Esperanza en una caja de 15 kilos
Los 50 mayores de una de las tres residencias de Madrid que recibieron este domingo la vacuna saludan su llegada como el inminente fin de un encierro de 10 meses
En la residencia de mayores Ballesol Parque Almansa, en Madrid, como en todas las de Espa?a, llevan 10 meses encerrados, y la puerta era una frontera. Pasarla significaba ponerse en peligro, todo lo que entraba pod¨ªa traer la muerte, pero esta ma?ana de domingo, a las 12.56, se ha abierto por primera vez para dejar entrar la esperanza: un hombre llamado ?ngel D¨ªaz, vestido con un mono azul y naranja, que cargaba al hombro una caja de 15 kilos: ?la vacuna! Este empleado de Logista Pharma que se hab¨ªa levantado a las seis de la ma?ana en Legan¨¦s, acababa de parar su furgoneta Renault Master delante del edificio, y nunca se hab¨ªa visto en una igual. Escoltado con sirenas por dos furgones de la Polic¨ªa Nacional, de las que bajaron agentes metralleta en mano, que alejaron a los cuatro periodistas que hab¨ªa y se presentaron a la directora de la residencia, que esperaba en la puerta. En realidad llevaban desde las nueve de la ma?ana esperando, todos nerviosos en el centro, a ver cu¨¢ndo les llamaban diciendo que iban para all¨¢. La furgoneta, que ya acababa el reparto, ven¨ªa desde otra residencia en Vallecas: ¡°Ha sido muy emocionante c¨®mo nos han recibido all¨ª¡±, dice ?ngel.
Este centro es uno de los tres de Madrid elegidos para las primeras vacunas contra el coronavirus. Solo han tenido dos positivos asintom¨¢ticos en la segunda ola, y algunos trabajadores, por eso los han escogido. ¡°Si sale bien, bien, y si no, pues tambi¨¦n¡±, dijo Rosario Mart¨ªn-Sanz, de 99 a?os, la primera en vacunarse. ¡°Conf¨ªo en ti¡±, le confes¨® al enfermero que ten¨ªa la jeringuilla. ¡°Yo he puesto muchas, as¨ª que a ver c¨®mo me la pones t¨² a m¨ª¡±. Es que fue enfermera. Le inyecta la vacuna y ella pregunta que cu¨¢ndo se la pone, ¨¦l le dice que ya est¨¢ y ella pone cara de asombro: ¡°?Es posible?¡±. Pero da la impresi¨®n de que lo hace de broma, porque le da una palmadita al chico, como para animarle porque lo ha hecho bien y hacerle creer que ni se ha enterado. Luego espera 15 minutos, para ver si hay alguna reacci¨®n, y ya est¨¢.
Las personas mayores desdramatizan mucho. Por ejemplo, Asun Ojeda, de 89 a?os, la segunda en vacunarse, tambi¨¦n enfermera. ?C¨®mo han sido estos meses? Lo piensa y dice: ¡°Diez meses aqu¨ª encerrada, la verdad, ha sido un poco aburrido¡±. Asun bajaba al jard¨ªn de la parte trasera y se daba vueltas, de una punta a otra. ¡°Ya me s¨¦ todas las hojas de los ¨¢rboles de memoria¡±. Por las tardes, una partida de rummy con las amigas de la residencia. Lunes, mi¨¦rcoles y viernes tienen un animador. Pero el resto de actividades se suspendieron. Tienen, por ejemplo, algunas de nombre fascinante: un taller de reminiscencia. Para ayudarles a recordar. Pero en este centro todos son muy independientes, es un edificio de apartamentos, como un hotel, incluso viven matrimonios. Son 55 residentes ¡ªeste domingo hab¨ªa 50, los otros han salido por las fiestas¡ª y 30 empleados.
Todas las personas mayores de aqu¨ª, y todas las que salen este domingo en las teles de toda Europa, muestran una disposici¨®n deportiva, animada, desenvuelta. Son generaciones que han pasado tiempos duros, m¨ªnimo una guerra, y tienen mucha historia. Asun, por ejemplo, naci¨® en Villa Sanjurjo en 1933, que ahora se llama Alhucemas y es Marruecos, pero entonces era provincia de M¨¢laga. Ha dado muchas vueltas hasta que lleg¨® a vivir aqu¨ª hace m¨¢s de tres a?os. ¡°?Lo primero que voy a hacer? Asustarme de ver la gente, y luego pasear, ver la vida, esto ya lo tengo muy visto¡±. Tiene las u?as pintadas de rosa. Le fastidia no salir ya a museos, o al paseo en autob¨²s de todos los a?os para ver la iluminaci¨®n navide?a de la ciudad.
Una de sus salvaciones en estos meses han sido los edificios de enfrente, que miran al jard¨ªn. Hasta que empez¨® la pandemia eran unos edificios donde nunca se ve¨ªa a nadie. Pero como en todas partes, cuando se decret¨® el confinamiento, a las ocho de la tarde comenzaron a asomarse los vecinos con sus ni?os. Entonces se conocieron. ¡°Aplaud¨ªamos, les cant¨¢bamos canciones todos los d¨ªas, ha sido muy bonito¡±, cuenta. Para Navidad los residentes hicieron unos mu?ecos, unos gnomos, y se los regalaron el d¨ªa 21 a trav¨¦s de la verja de la entrada. El d¨ªa de Nochebuena fueron ellos los que tuvieron la sorpresa. Sus familiares se deslizaron en el jard¨ªn y a ellos los sentaron en el sal¨®n, mirando a las ventanas. De pronto abrieron las cortinas y se los encontraron. Se vieron al menos a trav¨¦s del cristal. ¡°Fue muy emocionante¡±, recuerda Laura, una de las cuidadoras. Para los trabajadores tambi¨¦n ha sido duro: ¡°siempre pensando que pod¨ªas traer el virus de la calle¡±. Y disimulando en los d¨ªas malos, ¡°siempre sonriendo¡±.
Hay gente que lo ha pasado muy mal, reconocen, ten¨ªan que animarse unos a otros. Y tambi¨¦n han sido ellos los que han animado a los vecinos. Ahora les han enviado cartas con dibujos de Navidad, las han puesto en el nacimiento. Gabriel, de 12 a?os, les ha escrito esto: ¡°Me ha encantado el tiempo que hemos estado con vosotros, hay veces en las que para darse cuenta de lo importante que sois habr¨ªa que tener una pandemia (como ahora). Y un beso para todos vosotros¡±. Y su madre: ¡°Hab¨¦is sido un regalo en este tiempo. Ya no nos sentimos tan solos en esta ciudad tan grande¡±.
Lo peor, adem¨¢s de los ratos de aburrimiento, dice Asun, ha sido que ¡°todo, de lejos¡±. ¡°Siempre decimos que cuando se acabe esto vamos a abrazarnos. No va a ser que ma?ana ya empiece la vida alegre, hay que darle tiempo al tiempo. Adem¨¢s dentro de 21 d¨ªas tengo que ponerme la vacuna otra vez, el 17 de enero me parece, que lo he mirado en el calendario. Pero ahora tengo la esperanza de que esto va a terminar¡±.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- Buscador de restricciones: ?Qu¨¦ puedo hacer en mi municipio?
- As¨ª evoluciona la curva del coronavirus en el mundo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.