Irena Sendlerowa, el ¨¢ngel para los ni?os jud¨ªos del gueto de Varsovia
La trabajadora social polaca arriesg¨® su vida para salvar a m¨¢s de 2.500 ni?os de una muerte segura por hambre y enfermedades contagiosas durante la Segunda Guerra Mundial
Irena Sendlerowa representa el compromiso, la justicia social y la preocupaci¨®n desinteresada por el pr¨®jimo sin importar su color de piel, su religi¨®n, sus ideas pol¨ªticas o su capacidad econ¨®mica. La labor a lo largo de su vida fue tan arriesgada y a la vez fruct¨ªfera que su heroicidad de salvar a m¨¢s de 2.500 jud¨ªos del gueto de Varsovia condenados a ser v¨ªctimas del Holocausto y ponerlos a salvo con familias cat¨®licas permaneci¨® oculta hasta hace dos d¨¦cadas.
La influencia de su padre, un m¨¦dico de gran prestigio que tambi¨¦n dedicaba su tiempo a los m¨¢s desfavorecidos, result¨® decisiva. Sus palabras, y sobre todo su ejemplo, calaron en la joven Irena, especialmente antes de morir, cuando ella ten¨ªa 7 a?os y ¨¦l se hab¨ªa contagiado de tifus por atender a pacientes jud¨ªos que sus colegas rechazaban.
Una frase de su padre se le qued¨® grabada a Irena?Sendlerowa y la puso siempre en pr¨¢ctica: ¡°Si ves a alguien que se est¨¢ ahogando debes tratar de salvarlo aun cuando no sepas nadar¡±. En agradecimiento a la labor de su padre, la comunidad jud¨ªa pag¨® los estudios de la peque?a Irena hasta la universidad. Ella, dedic¨® toda su vida de manera abnegada y discreta al pr¨®jimo y, cuando a finales del siglo pasado se conoci¨® su historia, lleg¨® a ser incluso propuesta para el Nobel de la Paz, aunque finalmente no se lo concedieron, pero por encima de t¨ªtulos y reconocimientos, su labor ha pasado a la historia como ¡°El ¨¢ngel del gueto de Varsovia¡±.
Irena Sendlerowa naci¨® tal d¨ªa como hoy, 15 febrero de hace 110 a?os, en 1910, en Otwock, a las afueras de la capital de Polonia. Desde muy peque?a supo que se dedicar¨ªa a ayudar a los dem¨¢s, e influenciada por la vocaci¨®n humanitaria de su padre, y tambi¨¦n por la situaci¨®n pol¨ªtica y social del pa¨ªs, se convirti¨® en trabajadora social.
En su etapa universitaria ya destac¨® por oponerse a las injusticias haciendo frente a los criterios discriminatorios en la selecci¨®n del alumnado, ya que los jud¨ªos ten¨ªan serias dificultades para acceder a los estudios superiores. Su actitud fue castigada por la Universidad de Varsovia con tres a?os sin poder estudiar.
El primer trabajo de Irena fue como administradora superior en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, desde el cual se dirig¨ªan todos los comedores sociales de la ciudad que brindaban asistencia a las personas necesitadas.
Cuando los nazis invadieron Polonia en 1939, Irena Sendlerowa y sus compa?eros de trabajo empezaron a utilizar los comedores para proporcionar medicamentos, ropa y otros bienes de primera necesidad a la poblaci¨®n jud¨ªa perseguida de la ciudad. Para evitar que los alemanes se dieran cuenta de esta ayuda a los jud¨ªos, se les registraba con nombres cat¨®licos ficticios y se les describ¨ªa como pacientes con enfermedades muy contagiosas como el tifus o la tuberculosis, lo que hac¨ªa que los alemanes no se acercaran a comprobar los datos ante el miedo al contagio.
En 1942 los nazis designaron un ¨¢rea cerrada para alojar a los jud¨ªos que viv¨ªan en Varsovia, que ser¨ªa conocido como el gueto de Varsovia y donde la resignaci¨®n era el mejor s¨ªntoma para una muerte segura.
El gueto de Varsovia ten¨ªa casi medio mill¨®n de habitantes, lo que representaba el 30 % de la poblaci¨®n de la capital polaca. El gueto fue tapiado y era vigilado las 24 horas para impedir la salida de nadie y, durante el a?o y medio que estuvo activo, murieron 100.000 personas de hambre o a causa del tifus. El resto de los jud¨ªos que hab¨ªa en el gueto fueron llevados despu¨¦s al campo de concentraci¨®n de Treblinka, donde la inmensa mayor¨ªa muri¨® en c¨¢maras de gas.
Como trabajadora social Irena Sendlerowa pod¨ªa entrar en el gueto con asiduidad para ayudar a los jud¨ªos. Junto a 24 mujeres y un solo hombre formaron el Consejo para la Ayuda, Zegota, que, bajo su direcci¨®n y poniendo en riesgo sus vidas, se propuso salvar a la mayor cantidad posible de ni?os jud¨ªos de la muerte en el gueto o de la deportaci¨®n a campos de concentraci¨®n.
