Cuando os pregunten qui¨¦n fue David Gistau
De alguien que ten¨ªa la capacidad de hacerte sentir hu¨¦rfano si desaparec¨ªa dos minutos no se escribe un obituario, se escribe una celebraci¨®n
A Luca, a Leo, a Dante, a Bianca.?
Cuando alguien os pregunte qui¨¦n fue vuestro padre, si queda alg¨²n incauto en Espa?a que no lo sepa, mandadlo a leer. Y cuando vuelva le¨ªdo y a¨²n tenga en la cabeza martilleando el primer relato de Gente que se fue (¡°se dec¨ªa a s¨ª mismo que estaba enfadado con la vida porque no se atrev¨ªa a admitir que estaba enfadado con su padre¡±), contadle que era una persona que, cuando se levantaba un segundo de cualquier parte y dec¨ªa ¡°Ahora vuelvo¡±, dejaba un vac¨ªo absurdo, como si en lugar de levantarse para ir al ba?o se hubiese levantado para ir al espacio.
De alguien que ten¨ªa la capacidad de hacerte sentir hu¨¦rfano si desaparec¨ªa dos minutos no se escribe un obituario, se escribe una celebraci¨®n. As¨ª que decidle esto a quien pregunte: fue la mejor de nuestras compa?¨ªas, la m¨¢s libre y la m¨¢s feliz de todas. Daba un enorme calor a quien se acercase a ¨¦l. Era inteligent¨ªsimo, brillante, guapo y divertido. Le volv¨ªa loco la historia y la mafia, le¨ªa cl¨¢sicos hasta soltarte citas disparatadas, beb¨ªa con prudencia en medio de un escuadr¨®n suicida y siempre, a una hora concreta, se iba muerto de risa hacia el ascensor. Tenerlo a tu lado, saber que eras de su equipo, era la sensaci¨®n m¨¢s agradable del mundo. Escribirlo en pasado, la peor.
Su pasi¨®n, una pasi¨®n obsesiva y maravillosa, era el boxeo. Pod¨ªa estar horas hablando de boxeo, leyendo de boxeo, viendo pel¨ªculas de boxeo. Y entrenando, por supuesto. En el gimnasio de Jero ten¨ªa su cielo en la tierra: el ring, los guantes, el saco y el propio Jero, su amigo. Si hay que morir, que se muera uno en el sitio en que ha sido tan feliz.
Fuera de all¨ª, se gan¨® el respeto de una profesi¨®n a menudo cainita, la de periodista, y lo hizo de una forma tan insobornable que daba v¨¦rtigo el filo en el que se instalaba respecto a jefes, pol¨ªticos y lectores; a todos los mand¨® a paseo. Uno de los espect¨¢culos m¨¢s ¨ªntimos a los que acced¨ªamos quienes ¨¦ramos sus amigos era el de la generosidad; ten¨ªa el raro talento de ayudar por encima de discrepancias, discusiones y enfados. Estaba muy por encima de las pasiones peque?as que lo envenenan todo, de las mezquindades sin sentido, de ese odio tonto que mucha gente utiliza a veces por entretenimiento. Su vida era m¨¢s grande que todo eso, por eso sus pasiones se reservaban a acontecimientos mayores, como vosotros, y dec¨ªa que escrib¨ªa porque ahora estaba mal visto cazar b¨²falos. Pero siempre se vio as¨ª, un cazador recolector de gran tripa y gran barba que lleva el sustento a la cueva para alimentar la prole de la que ¨¦l no pudo disfrutar porque su padre un d¨ªa, cuando ¨¦l era ni?o, decidi¨® quitarse de en medio. ?l nunca lo har¨ªa, dijo. Lo cumpli¨®. Vivi¨® mucho, y lo hizo con una elegancia natural y con una clase tan maravillosa que no bastaba con respetarlo, hab¨ªa que quererlo.
Fue un hombre feliz. Ten¨ªa todo en contra para serlo. Ten¨ªa todo a favor para ser uno de esos se?ores que creen que por sus desgracias familiares la vida contrae una deuda con ellos y gastan sus a?os pretendi¨¦ndonosla cobrar a los dem¨¢s. Supongo que tuvo esa tentaci¨®n en la adolescencia. Su c¨ªrculo se cerr¨® cuando no solo se convirti¨® en el partido de vuelta de su padre contra la vida, como ¨¦l mismo escribi¨®, sino que se dedic¨® a jugar ese partido y a ganarlo.
Hab¨ªa sido guionista de la televisi¨®n m¨¢s disparatada de Pepe Navarro, escritor de revistas de viajes, columnista de ¨¦xito despu¨¦s, cronista pol¨ªtico y extraordinario reportero de sucesos. La Raz¨®n, El Mundo, Abc, otra vez El Mundo. Onda Cero (nuestra amada Cultureta, lagrimazas de risa), Cope. Ten¨ªa la virtud tan escasa de hacerte pensar, de dar luz, de argumentar, de proporcionar informaci¨®n; ten¨ªa el poder, tan raro en estos tiempos, de hacerte cambiar de opini¨®n, y un poder a¨²n mayor, el de cambiar ¨¦l mismo si otra idea era m¨¢s interesante o m¨¢s convincente. Jugaba en ese campo, pertenec¨ªa a esa ¨¦lite.
