El coronavirus obliga a m¨¢s de 280 millones de escolares chinos a estudiar en casa por Internet
Los alumnos de todos los niveles de ense?anza han visto sus clases suspendidas en China por la epidemia
El mundo de Lena Wang, de doce a?os, se ha reducido a solo 80 metros cuadrados, las dimensiones del apartamento que comparte con sus padres y su abuela paterna en el este de Pek¨ªn. Desde las fiestas del A?o Nuevo lunar, hace tres semanas, apenas ha salido de su casa, para acompa?ar a su madre a hacer alg¨²n recado, y siempre con mascarilla. Al principio, cuando supo que las escuelas alargaban sine die las vacaciones por el coronavirus, estaba entusiasmada. Ahora ya ese peque?o mundo se le viene encima y no tiene visos de que se vaya a hacer m¨¢s grande pronto.
Los Wang, como muchas otras familias en China, han tenido que hacer ajustes a su convivencia diaria desde que comenzaron las medidas extraordinarias en todo el pa¨ªs contra la epidemia de Covid-19, la enfermedad causada por el coronavirus 2019-nCov que ha dejado ya m¨¢s de 1.500 muertos y 66.000 infectados en todo el pa¨ªs. Los padres, como la mayor¨ªa de los empleados de oficina estos d¨ªas en China, trabajan hasta nuevo aviso desde casa, una experiencia que, admiten, se les hace ¡°extra?a¡±. Y Lena, acostumbrada a rellenar su horario extraescolar con clases adicionales y muchos, muchos deberes, se ve con m¨¢s tiempo libre del normal, pero pocas opciones para jugar.
Para entretenerse, lee en versi¨®n c¨®mic el cl¨¢sico de la literatura china?Viaje al Oeste, muy popular como lectura juvenil, y practica el weiqi, un?juego de estrategia, con su padre, Tony Wang, economista de 40 a?os. Se comunica con sus amigas de la escuela a trav¨¦s de WeChat, la omnipresente aplicaci¨®n de mensajer¨ªa equivalente a WhatsApp. ¡°O, si no, desespera a su abuela saltando por la casa¡±, dice su madre, Yinxia, asesora financiera de 38 a?os.
Ir a ver museos, o participar en alguna actividad cultural, no es una opci¨®n. Los lugares de esparcimiento permanecen cerrados como medida para evitar la propagaci¨®n del virus. El Ministerio de Educaci¨®n ha prohibido a los centros de capacitaci¨®n extracurricular que impartan cualquier tipo de clase presencial por el momento. Las reuniones de varias personas, incluidas las fiestas de cumplea?os, se han prohibido tambi¨¦n hasta nueva orden. Visitar a otras amigas se desaconseja en¨¦rgicamente; muchos complejos de viviendas ni siquiera permiten el acceso a los no residentes.
A Lena no le faltan cosas que hacer. Sus padres, preocupados por que no desaprovechara el tiempo, la han inscrito en un cursillo por Internet de Matem¨¢ticas y otro de Ingl¨¦s. Cada d¨ªa se ocupan de que practique los complicados caracteres del mandar¨ªn escrito. Y a partir del lunes, el d¨ªa en que los estudiantes deb¨ªan haber vuelto a las aulas, su escuela comenzar¨¢ a ofrecer las clases online que ha previsto el Ministerio de Educaci¨®n chino. "Por lo menos no tengo que madrugar tanto", comenta la ni?a, que asegura no sentirse asustada por la epidemia. "Bueno... Un poco s¨ª. Por eso es importante lavarse las manos y ponerse la mascarilla al salir", puntualiza.
El regreso a las clases f¨ªsicas para los 280 millones de alumnos de todos los niveles educativos en China permanece a¨²n distante. Quiz¨¢, si todo va bien, en alg¨²n momento en marzo, aunque, dado que el pico de la epidemia est¨¢ a¨²n por llegar, esa posibilidad aparece m¨¢s y m¨¢s lejana.
Varias de las amigas de Lena que salieron de Pek¨ªn a pasar el A?o Nuevo lunar con su familia m¨¢s extensa en sus lugares de origen ancestrales a¨²n no han podido regresar, dadas las recomendaciones de que se eviten los viajes en la medida de lo posible. Las escuelas internacionales, que tambi¨¦n han puesto en marcha alg¨²n tipo de ense?anza a distancia, no prev¨¦n el regreso antes de finales del mes pr¨®ximo. Muchos alumnos de estos centros han regresado a sus pa¨ªses de origen, ante la inactividad prolongada, las suspensiones de rutas a¨¦reas y las recomendaciones de Gobiernos como el brit¨¢nico a sus ciudadanos de que, quien no tenga razones importantes para permanecer en China, abandone el pa¨ªs.
En un pa¨ªs obsesionado con la educaci¨®n como herramienta de progreso y avance social, muchos padres, como los Wang, han vuelto a las clases por Internet, que ya se hab¨ªan hecho muy populares en a?os pasados. Seg¨²n la consultora iReseach, este sector creci¨® en 2018 un 25,7% interanual, para generar 35.900 millones de d¨®lares.
M¨¢s de ochenta compa?¨ªas ofrecen clases en l¨ªnea desde el comienzo del par¨®n por cuarentena, hace tres semanas, seg¨²n publica el diario estatal China Daily. Una de las m¨¢s implantadas, Zuoyebang, ofrece clases gratuitas de las principales asignaturas acad¨¦micas de ocho de la ma?ana a las 17.40. Youdao, subsidiaria de NetEase inc, ofrece clases en directo, en streaming, para 470.000 alumnos inscritos.
El problema de las clases perdidas no ata?e solo a los alumnos en las escuelas nacionales. Los estudiantes en el extranjero que regresaron a China para pasar con sus familias el A?o Nuevo se han visto, en algunos casos, impedidos de volver a sus pa¨ªses de acogida, bien porque se han cancelado los vuelos o bien porque esos pa¨ªses proh¨ªben la entrada a quienes hayan estado en China en los 14 d¨ªas previos, el tiempo m¨¢ximo de incubaci¨®n. Seg¨²n el diario Sydney Morning Herald, Australia, que acoge en sus aulas a unos 100.000 universitarios de la segunda potencia mundial, ha pedido a Pek¨ªn que relaje de modo extraordinario su censura de Internet a estos estudiantes para que puedan seguir los m¨®dulos online de sus carreras.
En casa de los abuelos
Algunos padres de ni?os peque?os, como Liang, funcionaria de 33 a?os en la provincia de Hubei y madre de un beb¨¦ de diez meses, han optado por ced¨¦rselos a los abuelos que viven en zonas m¨¢s libres de la epidemia. ¡°Mi marido trabaja en el hospital local, as¨ª que mi suegro dijo que nuestra casa no era segura para el ni?o. As¨ª que se lo llevaron el 29 de enero, y desde entonces comparten el cuidado del beb¨¦ con mis padres, se van turnando por semanas¡±.
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