba un largo t¨²nel con una luz al final. Alumbraba una jeringuilla con la vacuna para el coronavirus poco despu¨¦s de conocer los prometedores primeros resultados de la inmunizaci¨®n de Pfizer y BioNTech, que indican una efectividad del 90%. Por muy preliminares que sean, es tentador dejarse llevar por este halo de esperanza que aparece despu¨¦s de nueve largos meses de pandemia. Pero no todo el mundo lo hace. Un segmento de la poblaci¨®n mira al f¨¢rmaco con m¨¢s recelo que optimismo. Una encuesta publicada el domingo por este peri¨®dico mostraba que un tercio de los espa?oles son reacios a vacunarse. ?Podr¨ªan dar al traste con la ansiada soluci¨®n para esta crisis? ?Se les podr¨ªa obligar?
La respuesta a esta ¨²ltima pregunta es s¨ª. La ley de salud p¨²blica de 1986 permite tomar medidas que limiten derechos individuales siempre que beneficien a la mayor¨ªa de la comunidad. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ya sugiri¨® la semana pasada que, aunque es una opci¨®n que no cree necesaria, no se debe descartar por completo. En Espa?a existe un precedente: tras un brote de sarampi¨®n en Granada en el a?o 2010, un juez autoriz¨® a la vacunaci¨®n forzosa de los ni?os cuyos padres se negaban a que les pinchasen. Con la vacuna de la covid no es un escenario ni probable ni cercano, ya que tardar¨¢ al menos un a?o en que haya vacunas para todos. Como apunta Carlos Gonz¨¢lez, pediatra y autor del libro En defensa de las vacunas, al principio el problema no ser¨¢ quienes la rechazan, sino que ¡°no habr¨¢ para todos los que la quieren¡±.
¡°Es un debate que se ha planteado en salud p¨²blica desde hace muchos a?os en muchos pa¨ªses¡±, apunta Fernando Garc¨ªa, presidente del Comit¨¦ de ?tica de la Investigaci¨®n del Instituto de Salud Carlos III y colaborador del Observatorio de Bio¨¦tica y Derecho de la Universidad de Barcelona. ¡°Es un conflicto entre las libertades individuales y la protecci¨®n de la salud que normalmente no se plantea porque se suelen buscar f¨®rmulas para que se armonicen ambos bienes¡±, se?ala.
En Espa?a es un debate que no ha tenido normalmente gran repercusi¨®n porque el consenso de la sociedad a favor de las vacunas es tal que no es necesario plantearlo. Es uno de los pa¨ªses con mayores tasas de vacunaci¨®n del mundo y los movimientos antivacunas, que han calado m¨¢s en otros pa¨ªses, como Francia o Italia, aqu¨ª no han tenido casi repercusi¨®n. En estos dos pa¨ªses ya se ha recurrido a la obligatoriedad de las vacunas para ni?os ante este problema. Seg¨²n el Comit¨¦ Asesor de Vacunas de la Sociedad Espa?ola de Pediatr¨ªa, en 11 pa¨ªses de la Uni¨®n Europea es obligatoria al menos una (Italia, Letonia, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Francia, Hungr¨ªa, Polonia, Rep¨²blica Checa, Grecia y B¨¦lgica).
El beneficio de la vacunaci¨®n, al contrario de lo que sucede con la medicaci¨®n para otras enfermedades (como podr¨ªa ser la decisi¨®n entre recibir o no quimioterapia para un c¨¢ncer), repercute en toda la sociedad. La inmunizaci¨®n no solo protege a la persona que la recibe, sino que si un buen n¨²mero de la poblaci¨®n la tiene puesta, el virus no podr¨¢ circular y no infectar¨¢ a nadie, tampoco a las personas que por problemas m¨¦dicos o de tolerancia no se la pueden poner.
El porcentaje de personas necesario para llegar a lo que se conoce como protecci¨®n de reba?o depende de lo contagiosa que sea la infecci¨®n. Con el sarampi¨®n, por ejemplo, que es una de las enfermedades que m¨¢s f¨¢cilmente se propagan, es necesario superar el 90% (en Espa?a se acerca al 95%). En el caso de la covid-19, los expertos consideran que podr¨ªa estar alrededor del 70%. El 30% restante coincide aproximadamente con el porcentaje de personas que no est¨¢n muy dispuestas a recibir la vacuna, seg¨²n la encuesta de 40dB. para EL PA?S: un 13,1% no se lo plantea y un 20,6% aceptar¨ªa el pinchazo solo de ser estrictamente necesario.