Cuando lo conoc¨ª viv¨ªa en la calle Ram¨®n de la Cruz de Madrid y era vecino de Quino, el dibujante. Una vez compartieron ascensor, y David le pidi¨® perd¨®n por el jaleo que ten¨ªa diariamente en casa. ¡°Los ni?os le deben de traer a usted loco¡±. Quino lo mir¨® y le dijo: ¡°Son ni?os. Su trabajo es hacer ruido¡±. Otro d¨ªa, al cruzarse en el portal, Quino le pregunt¨® a Romina la edad de uno de vosotros. Cuando la supo, dijo: ¡°Tres a?os... Pronto cumplir¨¢ la edad en la que las personas dejan de ser interesantes¡±. David y Romina son las dos ¨²nicas personas que conozco que han hablado con Mafalda.
De aquel piso de Ram¨®n de la Cruz lo echasteis vosotros, sus hijos. Nacisteis muchos. As¨ª que mont¨® su despacho en el Vips de la esquina de Vel¨¢zquez con Ortega y Gasset; desayunaba unas tostas enormes y un caf¨¦ en el que se pod¨ªa nadar. Abr¨ªa el iPad con su tecladito y se pon¨ªa a aporrear el art¨ªculo del d¨ªa, o el libro que estuviese escribiendo (en aquella ¨¦poca, Golpes bajos, una novela magn¨ªfica sobre boxeo). Yo creo que le gustaba trabajar all¨ª porque as¨ª recib¨ªa como jefe de una banda mafiosa venida a menos, su adorado Soprano; uno llegaba al Vips, se sentaba en su mesa y pod¨ªa distinguir, en las mesas de al lado y en la barra, a gente haciendo tiempo y esperando su turno mientras ¨¦l pon¨ªa perdido el plato de sirope.
Durante una ¨¦poca trabaj¨® en el despacho de Jos¨¦ Luis Garci, que es padrino del ¨²nico atl¨¦tico, Dante: le hizo socio a traici¨®n a las horas de nacer. Escrib¨ªan cada uno en un cuarto. Al rato Garci se levantaba y aparec¨ªa en el cuarto de Gistau: ¡°David, un whisky¡±. Se serv¨ªan uno solo sin hielo, puro Garci, y a la media hora otra vez: ¡°David¡¡±. El director pod¨ªa estar as¨ª una tarde entera; David a los dos vasos no sab¨ªa llegar a su ordenador. ¡°Salgo de all¨ª sin saber lo que escrib¨ª¡±, dec¨ªa.
La ¨²ltima vez que fui a su despacho del Vips a pasar consulta, antes de que se mudase de piso, fue porque me hab¨ªan encargado la letra del himno de la D¨¦cima del Real Madrid. Se part¨ªa de risa. Me recomend¨® sacar ¡°eres belleza¡± de la frase ¡°eres lucha, eres belleza¡± porque ten¨ªa incrustado en su memoria sentimental el Madrid heroico de las remontadas sobre el barro, y mi Madrid era la volea de Zidane por televisi¨®n. No lo cambi¨¦ y me arrepent¨ª siempre, no porque no me guste c¨®mo queda, sino por la propuesta para sustituirla que supe despu¨¦s por ¨¦l: ¡°Eres lucha, eres galerna¡±. Eso era, as¨ª tuvo que haber sido.
Fue un tipo tan extraordinario y con un impacto tan grande en la vida de quienes lo conoc¨ªan que parece incre¨ªble la idea de que su ¡°Ahora vuelvo¡± sea para siempre. Hasta en estos dos meses injustificados y torturadores dio una ¨²ltima luz, un fogonazo deslumbrante de amor: el de una madre que no se separ¨® de la cama del hospital de su ni?o hasta el final; el de unas hermanas, el de una mujer, Romi, que dio luz como una vela en la tormenta, imposible de apagar. Era esa fuerza que se devuelve a la misma velocidad con la que lleg¨®, su propia fuerza.
Era algo m¨¢s que un amigo o un hermano; era una manera de ser, una manera de estar en el mundo que hab¨ªa que tratar de imitar. Lo voy a recordar siempre ense?ando su piso nuevo, grand¨ªsimo, en la calle Alcal¨¢. Ten¨ªa entonces 46 a?os, una familia numerosa y por fin un despacho propio. Decorado con guantes de boxeo, p¨®sters de ¨ªdolos, mesa enorme para un ordenador, vistas al Retiro. Era un d¨ªa de sol y se met¨ªa la luz por todos los rincones. Un sal¨®n gigante para la tropa, para vosotros. Nunca lo vi tan dichoso y recuerdo dec¨ªrselo a mi pareja cuando baj¨¢bamos las escaleras, la dicha que transmit¨ªa aquel mediod¨ªa de s¨¢bado en su nueva casa. ?l ten¨ªa una gran carrera y empezaba a tener unos grandes libros, pero su mayor ambici¨®n era un hogar. Sal¨ª a la calle imagin¨¢ndolo escribiendo con el ruido de los ni?os de fondo, que es el ruido de la vida, ese que el creador de Mafalda exige por contrato. We few, we happy few, we band of brothers. Ese ruido que no se apaga con su muerte y que seguir¨¢ siempre gracias a vosotros, que ten¨¦is edad de ser siempre interesantes porque hab¨¦is tenido al padre m¨¢s curioso y m¨¢s interesante de todos.
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