Irena, con el seud¨®nimo de Jolanta, comenz¨® salvando a ni?os hu¨¦rfanos jud¨ªos y, para ello, ten¨ªa varias formas de sacarlos del gueto como contrabando: algunos se llevaban a cabo en ata¨²des o sacos de patatas; otros se fueron en ambulancias o escaparon por t¨²neles subterr¨¢neos. Otros entraron mal vestidos por la puerta jud¨ªa de una iglesia cat¨®lica en el l¨ªmite del gueto y sal¨ªan luego por la otra puerta cat¨®lica con nuevas identidades y bien vestidos. Despu¨¦s, se encargaban de ayudar a instalar a los ni?os salvados en conventos o con familias no jud¨ªas.
A medida que la situaci¨®n se hizo m¨¢s traum¨¢tica y desesperante para los habitantes del gueto, Irena y sus colegas fueron m¨¢s all¨¢ al pedirles a los padres jud¨ªos que les dejaran poner a sus hijos a salvo. Aunque no pod¨ªan garantizar la supervivencia de los ni?os, al menos tendr¨ªan una oportunidad.
Irena mantuvo registros detallados y listas de los ni?os con sus nombres verdaderos guardados en un frasco de cristal, debajo de un manzano en la casa de un vecino, con la intenci¨®n de que cuando terminara la guerra pudieran reunirse las familias y los ni?os recobraran su identidad. Sin embargo, la mayor¨ªa de los padres no sobrevivi¨®.
El 20 de octubre de 1943 los nazis arrestaron a Irena y la enviaron a la prisi¨®n de Pawiak. All¨ª la torturaron y le rompieron las piernas, tratando de que revelara los nombres de los ni?os y su localizaci¨®n. Ella se neg¨® y fue sentenciada a muerte. Sin embargo, un guardia polaco, un d¨ªa antes de su muerte, la liber¨® con la excusa de realizarle un interrogatorio y dici¨¦ndole que corriera para salvarse. Al d¨ªa siguiente ese guardia apareci¨® en la lista de muertos.
Irena Sendlerowa continu¨® su trabajo hasta que termin¨® la guerra, cuando el balance de ni?os jud¨ªos rescatados se elevaba a 2.500. A partir de ese momento trabaj¨® en organizaciones para el bienestar social ayudando a la creaci¨®n de casas para ancianos, orfanatos y un servicio de emergencia para ni?os.
Su labor, sin embargo, permaneci¨® en el anonimato por el sistema comunista hasta que, en 1965, Yad Vashem, la organizaci¨®n conmemorativa del Holocausto de Israel, nombr¨® a Irena Sendlerowa como Justa entre las Naciones por su trabajo para salvar a los ni?os jud¨ªos.
En 1999, un grupo de estudiantes de Kansas que realizaba un estudio sobre el Holocausto jud¨ªo se top¨® por casualidad con el nombre de una mujer polaca y un dato junto al mismo: Irena Sendlerowa hab¨ªa salvado ni m¨¢s ni menos que a 2.500 ni?os del gueto de Varsovia durante la ocupaci¨®n nazi.
Ese mismo a?o, con lo que realmente se dio a conocer la historia de esta mujer al mundo fue con la obra teatral ¡®La vida en un tarro¡¯. Esta obra hizo posible que algunos de los ni?os jud¨ªos salvados del gueto de Varsovia por Irena se pusieran en contacto con ella para decirle: ¡°Recuerdo su cara, es quien me sac¨® del gueto¡±.
Irena ten¨ªa entonces 90 a?os y se encontraba postrada en una silla de ruedas, pero comenz¨® a ser muy visitada para reconocer su historia de valent¨ªa. Todo el mundo empez¨® a admirar la personalidad del ¨¢ngel del gueto de Varsovia, marcada por la sabidur¨ªa, la valent¨ªa y la amabilidad.
En noviembre de 2003 el presidente de la Rep¨²blica de Polonia le entreg¨® la Orden del ?guila Blanca, y en 2006 el presidente de la Federaci¨®n de Trabajadores Sociales le concedi¨® la m¨¢xima distinci¨®n de la organizaci¨®n.
En el a?o 2008, cuando ya ten¨ªa 98 a?os, fue nominada al Premio Nobel de la Paz, pero no le fue concedido. La historia de su vida tambi¨¦n fue reflejada en una pel¨ªcula de televisi¨®n al a?o siguiente, ¡®El coraz¨®n valiente de Irena Sendlerowa¡¯.
El ¨¢ngel del gueto de Varsovia muri¨® el 12 de mayo de 2008 en esa ciudad, a la edad de 98 a?os. Nunca se consider¨® una hero¨ªna y nunca se adjudic¨® m¨¦rito alguno a sus acciones, ya que dec¨ªa que ¡°podr¨ªa haber hecho m¨¢s, y eso me acompa?ar¨¢ hasta el d¨ªa que muera¡±. Tampoco esper¨® reconocimientos: ¡°Yo no hice nada especial, solo hice lo que deb¨ªa, nada m¨¢s. Cada ni?o que salv¨¦ es la justificaci¨®n de mi existencia en la Tierra y no un t¨ªtulo de gloria¡±.
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