Con estas cuentas, establecer la obligatoriedad no parece muy necesario. Porque, adem¨¢s, como se?ala Garc¨ªa, todav¨ªa es pronto para evaluar esto. ¡°Hemos visto recientemente c¨®mo dos ensayos se han tenido que parar por efectos adversos, eso se ha hecho p¨²blico y puede generar recelos. Distinto ser¨¢ cuando ya lleve un tiempo administr¨¢ndose, ah¨ª la gente ir¨¢ viendo c¨®mo funciona y puede que muchos pierdan el miedo¡±, se?ala este epidemi¨®logo.
Si, a pesar de todo, cuando haya vacuna disponible para toda la poblaci¨®n, el rechazo de una parte hiciera peligrar la salud p¨²blica, ser¨ªa posible recurrir a medidas de obligatoriedad, seg¨²n los expertos consultados. Pero es una ¨²ltima opci¨®n a la que nadie desea llegar. ¡°Hoy por hoy, cuando ni siquiera hay para todos, lo ¨²nico que conseguir¨ªas es dar argumentos a los antivacunas, que hablar¨ªan de opresi¨®n¡±, se?ala Gonz¨¢lez.
Fernando Garc¨ªa explica que lo ideal es convencer a la ciudadan¨ªa a trav¨¦s de procesos transparentes y divulgativos. Y advierte de que tanto entusiasmo generado por una vacuna todav¨ªa en fase de pruebas (Gobierno incluido) puede ser contraproducente, ya que si los resultados definitivos empeoran se puede convertir en un arma de doble filo.
Igual piensa Itziar de Lecuona, del Observatorio de Bio¨¦tica de la Universidad de Barcelona. En su opini¨®n, antes de recurrir a medidas coercitivas existen otras intermedias que pueden pasar por incentivos. ¡°Podr¨ªa impedirse la escolarizaci¨®n a ni?os no vacunados, como sucede en otros pa¨ªses [lo hacen en Australia y algunos lugares de Estados Unidos], que si est¨¢s vacunado puedas acceder a ciertos sitios o a que te atiendan en tu centro de salud¡±, se?ala Lecuona, que cree que ni siquiera ser¨¢ necesario llegar a esto: ¡°En una sociedad informada, por razones de solidaridad, la gente responde¡±.
En cualquier caso, los tres especialistas consultados aseguran que la obligatoriedad, en el caso de que haya que plantearla como opci¨®n, no estar¨¢ sobre la mesa, como m¨ªnimo, hasta dentro de un a?o. Antes de ese momento no habr¨¢ vacunas para todos. ¡°Si alguien no la quiere hasta nos viene mejor a los que s¨ª¡±, ironiza Carlos Gonz¨¢lez, quien, m¨¢s en serio, apunta que de lo que habr¨ªa que preocuparse ahora es de que todo el que quiera vacunarse pueda lo antes posible. ¡°Es un reto log¨ªstico impresionante¡±, zanja.
Los antivacunas y el fen¨®meno del poliz¨®n
Aunque no es numeroso, en el mundo existe un creciente n¨²mero de antivacunas, personas que rechazan las inmunizaciones, a pesar de que han demostrado ser uno de los mayores avances de la humanidad en t¨¦rminos de salud: se estima que evitan entre dos y tres millones de muertes cada a?o.
La explicaci¨®n que daban los expertos normalmente a este fen¨®meno es que en pa¨ªses ricos, donde ciertas enfermedades ya estaban olvidadas, las personas que no conoc¨ªan el sufrimiento que hab¨ªan generado en el pasado infecciones como el sarampi¨®n, la polio o la tosferina se pod¨ªan permitir el lujo de rechazarlas por miedo a unos efectos secundarios que, de producirse, entra?an muchos menos riesgos que la enfermedad que evitan. Es algo que no sucede en los pa¨ªses en desarrollo, donde las familias ven morir a sus hijos con frecuencia a lo largo de sus vidas. Pero en esta epidemia la cosa cambia. Ahora s¨ª estamos viendo los estragos que puede causar la covid. ¡°Paralelamente, tambi¨¦n han avanzado los bulos, y m¨¢s los relacionados con la vacuna¡±, recuerda el pediatra Carlos Gonz¨¢lez.
Al ser un medicamento muy nuevo, que se ha desarrollado muy r¨¢pido, puede generar recelos en alguna parte de la poblaci¨®n m¨¢s aprensiva. ¡°Muchas de estas personas no la quieren para ellos, pero se beneficiar¨¢n de la protecci¨®n de reba?o. Es lo que se llama fen¨®meno del poliz¨®n, personas que viajan gratis a costa de las dem¨¢s; no quieren asumir los riesgos potenciales, que siempre los hay en cualquier intervenci¨®n m¨¦dica, por peque?os que sean¡±, a?ade el epidemi¨®logo Fernando Garc¨ªa. ¡°Si son muy pocos, nos lo podemos permitir, el problema es que haya demasiados¡±, zanja.
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