Ocho de cada diez ni?os argentinos v¨ªctimas de abuso sexual lo cuentan en la escuela
Las charlas de educaci¨®n sexual integral permiten que identifiquen situaciones de abuso y las denuncien
"En un momento, esos abrazos y besos me empezaron a poner inc¨®modo". "Me dec¨ªa que era un juego, un juego entre nosotros dos del que nadie se ten¨ªa que enterar". Estos testimonios, usados en un anuncio gubernamental argentino contra el abuso sexual infantil, subrayan la manipulaci¨®n ejercida sobre los menores, a quienes se les presenta el abuso como un juego o un acto de amor. Casi siempre el perpetrador es alguien del entorno familiar del ni?o o adolescente, lo que complica a¨²n m¨¢s que entiendan lo que ocurre. El 80% de los menores que denuncian se dieron cuenta por primera vez de que eran v¨ªctimas de este delito en la escuela, cuando en las clases de educaci¨®n sexual integral (ESI) escucharon qu¨¦ no pod¨ªan hacerles en relaci¨®n a su propio cuerpo, seg¨²n el Ministerio P¨²blico Tutelar de Buenos Aires, que toma declaraci¨®n a menores en procesos judiciales contra la integridad sexual.
"En el transcurso de la entrevista ocho de cada diez ni?os dicen que pudieron comprender que fueron v¨ªctimas cuando la ESI les dio informaci¨®n. Al mismo tiempo, se dieron cuenta de que en la escuela se abr¨ªa un espacio de confianza para contar lo sucedido", dice Yael Bendel, asesora del Ministerio P¨²blico Tutelar.
Florencia Pieruzzini, profesora de Letras, explica que en primaria aborda el abuso sexual a partir de la lectura de la novela Otroso, de Graciela Montes, donde un grupo de chicos corta el pelo y manosea a una chica. "Permiti¨® trabajar la diferencia entre lo que era acoso, abuso sexual y violaci¨®n y eso les permiti¨® dimensionar si alguna vez les hab¨ªa pasado porque relacionaban el abuso con violaci¨®n y pensaban 'bueno, nunca me pas¨® algo tan severo", recuerda Pieruzzini.
"El trabajo con la ESI y el reconocimiento de sus corporalidades y propios l¨ªmites lleva a que los chicos y las chicas sean m¨¢s conscientes de aquellas situaciones en donde esos mismos l¨ªmites fueron violentados ya sea por insistencia del entorno, o por una acci¨®n directa de un par o alg¨²n familiar mayor", se?ala esta docente. En su experiencia con alumnas de secundaria, por ejemplo, estas charlas "les hicieron replantearse situaciones sufridas, que no siempre tienen que ver con un abuso pero s¨ª con situaciones en las que no se sent¨ªan c¨®modas a las que accedieron por pertenecer", detalla.
Ense?anza desigual
Bendel destaca que son m¨¢s numerosas las denuncias procedentes de escuelas p¨²blicas que en las privadas. A su juicio, no significa que haya m¨¢s abusos entre los alumnos de las primeras, sino que reciben m¨¢s educaci¨®n sexual integral y mayor acompa?amiento para denunciar: "En algunas escuelas de gesti¨®n privada, sobre todo las religiosas, la ESI no se da como corresponde. A veces esconden los abusos o dan aviso a los padres en vez de a un organismo de prevenci¨®n. Y en estos casos, donde la mayor¨ªa de abusos son intrafamiliares, cont¨¢rselo a los padres no va detener el abuso o incluso lo va a hacer peor".
La educaci¨®n sexual integral es obligatoria por ley en Argentina desde 2006, pero hay escuelas y padres que se resisten a su ense?anza. Seg¨²n la ¨²ltima prueba Aprender, se imparti¨® de forma desigual en las aulas: m¨¢s del 90% de los alumnos de primaria asistieron en 2018 a alguna clase sobre cuidado del cuerpo, pero menos de la mitad recibi¨® informaci¨®n sobre c¨®mo evitar abusos sexuales y prevenci¨®n de embarazos y de enfermedades. Ese mismo a?o, m¨¢s de una decena de escuelas de Buenos Aires fueron ocupadas por alumnos para exigir una mejor educaci¨®n sexual y respaldar la iniciativa parlamentaria de interrupci¨®n voluntaria del embarazo, que fue rechazada por el Senado.
En 2019 se impuls¨® una reforma de la ley actual que refuerza su obligatoriedad y elimina la posibilidad de que las escuelas adapten estos contenidos al "respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros". La iniciativa choc¨® con la oposici¨®n de la Iglesia cat¨®lica, de las evang¨¦licas y de padres enarbolados bajo la consigna "Con mis hijos no te metas" y no ha sido tratada en la C¨¢mara Alta.
Los datos difundidos por el Ministerio P¨²blico Tutelar y adelantados por el diario P¨¢gina 12, engloban los ¨²ltimos cinco meses de trabajo, desde que el pasado agosto firmaron un convenio de cooperaci¨®n con la Procuraci¨®n General de la Naci¨®n para recibir causas de delitos contra la integridad sexual. Hasta entonces, en la sala de entrevistas especializada tomaban declaraci¨®n a menores en causas por lesiones. "Antes ten¨ªamos uno o dos testimonios por d¨ªa y desde que tomamos los abusos hay al menos entre tres o cuatro", se?ala Bendel.
Hasta los seis a?os, no hay diferencias por g¨¦nero en los abusos denunciados, pero despu¨¦s se vuelven m¨¢s frecuentes sobre ni?as y adolescentes. En total, ellas responden al 65% de las causas abiertas, frente al 35% de v¨ªctimas varones. Como ocurre tambi¨¦n en los casos de violencia machista, el agresor suele estar en casa: ocho de cada diez abusadores son familiares o conocidos de la v¨ªctima. "Ning¨²n adulto puede obstaculizar que reciban ESI. La ¨²nica manera de que los ni?os sepan que sus derechos son vulnerados es que los conozcan", concluye Bendel.
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