Tenemos que hablar de caca
En el octavo cap¨ªtulo del diario de a bordo en la Ant¨¢rtida, la periodista muestra que grandes bellezas y animales gigantescos dependen de peque?as criaturas, algunas muy raras
Solo en la Ant¨¢rtida me he dado cuenta de cu¨¢nta poes¨ªa hay en la caca. Ping¨¹inos, ballenas y focas son lo que los cient¨ªficos y ecologistas llaman "fauna cuqui". Pero ninguna pel¨ªcula de Disney sobre ping¨¹inos, por ejemplo, muestra su incre¨ªble caca rosa. Y esto es lo segundo que notamos sobre los ping¨¹inos. Siempre est¨¢n rodeados de mucha caca, hacen caca todo el rato y tambi¨¦n huelen a caca. Sus cr¨ªas est¨¢n manchadas de caca y, aun as¨ª, son irresistibles. Los ping¨¹inos son tan poderosos, dijo uno de los cient¨ªficos, que puedes ver su caca desde el espacio, ya que forma una enorme mancha rosada. Cuando acampamos en la isla Low, la actriz francesa Marion Cotillard coment¨® cuando se asom¨® a la tienda colectiva para desayunar: "Lo primero que he sentido al despertar ha sido el olor a caca de ping¨¹ino".
El color de la caca es la clave para entender la vida en la Ant¨¢rtida. El rosa de la caca es el kril. Y el kril lo es todo. La cuesti¨®n es que el kril no es cuqui. Por lo menos no en el sentido convencional. Parece un camar¨®n extra?o, por eso no ha protagonizado ninguna pel¨ªcula de animaci¨®n de Disney o Pixar. Su apogeo en el mundo del espect¨¢culo ha sido un c¨®mico papel secundario en Happy Feet, producida por el estudio Animal Logic. Pero el kril deber¨ªa ser la Scarlett Johansson del cine de animaci¨®n, porque nadie se lo merece m¨¢s. Este animalito estramb¨®tico salva no solo la Ant¨¢rtida, sino el mundo, todos los d¨ªas. Y en la Ant¨¢rtida, esa cadena perfecta de eventos que produce y mantiene la vida es tan visible como un iceberg.
El kril es el plato favorito de todos aqu¨ª. No necesariamente favorito, porque para muchas especies tambi¨¦n es el ¨²nico. Pero, claro, el kril tambi¨¦n necesita comer. ?Y qu¨¦ come? Fitoplancton. Si tuvi¨¦ramos vista microsc¨®pica, ver¨ªamos el mar cubierto con una colcha verde. Es el fitoplancton. Este organismo hace algo maravillosamente importante: la fotos¨ªntesis. Captura di¨®xido de carbono de la atm¨®sfera y libera ox¨ªgeno.
Mi nuevo h¨¦roe, el kril, sale a la superficie y come fitoplancton. Ahora, el carbono est¨¢ dentro del kril. Y contin¨²a su viaje con millones de otros compa?eros que siguen la misma rutina. Luego, ballenas, ping¨¹inos, focas, casi todas las especies de vertebrados en la Ant¨¢rtida se comen una parte del kril. Ahora el carbono est¨¢ dentro de estos seres mucho m¨¢s grandes. En particular, la ballena azul, que puede medir m¨¢s de 30 metros y pesar hasta 200 toneladas, es incluso m¨¢s grande que cualquiera de los dinosaurios que habitaban la Tierra hace millones de a?os.
Vamos a seguir a una de estas ballenas en su viaje por los mares ant¨¢rticos. O, m¨¢s bien, seguiremos su gigantesca caca l¨ªquida. El carbono que trag¨® en forma de kril estar¨¢ all¨ª. Una parte permanecer¨¢ ?encerrado? en el fondo del mar, donde no nos hace da?o. Otra parte se elevar¨¢ a la superficie y nutrir¨¢ el oc¨¦ano, alimentando el fitoplancton, que crecer¨¢. Las ballenas, estas maravillosas criaturas viajeras, son los grandes fertilizantes de los oc¨¦anos. Suben y bajan, yendo desde grandes profundidades hasta la superficie y viceversa, desempe?ando un papel similar al de las lombrices en la tierra. Y as¨ª fertilizan todo el camino y dejan espacio para m¨¢s vida. M¨¢s fitoplancton, m¨¢s fotos¨ªntesis, m¨¢s ox¨ªgeno para la atm¨®sfera, m¨¢s alimento para el kril, m¨¢s kril para las ballenas, los ping¨¹inos, las focas y todos lo dem¨¢s. El ciclo cierra y se repite.
