El Papa hace equilibrismos con el celibato
Francisco renuncia a la ordenaci¨®n de hombres casados en su exhortaci¨®n y evita la fractura definitiva con el sector conservador
La bomba no estall¨® y el sector m¨¢s moderado de la Iglesia, preocupado por las tensiones vividas en los ¨²ltimos meses, respir¨® tranquilo. El papa Francisco ha decidido desentenderse de una reforma hist¨®rica que, para muchos, significaba abrir la puerta del celibato en la Iglesia. En la exhortaci¨®n apost¨®lica Querida Amazon¨ªa, presentada ayer en el Vaticano bajo una enorme expectaci¨®n, no hay ni una menci¨®n a la ordenaci¨®n de hombres casados, una reforma que le hab¨ªa solicitado la mayor¨ªa del obispos del S¨ªnodo de la Amazon¨ªa para paliar la falta de sacerdotes en lugares remotos. El tratamiento de la cuesti¨®n en el documento papal es suficientemente neutro para pacificar los ¨¢nimos, aplazar el debate y devolver temporalmente el foco a otras cuestiones.
La apertura propuesta por ese s¨ªnodo extraordinario ¡ªsolo hab¨ªa obispos de esa regi¨®n¡ª era dif¨ªcil de encajar en el magisterio papal y tomarse como una reforma universal, tal y como solicitaron muchos de los participantes en octubre. El Papa, adem¨¢s, ya hab¨ªa expresado con rotundidad su oposici¨®n al fin del celibato en varias ocasiones, por lo que no cab¨ªa interpretarlo como la antesala de su supresi¨®n. Pero tocaba hacer equilibrismos.
El problema es que fue utilizado al mismo tiempo por un sector de la Iglesia como prueba definitiva de la valent¨ªa aperturista del Papa y, por otro, como pretexto ideol¨®gico para continuar con una lucha de poder que dura desde que Francisco comenz¨® su pontificado en 2013 y fue prescindiendo de los representantes del viejo orden eclesial. Si su aprobaci¨®n se hubiera consumado ayer, no hay ninguna duda, hubiera sido interpretada como una llamada a rebato de quienes se han ido viendo apartados desde hace siete a?os.
El libro que public¨® Benedicto XVI con el cardenal guineano y prefecto para la Congregaci¨®n del Culto Divino, Robert Sarah, fue la prueba definitiva de la tensi¨®n. Aunque el Vaticano tratase de minimizar su magnitud, la correspondencia que acredit¨® Sarah con Ratzinger y un supuesto comunicado que el Papa em¨¦rito habr¨ªa preparado y entregado a la secretar¨ªa de Estado exonerando de mala fe al cardenal guineano, tal y como public¨® el blog S¨¦ptimo Cielo, indicaba lo contrario. La situaci¨®n se volvi¨® cada vez m¨¢s delicada. Una exhortaci¨®n que deb¨ªa hablar de ecolog¨ªa y derechos de los ind¨ªgenas, se convert¨ªa en un elemento de hist¨®rica divisi¨®n.
La preocupaci¨®n de Benedicto XVI en el tema del celibato, expresada en su contribuci¨®n ¡ªm¨¢s o menos extensa y atribuida, seg¨²n la versi¨®n de uno u otros¡ª en el libro calculadamente publicado con Sarah a comienzos de enero guardar¨ªa tambi¨¦n relaci¨®n con la apertura en curso de la Iglesia alemana, la m¨¢s influyente y rica junto a la estadounidense. El cardenal Reinhard Marx, dimisionario presidente de la Conferencia Episcopal germana y cara visible de las reformas que ha intentado llevar a cabo Francisco desde su llegada al pontificado, emprendi¨® un camino sinodal en el que se discuten hoy asuntos como el sacerdocio femenino o el propio celibato. Un avance que ha abierto tambi¨¦n grietas en la Iglesia alemana, liderada en el otro bando por el arzobispo de Colonia, el poderoso cardenal Rainer Maria Woelki (creado por Ratzigner en 2013).
Una parte de ese sector conservador de la Iglesia, encarnado por otra figura de peso alemana, aplaudi¨® ayer el documento papal tom¨¢ndolo como una victoria. El cardenal Gerhard M¨¹ller, despedido por Francisco en 2017 como prefecto para la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe y que desde entonces se ha convertido en uno de sus m¨¢s firmes opositores, celebr¨® un texto que calific¨® como ¡°documento de reconciliaci¨®n¡±. ¡°Este texto podr¨ªa tener el efecto reconciliador y la capacidad de reducir las facciones de la Iglesia, las fijaciones ideol¨®gicas o el peligro de disidencias resistencias internas¡±. Pero no est¨¢ todo dicho.
La gran duda que genera a unos y otros la exhortaci¨®n de Francisco en el tema de la ordenaci¨®n de hombres casados es la aparente falta de continuidad con lo que la asamblea aprob¨® por mayor¨ªa y su nula menci¨®n en Querida Amazon¨ªa. El documento, seg¨²n explic¨® el cardenal canadiense Michael Czerny, confiere una cierta ¡°autoridad moral¡± a la recomendaci¨®n de octubre de los obispos. Una manera, en suma, de dejar abierta la puerta en un futuro a dicha reforma sin tener que mojarse ahora. El historiador de la Iglesia Massimo Faggioli cree que eso es lo m¨¢s extra?o e importante. ¡°No lo aprueba, pero lo mantiene a distancia. No se entiende cu¨¢l es el espacio que hay entre los dos documentos. El Papa decide suspender el juicio, ni abre ni cierra la puerta. Quiz¨¢ porque el momento no est¨¢ suficientemente maduro¡±, apunta.
Una de las cuestiones que plantea la ambig¨¹edad del texto es si ha sido m¨¢s o menos calculada. Faggioli cree que el Papa no la ha articulado as¨ª ¡°por t¨¢ctica¡±. ¡°Francisco sabe que quien ha hecho oposici¨®n no dir¨¢ nada hoy, pero ma?ana volver¨¢ a empezar. No depende de esto. El problema es que hay una distancia evidente sobre lo que dijo el s¨ªnodo y lo que ¨¦l dice ahora. Y esa distancia no est¨¢ clara c¨®mo ser¨¢ colmada¡±. Es probable, sin embargo, que se afronte a la velocidad habitual en una instituci¨®n cuya unidad de medida ha sido siempre el siglo.
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