Ingrid Escamilla: la atroz violencia de los cr¨ªmenes morales
El eco social de este feminicido se debe a la difusi¨®n y el morbo de un crimen que expone la extrema violencia en M¨¦xico
El asesinato de Ingrid Escamilla ha puesto el foco sobre dos asuntos recurrentes, la violencia con que se ejecutan estos cr¨ªmenes y el tratamiento que de ellos hacen ciertos medios de comunicaci¨®n. La Fiscal¨ªa mantiene en investigaci¨®n a seis agentes que acudieron al lugar de los hechos sobre los que pesa la presunci¨®n de que filtraron las fotos m¨¢s morbosas del asesinato de esta mujer. No se recuerda recientemente una medida as¨ª y los dirigentes p¨²blicos est¨¢n pidiendo un castigo ejemplar para quienes lo hicieron. En M¨¦xico no se trata solo de un intercambio laboral entre los polic¨ªas y los periodistas, el dinero tambi¨¦n circula en esas transacciones, aseguran.
Tampoco hay registros de una manifestaci¨®n frente a los medios de comunicaci¨®n que difundieron estas im¨¢genes, como la que est¨¢ prevista para este viernes a las puertas de aquellos que las difundieron. La organizaci¨®n Periodistas de M¨¦xico Unidas (PUM) ha elevado su protesta: ¡°Ha sido denigrante, con una falta total de respeto hacia la v¨ªctima, el acusado, el debido proceso y la sociedad. El mensaje que enviaron a la sociedad fue que ellos son empresarios y su contenido, una mera mercanc¨ªa. A las mujeres nos reiteraron la idea de que somos objetos de consumo, incluso en la muerte. Es un momento muy oscuro para la prensa mexicana¡±, dicen.
La veterana periodista radiof¨®nica de W Radio en M¨¦xico Gabriela Warkentin lament¨® la revictimizaci¨®n que persiste en los medios de comunicaci¨®n. ¡°Se siguen usando frases como ¡®la mat¨® por amor¡¯ y dando mucho espacio al testimonio del asesino, como ha ocurrido en este caso. Se tratar¨ªa de no hacer del feminicidio un espect¨¢culo, grotesco y doloroso, esa reflexi¨®n nos falta. Ya la hicimos con otras violencias, como la del narco. No tenemos un periodismo con criterio de g¨¦nero, tenemos una mirada igual de contaminada con la violencia y ese periodismo no contribuye a la resoluci¨®n de estos casos¡±.
¡°Hay dec¨¢logos en los medios que establecen principios ¨¦ticos para tratar estos asuntos y que se deben respetar, pero no siempre se hace. En materia de derechos humanos deber¨ªa haber unas directrices para un tratamiento digno¡±, dice la profesora de periodismo de la UNAM Mar¨ªa del Socorro de la Guerra Mart¨ªnez. ¡°Es triste que en algunos casos sea una cuesti¨®n de dinero, el que reciben los que filtran las fotos, pero tambi¨¦n se difunden por el lucro, se le saca jugo econ¨®mico, adem¨¢s de competir por la inmediatez. La violencia se comercializa, pero desde luego no ayuda a visibilizar nada, lo que hay que hacer es actuar¡±, afirma la profesora.
La repercusi¨®n de este caso se ha atribuido tambi¨¦n a la violencia con que fue ejecutado el asesinato. Pero ah¨ª s¨ª es f¨¢cil echar una mirada atr¨¢s y ver que no es el ¨²nico de estas caracter¨ªsticas. El forense espa?ol especializado en violencia de g¨¦nero Miguel Lorente explica que en Espa?a se han contabilizado un promedio de 18 pu?aladas en las v¨ªctimas y normalmente tambi¨¦n hubo golpes. ¡°Hay casos de 80 y 100 pu?aladas¡±. Esta sa?a responde, explica el experto, a la contrariedad y la ira que siente el agresor cuando se cree cuestionado socialmente, incapaz de haber respondido a lo que imagina que se espera de un hombre. ¡°Percibe que su control sobre la mujer ha fracasado y eso le ofende en su cultura machista. La violencia extrema plasma esa ira. Se percibe incapaz de dominar a la mujer, se ve en mal lugar, en rid¨ªculo y eso potencia la ira¡±. La construcci¨®n social que sit¨²a a las mujeres como brujas, malas, perversas o la perdici¨®n de los hombres son mensajes, afirma el forense, que contribuyen a ese odio.