En tierra, la caca tambi¨¦n se destaca. Los ping¨¹inos comen kril en el agua, pero hacen caca en tierra firme. Esta caca rosa sirve como alimento para la tierra y para otras especies, como la paloma ant¨¢rtica, un p¨¢jaro blanco, muy amable y curioso, al que le encanta el kril que queda en la caca del ping¨¹ino. As¨ª es como el kril que estaba en el mar les servir¨¢ de alimento a las especies terrestres y a la propia tierra.
Y as¨ª es que, una vez m¨¢s, todo vuelve a empezar.
Nunca pens¨¦ que me emocionar¨ªa ante islas de mierda rosa. Pero me descubr¨ª profundamente conmovida y agradecida por toda esta caca. Cuando entendemos el proceso de la naturaleza, podemos escuchar la sinfon¨ªa. Todo este ecosistema ant¨¢rtico es perfectamente ¡ªy aqu¨ª el perfectamente es exacto¡ª sostenible. Pero no solo eso.
Este ciclo no solo mantiene toda la vida en un territorio de extremos, sino que tambi¨¦n mantiene nuestra vida. Los oc¨¦anos son responsables de al menos el 50% de la captura de di¨®xido de carbono. Dicho de otro modo: esto significa que, si no fuera por los oc¨¦anos, habr¨ªa un 50% m¨¢s de carbono en la atm¨®sfera y el planeta estar¨ªa tan caliente que ser¨ªa muy dif¨ªcil, tal vez imposible, vivir en ¨¦l. Para ser a¨²n m¨¢s directa: si estos otros seres que llamamos fitoplancton, kril y ballena, no existieran, el planeta ser¨ªa un horno.
Es hermoso. Las plantas y los animales simplemente viven y hacen que el clima del planeta sea esta maravilla que ha convertido la Tierra en lo que ha sido durante la trayectoria de nuestra especie. ?Qu¨¦ problema hay entonces? Nosotros, claro.
En el pasado, casi acabamos con las ballenas, convertimos ping¨¹inos en petr¨®leo, hicimos cosas que nos horrorizan hoy, o al menos horrorizan a muchos. La cuesti¨®n es que, en el presente, todav¨ªa tenemos mucho de qu¨¦ horrorizarnos. Estamos poniendo en riesgo a la poblaci¨®n de kril y comprometiendo todo el ecosistema ant¨¢rtico. Hay estudios que muestran que la crisis clim¨¢tica est¨¢ dificultando que el kril joven llegue a la edad adulta. Para empeorar las cosas, la pesca de kril est¨¢ creciendo, especialmente con barcos pesqueros de Chile, Noruega y China. En 2018, un estudio de Greenpeace en la regi¨®n de la bah¨ªa Discovery, exactamente donde estamos ahora, mostr¨® que incluso la pesca supuestamente regulada hace trampa para pescar m¨¢s kril de lo permitido.
El kril se encuentra en varios productos en los que leemos esa palabra m¨¢gica: omega 3. F¨ªjense. Busquen otras fuentes de omega 3. Tambi¨¦n se utiliza en alimentos para peces de acuario o como cebo de pesca deportiva, al igual que en productos de la industria farmac¨¦utica. Parece obvio para un animal humano del siglo XXI que matar ballenas es monstruoso. Forma parte de nuestra sensibilidad contempor¨¢nea, tras muchas campa?as y debates y casi extinguir algunas especies de ballenas. Pero ?a qui¨¦n le preocupa un alimalito peque?o y extra?o por el que no siente ninguna empat¨ªa?