No hay que olvidar, sigue Lorente, que las acciones de estos agresores siempre son aleccionadoras, para que la v¨ªctima apaleada aprenda del castigo o comprenda lo que le puede pasar si persiste en su actitud. Por eso, la difusi¨®n de las fotos sangrientas, o la imagen de los familiares llorando ¡°refuerza al agresor y a otros que est¨¢n pensando en hacer algo similar. Se dicen: 'lo he conseguido, mi plan ha sido ejecutado con ¨¦xito', o 'as¨ª quiero yo ver a mi suegra, llorando'. Lo que otros vemos en clave de solidaridad, como es la tristeza de los amigos, ellos lo interpretan como un triunfo¡±. Tampoco las im¨¢genes felices son recomendables, a juicio de Lorente, porque muestran ¡°un desprecio a lo ocurrido, refuerza la idea de que se llevaban bien y por tanto, el crimen no puede ser m¨¢s que fruto de un arrebato, cuando sabemos que se trata de una cuesti¨®n de sometimiento y dominio¡±, explica.
¡°La publicaci¨®n en los medios de la foto del cad¨¢ver puede impulsar otras acciones violentas, porque potenciales criminales entienden que lo pueden conseguir, que eso es lo que ellos buscan y se incrementa la violencia¡±. Lorente pone de ejemplo la ocultaci¨®n del cad¨¢ver de Bin Laden cuando las tropas estadounidenses mataron al terrorista. ¡°Saben que ocultar el resultado de la violencia les evita otras violencias¡±, afirma.
Hablando de terroristas: aquellos que se suicidan para matar tambi¨¦n se incluyen entre los llamados cr¨ªmenes morales, donde hay que circunscribir los asesinatos de g¨¦nero. Dice Lorente: ¡°No son asesinatos instrumentales, no les importa suicidarse o entregarse tras matar, lo que quieren es mandar un mensaje¡±. Algunos medios cometen el error de hacerlo circular.
Con la cabeza fr¨ªa
La violencia de g¨¦nero ha dado lugar a su propia jerga. Los ciudadanos se encuentran ahora la palabra revictimizaci¨®n cien veces repetida. ?C¨®mo se es v¨ªctima despu¨¦s de muerta? ?Cabe esa posibilidad? ¡°En el caso del feminicidio, el da?o se repite sobre la dignidad de la muerta si se publican las fotos del cad¨¢ver, pero tambi¨¦n sobre la familia y sobre la propia sociedad, que vive ese trauma¡±, explica Dora Ram¨ªrez, subdirectora de Armonizaci¨®n Legislativa en el Instituto de la Mujer en M¨¦xico.
La revictimizaci¨®n tambi¨¦n se da ¡°cuando los servidores p¨²blicos no hacen bien su tarea para resolver la situaci¨®n [por ejemplo en la filtraci¨®n de fotos] o no permiten que la v¨ªctima tenga acceso a los mecanismos con los que podr¨ªa resolver su caso¡±, sigue Ram¨ªrez, abogada y especialista en asuntos de g¨¦nero. La b¨²squeda de explicaciones tambi¨¦n culpabiliza a quien ya es v¨ªctima: iba en minifalda, c¨®mo se le ocurre estar con ese hombre tan mayor, acaso no ve¨ªa que era violento. Yerra tambi¨¦n quien se pregunta qu¨¦ ocurri¨® para que ¨¦l perdiera la cabeza. Es sabido que la mayor¨ªa de estos homicidios se califican de asesinato porque son premeditados y buscando las circunstancias m¨¢s propicias para impedir que la v¨ªctima pueda defenderse. La cabeza estaba fr¨ªa y ten¨ªa un plan.
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