En 2015, seg¨²n un informe de Greenpeace, la pesca de kril mov¨ªa m¨¢s de 200 millones de d¨®lares. Con la experiencia que tienen con la especie humana, ?creen que la minor¨ªa que se beneficia ¡ªparte de la cual se encuentra en pa¨ªses que se hacen pasar por defensores del medio ambiente¡ª dejar¨¢ de arrancar kril de la Ant¨¢rtida y de otros lugares? Pues eso.
Por lo tanto, solo la movilizaci¨®n de cada uno, junto con otros, presionando a las autoridades para que creen pol¨ªticas p¨²blicas de protecci¨®n de la Ant¨¢rtida y de todos los oc¨¦anos, puede cambiar este panorama. Dejar de consumir productos con kril tambi¨¦n es una decisi¨®n de supervivencia m¨¢s amplia. Si no los compran, no habr¨¢ mercado para productos hechos con kril. Si no hay mercado, no hay pesca. Y el kril puede seguir con su vida. Y salvar la nuestra.
La reducci¨®n de la poblaci¨®n de kril est¨¢ reduciendo la poblaci¨®n de algunas especies de ping¨¹inos, como los ping¨¹inos barbijos, y puede poner en riesgo a todas las especies de animales que tienen el kril como elemento principal de su dieta. Pero si no les importan las ballenas y los ping¨¹inos, deben preocuparse por sus propios hijos o los hijos de otros animales humanos. Sin kril, el proceso de captura de di¨®xido de carbono de la atm¨®sfera que promueven los oc¨¦anos se ver¨¢ comprometido.
"La pesca de kril en la Ant¨¢rtida no est¨¢ suficientemente regulada, lo que significa que las ballenas y los ping¨¹inos tienen que competir con la industria pesquera por su principal fuente de alimento, y se pone en riesgo la supervivencia de estos animales", dice la brasile?a Helena Spiritus, bi¨®loga y jefa de la expedici¨®n Arctic Sunrise que acompa?o como periodista invitada. ?Algunas regiones, como la Ant¨¢rtida, deben protegerse de actividades tan destructivas que ponen en peligro el fr¨¢gil equilibrio de este ecosistema ¨²nico".
Helena es una de esas raras personas cuyos ojos brillan cuando pronuncia la palabra "kril". Cuando menciona el fitoplancton, las pupilas de esta bella mujer de Ribeir?o Preto, que ahora trabaja en la oficina de Greenpeace en Hamburgo, hacen un doble mortal carpado. Me muestra varias fotos de fitoplancton en su Instagram como otros muestran a sus perros o beb¨¦s. Y se enternece con sus criaturas. Ser¨ªa bueno si el mundo tuviera m¨¢s Helenas. Y pienso en c¨®mo est¨¢ de orgullosa su familia.
Los cient¨ªficos y las organizaciones ambientales como Greenpeace defienden la creaci¨®n de una red de santuarios marinos que cubra al menos un tercio de los oc¨¦anos. "Estos santuarios son esenciales para garantizar la recuperaci¨®n de la biodiversidad marina, lo que incluso beneficiar¨ªa a la pesca en determinadas ¨¢reas porque las poblaciones de peces aumentar¨ªan", dice Helena. Es una causa en la que todos debemos participar de inmediato, aunque sea por ego¨ªsmo. Nuestro futuro depende de ello. De este extra?o animalito llamado kril y de todos los dem¨¢s que mueven esta cadena de eventos como notas en la partitura de una sinfon¨ªa que ni siquiera Mozart podr¨ªa escribir.
La Ant¨¢rtida es algo grandioso, mucho m¨¢s de lo que soy capaz de contar, mucho m¨¢s de lo que cualquier foto o video es capaz de mostrar. Toda la belleza superlativa de este continente m¨¢s grande que Australia existe gracias a seres muy peque?os como el fitoplancton y el kril. Nuestra vida en el planeta es posible gracias a estos peque?os seres, y especialmente a esta cosa de aspecto extra?o que finge que es un camar¨®n. Despu¨¦s de 10 d¨ªas presenciando la conmovedora complejidad de la naturaleza, todo lo que pido es: dejen que las ballenas, las focas y los ping¨¹inos hagan caca en paz.
?Traducci¨®n de Meritxell Almarza